Capitulo treinta y uno.

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Narra Joseph.

[Viernes]
[11:19 a.m]

No e visto a Katherine desde ayer en la noche y honestamente creo que lo prefiero así.
Todavía no estoy seguro de que ayer me haya hablado con la verdad cuando me dijo que se no se alejaría... ¿Y si hace los mismos que ella? Si es así, entonces, prefiero que justo ahora me plante cara y me diga que me odias, que no me volverá a hablar porque jamás amaría a un monstruo como yo.

A un demonio de sangre.

Una escoria.

Siento como los ojos me empiezan a picar por los recuerdos de cierta persona insulatndome, así que solo tomo una bocanada de aire y salgo de mi habitación.

A diferencia de todos estos días, parece que todo el mundo está feliz de que Katherine sepa la verdad «a medias»

Veo que Juan, marco, y Williams están hablando mientras desayunan, y para mí sorpresa... Ninguno de ellos llevan sus lentillas puestas.

Lo sé, no es de su agrado ocultar sus iris pero... ¿Hay necesidad de tanto? Si fuera Katherine seguramente me sentiría mal.

Pero no lo soy.

Por lo tanto solo entro a la cosina y tomo mi desayuno mientras escucho levemente la activa conversación entre estos tres.

-Buenos días — me saluda Veroxica frotándose los ojos.

A diferencia de nosotros, los pura sangre.
Ella si tiene que dormir ya que su parte humana se lo pide a gritos.
Lamentablemente Veroxica no es una pura sangre, ella es una convertida.
La creación de Williams.

-¡Verox! ¡Siéntate conmigo! — le pide Marco muy entusiasmado.

-Claro — le responde Veroxica tranquila mientras camina hacia el.

Y está es mi señal para desaparecer de aquí.

-Buenos días — volteo ante la nueva llegada y se me es inevitable soltar una pequeña risa.

Katherine está parada en medio de la cosina, con el pelo revuelto y aún adormilada.

-Buenos días bella durmiente.

-Para el que lo tenga, porque contigo serca, está difícil.

Parpadeo un par de veces intentando asegurarme de que es escuchado bien.

-¿Cómo?

-Nada — sonríe con inocencia y saca una manzana.

Sube trotando a su habitación dejándome a mi, más confundido que cuando me levanté.

¿Y si enserio me odia?

Tiene sus razones, le oculté la verdad todo esté tiempo «aunque fue por una promesa de honor» pero aún así, eso no lo justifica.

Bien, yo le aseguré que era un Vampiro desde hace mucho, ¡Qué no me diga que no le en dejado pistas! Porque si, lo e hecho.

Además, seré YO quien la tenga que llevar a la psicóloga y a un psiquiatra porque o se está volviendo loca, o sufre de perdida de memoria.
★ ★ ★

Gracias a la diosa luna, Marcus se le ocurrió la gran idea demandarme fuera de la ciudad un par de días para hacer un pequeño trabajo.

Así podré pensar con más claridad.

Una vez dentro del avión que me va a llevar fuera de New York decido encender mis audífonos y ponerme a escuchar musica.
Empezando por algo suave.

El mago de Oz.

En medio del caos⅓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora