INESPERADO ~ FREENBECKY

Caminando Juntas

Era un lunes por la tarde, y Freen y Valery caminaban hacia la pequeña cafetería de siempre, cerca de la universidad. En los últimos meses, esa rutina se había vuelto parte de su día a día. Ya no se preocupaban tanto por lo que los demás pensaran de su relación. Los murmullos y miradas curiosas habían disminuido con el tiempo, y tanto sus amigos como sus compañeros de clase habían aceptado, o al menos normalizado, que Freen y Valery estaban juntas.

—Estoy deseando que termine esta semana —dijo Freen, estirándose un poco y entrelazando sus dedos con los de Valery mientras caminaban. —Saint me ha pedido que revise unos planos más complejos, y aunque estoy aprendiendo mucho, siento que necesito un descanso.—

—Lo estás haciendo increíble, baby —respondió Valery, dándole un apretón suave en la mano. —Deberíamos hacer algo divertido este fin de semana. ¿Qué te parece si vamos a la playa o salimos de la ciudad?—

Freen sonrió al imaginarlo. Desde que estaban juntas, Valery siempre encontraba la forma de equilibrar su vida entre los estudios, el trabajo y el descanso, algo que Freen realmente valoraba.

—Me encantaría ir a la playa, aunque sea solo por un día —respondió, acercándose para darle un beso en la mejilla. —Pero esta vez no te voy a dejar hacer todo el plan. Quiero sorprenderte yo también.—

Valery soltó una pequeña risa.

—No me quejaré si eso significa que no tendré que preocuparme por nada.—

Al entrar en la cafetería, vieron a Nam ya sentada en su mesa habitual. Les sonrió al verlas entrar, moviendo las cejas de manera juguetona.

—¡Chicas! —exclamó con una sonrisa enorme—. Siempre tan adorables.—

Freen y Valery se miraron, riendo mientras tomaban asiento. Nam siempre las apoyaba y disfrutaba ver cómo su relación florecía.

—Por favor, Nam, no te pases —dijo Freen en tono de broma mientras le daba una mirada cómplice a Valery.

—¡No puedo evitarlo! —respondió Nam, encogiéndose de hombros—. Son demasiado lindas juntas. Creo que soy su fan número uno.—

Valery se rió, contenta de que Nam estuviera tan cómoda con ellas. Sabía que había sido un poco extraño para algunos al principio, pero Nam siempre había sido su aliada incondicional.

Hablaban de los exámenes que estaban por venir, los proyectos finales y las presentaciones, todo mientras Freen se reía de cómo Valery intentaba convencerla de visitar un museo nuevo que había abierto en la ciudad.

—Sabes que no soy de museos, pero si tú estás ahí explicándome las cosas, tal vez me interese más —dijo Freen, sonriendo con ternura.

—¡Te prometo que te encantará! —exclamó Valery, emocionada—. Tiene una colección de arte contemporáneo increíble. Podrías encontrar inspiración para tus proyectos de arquitectura.—

Nam observaba la interacción entre ellas con una sonrisa en el rostro. Sabía que, aunque Freen y Valery eran diferentes en muchos aspectos, se complementaban de una manera que solo podía describirse como perfecta.

—Deberían hablar con el profesor Pawat para conseguir crédito extra por esas visitas culturales —comentó Nam—. Ya saben cómo le encanta que le digamos que estamos explorando nuevos horizontes.—

Las tres rieron, sabiendo que el profesor Pawat era famoso por ser demasiado entusiasta con todo lo relacionado con la cultura y el arte.

La dinámica en la universidad también había cambiado. Ya no ocultaban su relación. Valery y Freen caminaban juntas de la mano por los pasillos, y si alguien las miraba, rara vez era por algo más que la envidia de no tener a alguien a su lado como ellas tenían la una a la otra.

—¿Recuerdas cuando nos escondíamos en la biblioteca para que nadie nos viera? —dijo Valery, recordando los primeros días de su relación, cuando aún no se sentían seguras de mostrar su cariño en público.

—Sí —respondió Freen con una sonrisa nostálgica—. Ahora es difícil imaginar por qué nos preocupábamos tanto. Pero fue una transición, y me alegra que todo esté bien ahora.—

Valery asintió y le dio un beso rápido en la mejilla. Freen, sin pensarlo demasiado, le devolvió el gesto, algo que meses atrás las habría puesto nerviosas, pero ahora era lo más natural del mundo.

—A veces me sorprende lo rápido que cambió todo —dijo Freen—. Es como si antes estuviéramos en mundos distintos, y ahora simplemente... encajamos.—

—Eso es porque siempre estuvimos destinadas a encontrarnos, babe —dijo Valery, sonriendo mientras jugueteaba con el borde de su taza de café.

Nam las observaba en silencio, disfrutando del momento. Aunque siempre las había apoyado, era un alivio ver que Freen y Valery se mostraban sin miedo, incluso en la universidad, donde algunos rumores habían circulado, pero sin consecuencias mayores.

Después de un rato, la conversación se desvió hacia los eventos de la universidad y cómo los profesores ya estaban empezando a prepararlos para las presentaciones de fin de semestre.

—La profesora Patcharaporn nos dijo que íbamos a hacer un trabajo grupal sobre arquitectura sostenible la próxima semana —comentó Freen—. Creo que va a ser muy interesante. Saint también me ha dicho que ese es el futuro de la construcción, así que estoy ansiosa por aprender más.—

—¡Qué emocionante! —exclamó Valery—. Tal vez podrías contarme lo que aprendes, así podría relacionarlo con algo de lo que estudio en Historia del Arte. Hay muchos artistas contemporáneos que exploran temas ecológicos.—

Freen sonrió, sabiendo que Valery siempre encontraba la manera de conectar sus intereses con los de ella. Era una de las cosas que más amaba de su relación. Aunque sus campos de estudio fueran diferentes, siempre había algo que las unía.

La tarde pasó rápidamente, entre risas y conversaciones ligeras. Al salir de la cafetería, el sol comenzaba a ocultarse, pintando el cielo de tonos rosados y naranjas. Freen y Valery caminaron de la mano por las calles de la ciudad, sin preocuparse por lo que los demás pudieran pensar. Ahora eran ellas mismas, sin pretensiones ni miedos.

—Te amo, Freen —dijo Valery en voz baja, mirándola de reojo.

—Yo también te amo, mi amor —respondió Freen, dándole un suave apretón en la mano mientras sonreía.

En ese momento, el mundo se sentía en paz.