Desaparecida

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Los días siguientes al bloqueo de Becky habían sido una tortura silenciosa para Freen. Cada vez que abría su teléfono, su primer impulso era buscarla. Pero cada intento solo la enfrentaba con la misma pantalla vacía: el perfil de Becky no existía. No estaba en Instagram, no estaba en LINE. Parecía que Becky había desaparecido por completo de su vida virtual, y con ello, Freen sintió cómo el vacío dentro de ella se agrandaba.

Una tarde, Freen estaba en casa de Heng. Mientras él hablaba de algo trivial sobre sus clases, Freen se encontraba distraída, su mente completamente absorbida en la incómoda realidad de que no sabía nada de Becky. Levantó la vista cuando notó que Heng la miraba.

—¿Estás bien? —preguntó Heng, frunciendo el ceño—. Te noto extraña estos días.—

Freen trató de esbozar una sonrisa, pero no llegó a sus ojos.

—Sí, solo un poco cansada —mintió, aunque sabía que Heng no le creería del todo.

—¿Seguro que no es otra cosa? —insistió Heng—. Hace días que andas como en otro mundo. ¿Problemas con esa chica? —dijo, refiriéndose a Becky.

Freen sintió un nudo en el estómago al escuchar el nombre de Becky. Quería decir algo, explicarle lo que había sucedido, pero no sabía cómo empezar. ¿Cómo iba a contarle que ni siquiera podía encontrarla en ninguna red social?

—No es nada importante —respondió evasivamente, fingiendo desinterés.

Heng la miró con escepticismo pero no insistió. En cambio, se levantó para ir a buscar algo en su cuarto, dejando su teléfono en la mesa.

Freen lo observó por un momento, su mente girando en busca de una idea. Antes de que pudiera detenerse, su mano se extendió hacia el teléfono de Heng. Lo desbloqueó rápidamente, y con un dedo tembloroso, comenzó a buscar el perfil de Becky en Instagram.

—Vamos, vamos... —susurró para sí misma.

El perfil de Becky apareció en la pantalla de Heng. Ahí estaba, con la misma foto de perfil, las mismas publicaciones. Las fotos de su vida seguían allí, como si nada hubiera cambiado, como si el bloqueo no hubiera sucedido. Freen deslizó el dedo por las imágenes, su corazón acelerándose. Vio una nueva foto de Becky, tomada en algún lugar con amigas. Freen se detuvo, notando la sonrisa en el rostro de Becky, una sonrisa que parecía indicar que todo estaba bien en su mundo.

Sentía una mezcla de alivio y dolor al mismo tiempo. Ella seguía con su vida, aparentemente sin problemas, mientras Freen no podía sacársela de la cabeza.

—¿Qué haces con mi teléfono? —La voz de Heng la sacó bruscamente de sus pensamientos.

Freen dejó caer el teléfono sobre la mesa, como si quemara.

—¡Nada! Solo estaba... buscando algo —dijo rápidamente, intentando sonar casual.

Heng arqueó una ceja, pero no dijo nada. Sabía que Freen no le estaba contando toda la verdad, pero decidió no presionarla.

[...]

Más tarde, Freen se encontraba en una cafetería con Nam. Aunque intentaba concentrarse en la conversación, su mente no dejaba de volver a Becky. Se sentía atrapada en un ciclo interminable de preguntas sin respuesta. ¿Por qué la había bloqueado? ¿Había hecho algo mal? ¿Qué había sucedido exactamente para que Becky decidiera desaparecer de esa manera?

Nam la observó en silencio por un momento, notando la falta de energía en su amiga.

—Oye, ¿seguro que todo está bien? —preguntó Nam con suavidad—. No pareces la misma de siempre.—

Freen suspiró, finalmente cediendo un poco.

—Es Becky... Me bloqueó de todas partes —admitió, sin mirarla a los ojos.

Nam se inclinó hacia adelante, sorprendida.

—¿Qué? ¿Por qué haría eso? —preguntó, genuinamente preocupada.

—No lo sé... Tuvimos una conversación extraña, y desde entonces... —Freen se detuvo, buscando las palabras adecuadas—. Simplemente desapareció.—

Nam la observó con atención, y tras una pausa, dijo:

—Si te bloqueó, debe haber una razón. Tal vez sintió que no estabas siendo honesta con ella.—

Freen apretó los labios, sintiendo que Nam podía tener razón. ¿Había sido su falta de claridad lo que llevó a Becky a alejarse? Pero si eso era cierto, ¿cómo podía arreglarlo?

—No sé qué hacer, Nam. No puedo dejar de pensar en ella. He estado revisando su perfil desde otros teléfonos... solo para saber de ella —confesó finalmente, sintiéndose un poco avergonzada.

Nam la miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.

—Freen, entiendo que quieras saber cómo está, pero eso no es saludable. Si ella decidió alejarse, tal vez necesite espacio. Quizá sea mejor dejarlo ir por ahora.—

Freen sabía que Nam tenía razón, pero no podía evitarlo. Cada vez que veía a Becky sonriendo en las fotos, algo en su pecho se apretaba, como si la estuviera perdiendo aún más.

—No puedo dejarla ir así de fácil —susurró Freen, con los ojos fijos en la taza de café frente a ella.

Nam suspiró, claramente preocupada por su amiga, pero no sabía qué más decir. Freen estaba atrapada en una espiral de emociones que ella no podía entender del todo.

[...] 

Más tarde esa noche, Freen intentó de nuevo. Esta vez, desde el teléfono de otra amiga. Entró en Instagram, buscó a Becky, y volvió a ver las fotos. Cada imagen que veía la hacía sentir más conectada y, al mismo tiempo, más distante de la realidad. Se preguntaba si Becky estaba pensando en ella o si ya la había olvidado por completo.

El ciclo se repetía una y otra vez. Freen revisaba las redes sociales de Becky obsesivamente, cada vez sintiéndose más vacía por dentro. Mientras sus amigos intentaban entender lo que estaba pasando, Freen se hundía más en su propia obsesión, buscando respuestas donde no las había.

Y cada día que pasaba, sentía que la distancia entre ella y Becky crecía un poco más.

INESPERADO  ~ FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora