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¿Y si nos vengamos por todas las razones equivocadas?

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¿Y si nos vengamos por todas las razones equivocadas?

¿Qué podría cambiar?

Even — Bad omens


La tensión durante los meses siguientes era inevitable, tanto en la empresa como en la organización y en el hogar de los Han. Los bandos evidentes hacían que todos a su alrededor cuidaran sus palabras y acciones. Tal como en ese momento, encerrados en la oficina del gerente de logística, que ahora pertenecía a Hyunjin. En los cubículos, los empleados contenían la respiración. Desde la llegada del más joven de los Han, el rendimiento del área mejoró, pero nadie se esperaba que el nuevo jefe detestara al pasante Lee Felix.

—¡Esto es un desastre, solo tenía que revisar datos, no modificarlos! —los gritos de Hyunjin llenaban el silencio del lugar.

El pecoso tembló, mordió sus labios conteniendo sus palabras. Estaba harto del pésimo humor de su jefe, no entendía cómo alguien tan amable como Jisung podía tener en su familia a alguien tan insoportable. Debió haber imaginado el infierno que le esperaba el día que lo conoció. Apenas lo miró, pensó que se debía a su puesto, pero todo empeoró. Nada de lo que hacía era de su agrado y no dejaba de restregarle en la cara lo inútil y costoso que era. Porque sí, Jisung era un ángel para Felix, uno que no solo le dio trabajo y le ayudaba en la búsqueda de su hermano, sino que también le ofreció la oportunidad de estudiar en la universidad con todos los gastos pagados. Felix estaría eternamente agradecido por su generosidad.

—¡Resuelve este lio, Lee! Tenemos una junta en una hora con la mesa directiva, vendrás conmigo —el rubio peinó su cabello con sus dedos, cansado de repetir la misma situación con el pecoso.

—Sí, señor Han —Felix hizo una reverencia exagerada y salió de la oficina.

Los espectadores del escándalo se acomodaron en sus sillas, fingiendo ignorar el alboroto desde sus cubículos. Con la cabeza gacha, Félix se dirigió a su escritorio. Podía maldecir a Hyunjin y culparlo de ser un imbécil, pero sabía que la responsabilidad era suya. Se había quedado dormido revisando los archivos y, por accidente, los había eliminado. Aunque hizo malabares para recuperar la información restante, no fue suficiente. Dio un largo suspiro y apoyó su frente en la madera. Tendría que recurrir una vez más a la bondad de su ángel guardián.

Centinela

¿Estás ocupado?

No quería seguir dependiendo de ayuda externa, pero la situación lo requería. Se mordió las uñas, temiendo que su mensaje fuera una molestia. Sin embargo, vio que el mensaje fue leído y los puntos indicaban que había una respuesta. Los nervios lo atacaron. Si respondía que estaba disponible, ¿cómo le diría que había perdido información importante? Pero si no respondía, ¿cómo conseguiría los documentos?

Mr. Caos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora