Capitulo treinta y tres.

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[Lunes]

Miro por quinta vez mi cel, asegurándome que tiene la fecha buena.

Lunes.

Mi archienemigo.

LOOO ODIOOO siempre que es Lunes, todo lo que puede salir mal, sale mal. Y lo digo por experiencia.

Sin más remedio bajo los escalones, encontrándome con una multitud de gente en la sala, cosas a la que me e estado acostumbrando pero hoy, parece haber más personas.

Miro la hora en mi celular 01:40 p.m
Es raro ver tanta gente cuando aún falta unas...¿6 horas para la fiesta? Si, algo así.

Inmediatamente mi olor capta la atención de varios chicos que me miran divertidos y chicas que parecen asesinarme con la mirada.
Y yo sé porqué.

Por Joseph.

Tengo su estúpido olor en mi, desde que me inyectó su ponzoña para presentarme como su Reyna.

Pero también se an volteado por otras razones; mis ojos, un Vampiro convertido tiene los ojos de cualquier color menos verde o azul, así que al verme, saben que soy humana.
O más o menos humana.

Trago grueso al notar que mi garganta está seca. Veo como una chica se aserca a mi.

Su iris es roja, tiene las venas bajo sus ojos marcadas, su pelo es negro azabache, y su piel... Pálida.

-¡¿Porqué diablos una humana tiene el olor de Joseph?! — dice histérica antes de intentar agarrarme del brazo, pero me muevo por reflejo y solo llega a rozarme.

-Por es su Reyna, y no le hables así Martha — dice una voz a mis espaldas que reconozco como Juan, ya que suena divertido.

-¡¿Reyna de Joseph?! ¡¿Me pierdo por dos puñeteros meses y Joseph consigue una Reyna!?

-Si no te calmas, Marcus vendrá a calmarte — le responde Marco con tono serío.

Genial, ahora yo estoy pintada en la pared.

-¡Es que no puede! ¡¡Esta humana no puede ser el remplazo de Sofía!!

-Esa humana, como tú la llamas, tiene nombre y es Katherine.

-La llamaré como yo quiera — dice gruñendo, asiendo que su iris brille más y sus venas se resalten.

Vale, estoy muerta.
Y yo solo quería almorzar.
Bajo la mirada un poco nerviosa, ignorando la discusión que hay entre la chica que me impide moverme y a los que yo voy a llamar "mis guardaespaldas" que son Juan y Marco.

Las punzadas en mi cabeza empiezan a marearme y tengo que retroceder varios pasos hasta apoyar la espalda en una pared, ya que de lo contrario, creo que me caería.

Escucho una voz muy familiar llamándome pero no soy capaz de escucharla muy bien, todo a mi alrededor parece estar en movimiento.

Hasta que lo veo.

El calabozo.

Fijo mi vista en el espejo y este me refleja tal y como hace unas noches atrás; llena de cortaduras; con motas de color en mis ojos, pero está vez una brilla encima de todas, una color rojo carmesí.

-Dejame ayudarte — me habla una voz a través de mi reflejo, fijo mi vista en el alrededor y me encuentro con todo distorsionado.

-¡No! — grita una voz que inmediatamente reconozco como la de Zafiro.

-¿Za-Zafiro?

-No te dejes Katherine, por favor. Tu y yo somos suficiente, por favor…

Asiento repetidas veces, todo empieza a darme vueltas nuevamente y al abrir los ojos me encuentro en la cabaña.

La chica de antes, se encuentra al otro lado de la sala, con una marcas de garras en todo su torso, pero que no es tan profunda. Sus ojos están abiertos como platos, parece que por sorpresa.

Juan está con ella, intentando ayudarla, pero ella solo chilla cosas que no logró entender.

Marco está a mi lado, viéndome desentendido. Yo lo observo confundida.
Esperando obtener una explicación.

-¿Zafiro...? — me dice en un susurro.

-Katherine — le respondo con una ceja levantada.

-Vamos, te ayudaré a llegar a tu habitación.

★ ★ ★

Una vez que el mareo se me pasó y dejé de escuchar los chillidos de la Vampiresa de abajo, logré relajarme.
Marco me mira sentado en el puff mientras que yo intento llamar a Zafiro, pero ella no aparece.

-Ya, dejala, algún día me tendrá que plantear cara.

-¿Qué pasó? — pregunto aún intrigada.

-¿No lo recuerdas? — niego repetidas veces — bueno... Mejor te lo explico desde la base.

-Aja...…

-Veras, desde que llegaste aquí tu olor nos a llamado la atención, porque tiene un olor un poco amargo, y al mismo tiempo otro que nos resulta dulce. Algo común en los híbridos, por lo tanto creímos que tú eras una híbrida.

-¿Y lo soy? — le pregunto con un poco de temor y pánico.

-Voy para allá. Cuando Joseph nos mostró tu collar y pudimos contactar con tu madre, nos enteramos de que ella tuvo siertos avistamientos con hombres lobo, y bueno, de allí sacaste esa esencia. De un Licántropo.

-¿Entonces en parte pertenezco a los Lycan?

-Si y no. Ellos aún no te an aceptado. Ya que esto solo surgió por un implante de esencia en ti.

-¿Cómo una mordida? — el asiente lentamente — ¿Cómo...? ¿Cuando...? ¿Quién...? Me estás dando más preguntas que respuestas.

-Tu tío Kat, papá es un Lycan. Por lo tanto Amelia también lo es y yo salí híbrido, aunque mi parte Lycan no surgió.

-¿Pero porque yo...? — me callo rápidamente al recordar.

…porque gracias a mi estás preparada para lo que se viene…

«Viejo morboso» pienso.
¿Entonces lo que hizo fue para...?
¿Enserio lo hizo por un bien?

...solo hay dos híbridos aquí, uno que es mitad vampiro y mitad mago y otra que es mitad licántropo y mitad vampiro...

Oh Dios mío, mi primo Marco es el híbrido que me mencionó Joseph.

-¿Tía Lucia es una loba? — le pregunto a cabo de unos segundos.

-No, tía Lucia es Lycan. Hay diferencias, ¿Porqué lo preguntas?

-¿Cómo se llama tu madre?

-Emmm... — empieza a murmurar cosas sin sentido.

-¿Marco?

-Ya. Se llama Maureen.

No pude contener la risita que se me escapa al escucharlo.
Maureen, Mauricio, Marco.
Ohh dios.

-¿Ella es una bruja?

-Si, yo heredé lo mago de mi abuelo.

-¿Y yo también soy...?

-Katherine, eres híbrida, hasta dónde se, es que tienes partes Lycan en tí, solo eso.
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En medio del caos⅓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora