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Los párpados pesados y el poco control que tenía sobre su cuerpo le provocaba ansiedad, el maldito sonido irritante de cascabeles resonando en la habitación le molestaba tanto al punto de querer arrancar sus orejas

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Los párpados pesados y el poco control que tenía sobre su cuerpo le provocaba ansiedad, el maldito sonido irritante de cascabeles resonando en la habitación le molestaba tanto al punto de querer arrancar sus orejas.

Todo estaba mal, el aroma empalagoso a mandarina, la cama con sábanas de seda, el collar que le cortaba la respiración y el tipo que estaba sentado a un lado de la cama.

—Has despertado conejito — Con su visión borrosa no pudo distinguir su figura, sin embargo, sabía quién era.

Lo supo incluso antes de que el tipo le colocará su mano en la frente.

Han Jisung, el hombre que había sido su karma.

Minho apartó su rostro al sentirse asqueado por el tacto del azabache.

—Siempre tan arisco, querido — Con voz melosa se apartó.

El azabache se levantó de la silla y camino hacia una pequeña mesa.
Tomó al pequeño intruso entre sus brazos y se acercó a la cama dónde Minho descansaba, los efectos de la droga estaban pasando, pudo ver a un pequeño gato blanco con manchas naranjas, sus ojos redondos eran bellas esmeraldas y en su pequeño cuello relució un collar rojo con dos cascabeles de plata.

El pequeño animal removió las emociones del castaño, por la expresión de su rostro Jisung supo que había acertado en algo.

—Es muy lindo, se llama Mini — Careció el pelaje del gatito y tomó asiento en la cama.

Minho mordió el interior de su mejilla, “Mini” ronroneaba contento en los brazos de su dueño.

—Lamento lo de Soonie, pero fue tu culpa por no obedecer conejito — Una lágrima traviesa se resbaló por la mejilla del castaño —Traje a Mini para que no te sintieras tan solo.

El castaño podía no recordar muchas cosas, pero jamás olvidaría como Jisung tomó a su amado Soonie por el cuello cortando su respiración, el pobre Soonie lloraba y arañaba a Jisung para que lo dejara libre.

El azabache perdió el control de sus emociones, cuando Soonie dejó de luchar, lo aventó cerca de Minho y piso en repetidas ocasiones su cabeza mientras le gritaba.

“¡Jamás te dejare ir!”

Minho entre lágrimas pedía que se detuviera, pero Jisung estaba fuera de si, cuando se canso, tomó el rostro del castaño, la piel nieva fue manchada por el carmesí vibrante.

“Primero morirá todo lo que amas, cargaras con todas y cada una de sus muertes, y cuando ya no quede nada que me importe de ti, te dejaré ir

El azabache tenía el rostro oscurecido por la ira, sujetó el rostro del castaño con tanta fuerza que comenzó a hacerle daño, el castaño no hizo más que temblar ante la mirada desafiante del hombre frente a él.

Las imágenes de su mente lo controlaron haciéndolo temblar ante la mirada del azabache.

—Conejito, si te portas bien, prometo que no volveré a perder el control.
El castaño rompió en llanto, sus labios temblaban y se abrazó a si mismo para buscar consuelo.

El tintineo de los cascabeles volvió a resonar en la habitación, Mini se acercó curioso a Minho y maulló  frotándose en él.

El azabache acarició el cabello de Minho y el se removió al sentir los dedos fríos.

Jisung se acercó peligrosamente a su oído y susurró.

—No tienes derecho de llorar Minho — La voz áspera del azabache hizo al castaño encogerse —Aun no.






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