Mr. Caos

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Al despertar el azabache tardó en procesar en dónde se encontraba.

Paredes blancas, sábanas color crema y el televisor encendido en el canal de noticias, al mirar a su lado vio a Chris durmiendo en el sillón individual, con sus piernas extendidas apunto caer sentado, su boca entreabierta y su mano derecha sosteniendo su mejilla.

Cerro los ojos en un intento por recordar.

Su corazón se estrujó cuando las imágenes de la noche anterior aparecieron como una tormenta, no obstante lo único que le importaba era si Minho estaba bien.

Los sollozos del azabache despertaron a Chris, en cuanto lo vio ocultar su rostro entre sus manos corrió a sentarse a su lado y abrazarlo.

Chris acariciaba el cabello de Jisung con cuidado susurrando lo mucho que lo quería, el azabache tembló y se aferro a la camiseta del rizado quién espero paciente a que se calmara, cuando los sollozos se detuvieron el azabache miro a su mejor amigo, el rizado le dolió ver a Jisung, su nariz y ojos estaban rojos, sus mejillas tenían rastros de sus lagrimas, la sonrisa contagiosa había desaparecido dejando una mueca de dolor.

—No le digas a mi padre lo que paso —Suplico el azabache tomando las manos de su mejor amigo — No quiero que Minho se meta en problemas.

Chris hizo una mueca de disgusto ante la mirada del azabache.

—No es justo que me pidas esto— Dijo observando la desesperación del azabache — Sabes lo que significa mentirle a tu padre .

—Te lo compensare — Consoló el azabache acariciando las manos del rizado.

Chris agacho la mirada dolido.

Esa misma tarde Han Kyong llego al hospital para recoger a su hijo, por fortuna no había pasado a  mayores por la pronta reacción de Chris.

Han Kyong invadió de preguntas a los profesores, sin embargo, ellos tampoco sabían lo que había pasado debido al silencio de los involucrados.

Kyong se llevo a su hijo y a Chris de vuelta a Seúl, no sin antes dejar en claro que no debía de pasar algo así de nuevo o el tomaría cartas en el asunto.

El interrogatorio llego después de la cena, encerrados en la oficina de Han Kyong ambos chicos le contaron que Jisung quería jugar en el lago aún cuando él no sabía nadar y  Chris lo dejo, una clara mentira, Kyong los conocía como la palma de su mano, Chris no era un descuidado y su hijo no era un tonto. Ellos sabían muy bien lo que pasaría si Chris se echaba la culpa de todo, aún sabiendo las consecuencias decidieron mentirle.

La familia Han tenia un protocolo para la desobediencia y fracasos de sus subordinados, el rizado tenia una sola tarea, asegurar el bienestar de Han Jisung durante el campamento, fallando estrepitosamente.

El castigo eran los latigazos, el arma en cuestión contaba con filosas púas y Chris recibiría veinte por descuidar a el azabache. Por mucho que Kyong amara a Chris como a su propio hijo no podía pasar por alto sus errores.