Cara a Cara

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Freen estacionó frente a la academia, el motor del coche apagado, pero su mente seguía acelerada. Valery, sentada a su lado, estaba distraída revisando su bolso para asegurarse de que no olvidaba nada para sus clases. La mañana había sido tranquila, el desayuno habitual, y Freen trataba de convencerse de que todo estaba bien, de que el mensaje de Becky archivado en su teléfono no significaba nada. Había decidido no responder, pero la sensación de incomodidad aún estaba presente, como una piedra en el zapato.

—¿Me recoges a las cinco? —preguntó Valery, sonriendo mientras cerraba su bolso y alisaba su falda.

—Claro, cinco en punto —dijo Freen, asintiendo mientras salía del coche rápidamente para abrir la puerta del lado de Valery.

Valery sonrió, complacida por el gesto, y Freen notó el brillo en sus ojos mientras la veía descender del auto con elegancia. Freen siempre había sido meticulosa en estas pequeñas muestras de cariño, y aunque su mente estaba en otro lugar, sus acciones siempre seguían reflejando lo mucho que le importaba Valery.

—Gracias, mi caballera —bromeó Valery en tono juguetón, mientras se acercaba a Freen y envolvía sus brazos alrededor de su cuello, acercándola para darle un beso de despedida.

Freen la sostuvo por la cintura, respondiendo al beso, aunque su mente divagaba en otras direcciones. Valery, como siempre, no escatimaba en afecto. Sus labios rozaron los de Freen nuevamente, esta vez más prolongadamente, y Freen trató de perderse en el momento, olvidando por unos segundos el nudo de inquietud que sentía en el estómago.

Justo cuando estaban por separarse, una voz cortante rompió el suave ambiente que las rodeaba.

—¡Freen!

Ambas se giraron al mismo tiempo. Freen sintió cómo el corazón le daba un vuelco en el pecho. No puede ser.

Allí, caminando con seguridad hacia ellas, estaba Becky, sonriendo con esa mezcla de confianza y familiaridad que siempre la había caracterizado. El impacto fue inmediato. Valery, aún con los brazos alrededor de Freen, se giró ligeramente, curiosa ante la nueva llegada.

—¡Valery! —saludó Becky con entusiasmo, sus ojos brillando, deteniéndose justo frente a ellas. Valery forzó una sonrisa, aunque su postura cambió sutilmente. Sus brazos no se apartaron del cuello de Freen, como si de alguna manera quisiera marcar territorio.

—Hola, Becky —respondió Valery, manteniendo su tono amigable, pero había una chispa de cautela en su voz que Freen no pudo ignorar.

Freen sintió como si el aire se volviera más denso, como si Becky hubiera traído consigo una carga que solo ella podía percibir. Su mente comenzó a correr, buscando excusas o explicaciones. Pero antes de que pudiera pensar en algo, Becky lanzó la bomba.

—¿Freen, recibiste mi mensaje de anoche?—

Las palabras flotaron en el aire, cargadas de una tensión invisible que Freen sintió de inmediato. Valery giró la cabeza, sus ojos afilados ahora clavados en Freen, ya no tan despreocupada. La curiosidad en su mirada se tornó en una pequeña pero perceptible sombra de duda. No era el tipo de comentario que pudiera ignorar tan fácilmente.

Freen tragó saliva, sintiendo cómo el calor subía por su cuello, cada segundo más incómoda bajo la atención de ambas mujeres.

—Lo siento, no lo vi —respondió Freen, intentando mantener su voz tranquila, pero sintiendo cómo las palabras salían más tensas de lo que había planeado.

Becky alzó una ceja, y aunque su expresión seguía siendo amigable, Freen sabía que Becky siempre había tenido un don para notar los detalles más pequeños. Notó cómo sus labios esbozaban una sonrisa casi imperceptible, como si disfrutara de la incomodidad que había provocado.

—Ah, no te preocupes, no era nada importante. Podemos hablar después —dijo Becky, su tono despreocupado, pero sus ojos no dejaban los de Freen.

Valery, sin soltarla por completo, relajó sus brazos, pero la chispa de duda permanecía en su mirada. Aunque decidió no hacer un escándalo en ese momento, la tensión entre las tres era palpable. Le dio un beso rápido en la mejilla a Freen, pero esta vez, el gesto no fue tan casual como antes.

—Nos vemos luego, cariño —dijo Valery, su voz algo más fría, y sus ojos se mantuvieron fijos en Freen un par de segundos más antes de girarse hacia la academia.

Freen sintió cómo su cuerpo se tensaba con cada segundo que Becky permanecía allí. Valery caminó hacia el edificio con una aparente calma, pero Freen sabía que el comentario de Becky había plantado una semilla de duda. Mientras la veía desaparecer tras las puertas de la academia, supo que esto no se iba a quedar ahí. Valery preguntaría más tarde.

El silencio entre Freen y Becky se volvió insoportable. Sabía que no podía evitar lo que estaba a punto de suceder.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó Freen, sin mirar directamente a Becky.

Becky ladeó la cabeza, haciéndose la inocente.

—¿Hacer qué? Solo te pregunté si viste mi mensaje. No pensé que fuera algo tan importante como para que te pusieras nerviosa —respondió, su tono despreocupado, pero Freen conocía demasiado bien ese juego.

—Sabes perfectamente lo que estás haciendo, Becky —murmuró Freen, sintiendo la frustración crecer dentro de ella.

Becky rió suavemente, como si todo esto fuera solo una broma privada.

—No estoy haciendo nada, Freen. Solo quería saber si habías visto mi mensaje. Pero, ya que estamos aquí, tal vez deberías preguntarte por qué te sientes tan culpable. —Sus ojos se encontraron con los de Freen, y por un momento, Freen sintió que Becky estaba escarbando directamente en sus pensamientos.

Freen cerró los ojos un segundo, tratando de recuperar la calma. No iba a caer en el juego de Becky. No podía permitirse eso. No ahora.

—No tengo nada de qué sentirme culpable —dijo finalmente, abriendo los ojos para mirarla con determinación.

Becky mantuvo su sonrisa, pero algo en su mirada se volvió más serio.

—Si eso es lo que crees, entonces no tienes nada de qué preocuparte, ¿verdad? —dijo Becky antes de girarse lentamente para marcharse.

Freen observó cómo Becky se alejaba, con ese aire de control y misterio que siempre la había hecho destacar. Pero esta vez, en lugar de dejarse llevar por la frustración, Freen respiró hondo. No dejaría que Becky volviera a enredarla. Había tomado la decisión de estar con Valery, de construir algo nuevo, algo mejor. Y Becky, con sus pequeños juegos y mensajes ambiguos, no tenía cabida en esa nueva vida.

Sin embargo, incluso mientras pensaba en esto, Freen no podía ignorar el hecho de que no había borrado los mensajes. 

Subió al coche, apretando las manos en el volante. El día apenas había comenzado, pero ya sentía el cansancio emocional apoderarse de ella. No podía seguir así. Algo tenía que cambiar, y tenía que hacerlo antes de que todo explotara en su cara.

Valery no merecía eso.

INESPERADO  ~ FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora