5 Meses

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Era una tarde de principios de septiembre, y Freen y Valery celebraban cinco meses juntas. Aunque no habían planeado una gran salida ni una sorpresa elaborada, lo que más disfrutaban era la simple compañía de la otra. El pequeño departamento que Valery compartía con su madre, donde a menudo se refugiaban, había sido testigo de innumerables momentos compartidos, y ese día no iba a ser la excepción.

—No puedo creer que ya hayan pasado cinco meses —comentó Freen mientras se recostaba en el sofá, mirando a Valery con una sonrisa suave—. Ha sido tan... rápido, pero a la vez siento que nos conocemos de toda la vida.—

Valery, quien estaba sentada a su lado con una taza de té caliente entre las manos, sonrió y se inclinó hacia Freen para darle un beso suave en la mejilla.

—Es porque todo contigo se siente natural, amor. Desde el primer día —susurró, dejando que sus labios rozaran la piel de Freen de manera juguetona.

Freen rió y rodeó a Valery con su brazo, acercándola más. Estar con Valery se sentía fácil, cómodo, pero también había momentos en que la intensidad entre ellas era palpable, casi como una chispa constante que apenas podía contenerse.

—Bueno, cinco meses merecen una pequeña celebración, ¿no crees? —preguntó Freen, con un tono ligeramente juguetón en la voz, mientras sus dedos trazaban círculos en la espalda de Valery.

—¿Qué tienes en mente, Freen? —Valery arqueó una ceja, fingiendo no saber a dónde iba la conversación.

—Oh, ya verás —respondió Freen, acercándose aún más hasta que sus labios casi rozaban los de Valery.

Valery sonrió ante el coqueteo de Freen, pero decidió no apartarse. En lugar de eso, presionó un beso suave en los labios de Freen, lento al principio, pero con una intensidad que fue aumentando a medida que el beso se prolongaba. Freen respondió, sosteniéndola más cerca, profundizando el contacto mientras el mundo alrededor desaparecía lentamente.

Sus labios se encontraron una y otra vez, cada beso más apasionado que el anterior. Las manos de Freen se deslizaron hasta la cintura de Valery, mientras Valery acariciaba el rostro de Freen, con una delicadeza que contrastaba con el deseo en el aire. El silencio de la habitación fue reemplazado por el sonido de sus respiraciones entrecortadas, mientras se besaban una y otra vez, sin prisa, pero con una pasión innegable.

—Te extrañé hoy —susurró Valery contra los labios de Freen, deteniéndose por un segundo para tomar aire.

—Yo también —respondió Freen, sin dejar de acariciarla—. Estuve pensando en ti todo el día.—

Valery sonrió ante esa confesión y presionó su frente contra la de Freen, sintiendo la calidez de su piel.

—¿Cómo fue en la constructora? —preguntó Valery suavemente, en un intento por retomar una conversación más ligera mientras sus dedos jugueteaban con el cabello de Freen.

—Saint me está haciendo aprender cosas nuevas, aunque todavía me la paso llevando cafés la mayor parte del tiempo —respondió Freen con una pequeña risa—. Pero es emocionante. Me hace escuchar las reuniones y siempre me dice que, en un futuro, podría hacer mucho más. Me gusta que confíe en mí.—

Valery sonrió al escucharla. Sabía cuánto significaba ese trabajo para Freen, incluso si aún no era lo que ella soñaba a largo plazo.

—Estoy segura de que serás una arquitecta increíble. Tienes todo lo necesario para eso —dijo Valery, mirándola con orgullo.

—Gracias, mi amor —Freen respondió con una sonrisa cálida antes de inclinarse hacia Valery para besarla de nuevo, esta vez de forma más suave, pero igual de intensa.

Los minutos pasaron mientras seguían besándose, disfrutando de la cercanía y de la intimidad que compartían. A pesar de que llevaban meses juntas, cada beso aún tenía la emoción de los primeros días, y ambos se entregaban por completo a esos momentos.

Valery finalmente se separó solo un poco, apoyando su cabeza en el hombro de Freen mientras la rodeaba con sus brazos.

—Quería contarte algo —dijo Valery, cambiando el tono a uno más serio pero aún suave—. Estoy pensando en inscribirme en un curso de baile. Empieza la próxima semana.—

Freen arqueó una ceja, sorprendida por la noticia.

—¿Baile? No sabía que te interesaba.—

—Bueno, siempre me ha gustado, pero nunca había encontrado el momento adecuado para hacerlo —admitió Valery—. Y pensé que ahora que tengo más equilibrio entre los estudios y... nosotras, sería una buena forma de liberar un poco de estrés.—

—Me encanta la idea —respondió Freen, sonriendo—. Y será divertido verte bailar. Tal vez podría ir a verte alguna vez—

—Claro que sí —dijo Valery, riendo—. Pero no te preocupes, no te obligaré a bailar conmigo... aún.—

La conversación continuó de manera ligera, entre risas y bromas, pero la tensión entre ellas no desaparecía. Freen seguía mirándola con un brillo especial en los ojos, y Valery lo notaba, lo sentía en cada mirada, en cada roce de sus dedos.

—Tienes algo en la mente, ¿verdad? —preguntó Valery, sonriendo con picardía.

—Tal vez —respondió Freen, sin darle demasiadas pistas.

Valery no necesitaba más respuestas. Sabía que Freen estaba disfrutando del momento tanto como ella. De repente, la distancia entre ellas se acortó de nuevo, y Freen la besó con más intensidad, esta vez inclinándola suavemente hacia atrás, de manera que Valery quedó parcialmente acostada en el sofá.

El beso se volvió más profundo, más apasionado, y sus manos comenzaron a explorar con más confianza. Los dedos de Valery se deslizaron por el cuello de Freen, mientras Freen la sujetaba por la cintura, atrayéndola aún más cerca.

—Te amo, Valery —susurró Freen entre beso y beso.

—Yo también te amo, Freen —respondió Valery, con la voz cargada de emoción.

La intensidad creció de nuevo, pero no había prisa. Cada beso, cada caricia, era una promesa silenciosa de amor y deseo, una conexión que había crecido con el tiempo y que ahora se manifestaba en ese momento íntimo.

Después de un rato, se quedaron en silencio, solo disfrutando de la cercanía. Valery se acomodó en el pecho de Freen, sintiendo los latidos de su corazón aún acelerados.

—Cinco meses, y todavía siento como si fuera el primer día —dijo Freen en voz baja, acariciando el cabello de Valery.

—Eso es lo mejor de todo —respondió Valery, mirándola con ternura—. Nunca me cansaré de esto.—

[...]

El tiempo pasó, y la tarde se convirtió en noche. Finalmente, decidieron salir a cenar con Nam y algunos amigos. Mientras caminaban hacia el restaurante, las bromas no faltaron.

—¡Pareja del año! —exclamó Nam al verlas llegar, con los dedos en alto en forma de corazón—. A veces me siento como una tercera rueda con ustedes.

—Siempre lo serás, Nam —respondió Freen, riendo.

—Sí, pero te amamos por eso —añadió Valery, dándole un abrazo rápido a su amiga.

El resto de la noche transcurrió en compañía de sus amigos, con risas y conversaciones ligeras. Pero, a pesar de estar rodeadas de personas, Freen y Valery no podían evitar seguir robándose miradas cómplices, pequeñas sonrisas y caricias fugaces que solo ellas entendían.

Y así, su relación continuaba floreciendo, más fuerte cada día, con el tipo de conexión que solo se da cuando dos personas se entregan por completo al amor.

INESPERADO  ~ FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora