Ella no te mira como una amiga

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El sonido del despertador rompió el silencio de la habitación de Freen. Se despertó lentamente, estirándose en la cama mientras sus pensamientos comenzaban a volver al caos del día anterior. No podía dejar de pensar en Valery y en la escena que había tenido lugar en la puerta de su casa. El beso en la mejilla había sido rápido, casi casual, pero lo que realmente la perturbaba era el comentario de su madre.

"Ella no te mira como una amiga."

Esas palabras seguían repitiéndose en su mente, invadiendo cada rincón de sus pensamientos. Mientras se preparaba para salir de casa, trataba de convencerse de que no había sido nada. Es solo un gesto amistoso, ¿no? Pero cuanto más lo pensaba, más difícil se le hacía ignorarlo.

Llegó al campus temprano, mucho antes de lo habitual. No tenía clase hasta dentro de una hora, pero necesitaba despejarse antes de ver a Valery. ¿Cómo se suponía que debía actuar después de lo que había pasado? Se sintió vulnerable, expuesta. Aún recordaba la tensión con su madre y cómo la relación entre ellas no había mejorado después de Año Nuevo. Ahora, con el comentario de su madre rondando su cabeza, no podía evitar sentirse un poco perdida.

Tomó asiento en una de las mesas de la cafetería del campus, su café se enfriaba frente a ella mientras miraba la pantalla de su móvil. La notificación de un mensaje de Nam parpadeaba, pero Freen no se sentía con ánimos de responder. Tenía demasiadas cosas en la cabeza.

— ¿Todo bien, Freen? — La voz de Nam la sacó de su ensimismamiento. Ni siquiera había notado cuando su amiga había llegado a la cafetería y se había sentado frente a ella.

— ¿Qué? Ah, sí... todo bien —respondió Freen, intentando sonar convincente, aunque sabía que Nam podía leerla como un libro abierto.

—No me engañas, ya sabes. —Nam se inclinó hacia adelante con una sonrisa burlona—. Tienes esa cara de "algo raro está pasando". Vamos, dime qué ocurre.—

Freen suspiró, jugueteando con la taza de café antes de mirar a Nam.

—Es... complicado —comenzó, dudando por un segundo si debía contarle. Pero Nam siempre había sido su confidente, su roca cuando el mundo parecía tambalearse. Así que, respirando hondo, le contó todo. El beso en la mejilla, la conversación con su madre y cómo eso la había dejado completamente desconcertada.

Nam la miró con una mezcla de sorpresa y comprensión mientras escuchaba en silencio.

— ¿Y cómo te sientes al respecto? —preguntó Nam cuando Freen terminó de hablar.

—No lo sé —admitió Freen—. No he parado de darle vueltas, pero no sé qué pensar. Valery... no sé. No creo que haya sido nada. Quizás solo estoy exagerando todo por lo que me dijo mi madre.—

Nam la miró con una ceja levantada, claramente no convencida.

— ¿Estás segura? Porque parece que te está afectando más de lo que quieres admitir.—

—No quiero arruinar nuestra amistad. Apenas la estoy conociendo, pero no quiero que esto se convierta en algo incómodo entre nosotras —dijo Freen, mordiéndose el labio.

Nam se rió suavemente.

—Bueno, Freen, la única forma de saber qué piensa Valery es hablar con ella. Pero entiendo que ahora mismo no sea fácil. Solo te diré que no lo evites demasiado, porque eso podría ser aún peor.—

Freen asintió, sabiendo que Nam tenía razón, pero el temor de enfrentar esa conversación seguía ahí, palpitante.

[...]

En clase, Valery parecía actuar como si nada hubiera pasado. La forma en que la saludó, la misma sonrisa tranquila y la misma actitud relajada, hizo que Freen comenzara a pensar que tal vez realmente había exagerado todo. Quizás el beso en la mejilla había sido solo un gesto amigable y estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. Aun así, se sintió incómoda durante toda la clase, intentando no mirarla demasiado o analizar cada pequeño gesto.

Las horas pasaron rápidamente, pero el nerviosismo de Freen no desapareció. Después de la clase, Valery la alcanzó en los pasillos.

—Oye, Freen, ¿todo bien? Hoy te veo un poco distraída —dijo Valery con tono preocupado, mientras caminaban juntas hacia la salida.

Freen se detuvo un momento, considerando si debía decir algo o simplemente dejarlo pasar. Al final, optó por una respuesta vaga.

—Sí, solo tengo algunas cosas en la cabeza. Nada importante.—

Valery asintió, aunque no parecía del todo convencida.

—Bueno, si necesitas hablar de algo, ya sabes que puedes contar conmigo.—

—Gracias —respondió Freen, con una pequeña sonrisa.

Valery parecía genuina, pero Freen seguía sintiéndose inquieta.

[...]

Más tarde ese día, mientras Freen estaba en su habitación tratando de concentrarse en un proyecto de arquitectura, los pensamientos volvieron a acosarla. El comentario de su madre, la forma en que Valery la miraba, todo eso seguía atormentándola. Cerró la laptop y se tumbó en la cama, mirando el techo, deseando que todo fuera más simple.

Nam tenía razón, debería hablar con Valery y aclarar las cosas. Pero al mismo tiempo, el miedo de perder una amistad que apenas estaba comenzando la mantenía paralizada.

Se quedó así, en silencio, dejando que la confusión la invadiera por completo.

INESPERADO  ~ FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora