"Eres sólo mío"
Heridas del pasado, cuentas que ajustar, daños colaterales.
Todo eso es lo que pasa alrededor de Mr. Caos.
Nada es lo que parece.
*Minsung.
*Hanknow
*Mención de otros shipp.
*+18.
*Violencia.
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Todo estaba en orden. Jeongin había encontrado una solución rápida a sus problemas gracias a su eficiente novio, y podía respirar tranquilo, o eso pensaba, hasta que la puerta de su oficina se abrió de golpe. Sus hermanos, como siempre, se autoinvitaban sin avisar. Hyunjin, con un aura de seriedad y malestar, avanzaba hacia él con una vena pulsante en la frente.
—Eres un maldito traidor —dijo entre dientes, acercándose.
Yang se recargó en la silla, aparentemente indiferente al berrinche de Hyunjin. El mayor siempre había sido impulsivo, una característica que parecía compartir con cada miembro de la familia Han. Por respeto a ambos, Yang se contenía y se limitaba a guardar silencio, aunque su deseo de estallar era casi irresistible.
—¿No vas a decir nada? —Hyunjin golpeó el escritorio, haciendo que una fotografía cayera al suelo.
Jeongin se levantó de su asiento, respirando hondo. Era un tesoro valioso; Seungmin rescato la última foto de su madre y se la obsequio en su primer aniversario, pero Hyunjin era su mejor amigo, por mucho que deseara golpearlo, no lo haría. Se limitó a observarlo mientras jugueteaba con su bolígrafo.
—¿No has preguntado nada? —dijo Yang con una sonrisa burlona.
—¿Acaso hace falta? —Hyunjin levantó una ceja, inclinándose hacia él. —Pensé que entendías lo crucial que es deshacernos de Lee.
—Para ti y para quién más —respondió Yang con una sonrisa irónica—. Solo sigo órdenes, Jinnie.
Hyunjin, irritado, golpeó el escritorio de nuevo, haciendo que Jeongin finalmente perdiera la paciencia. Se levantó de su asiento y se enfrentó a él, con una diferencia de altura que ahora parecía mínima en comparación con años atrás. Sus facciones se habían endurecido, dejando atrás el aspecto angelical que alguna vez tuvo.
—Deberías regresar a casa y tomar fotos de la naturaleza. Esto no es para ti —dijo con un tono que erizó la piel de Hyunjin—. Crees en las palabras de Chris como una gata en celo, y eso no te hace confiable. Este mundo no es para ti, porque aún no entiendes que aquí gana el más fuerte, no los ineptos como tú.
—No eres Jisung, y jamás lo serás. Eres incapaz de apuntar y disparar a una persona, así que renuncia y deja de entrometerte en asuntos que no comprendes. —Lo arrinconó contra la pared sin darle oportunidad de protestar—. Deja que los adultos jueguen, Jinnie. —Acomodó el traje del rubio—. Renuncia ahora, antes de que te hagas daño.
Hyunjin se quedó sin palabras mientras Jeongin palmeo su pecho como lo hacía su padre cuando cumplía con sus deberes. Se sentía una vez más menospreciado. El menor siempre lo había rechazado por ser el hijo de Han Kyong, sin saber que sentía una profunda inferioridad frente a él, el niño prodigio y miembro más joven de la mesa directiva. Jeongin salió de la oficina, y Hyunjin solo pudo experimentar una creciente envidia.