Leonardo fue lanzado lejos de la niña, impactando contra la pared, o bueno, los escombros de lo que fue una de tantas paredes amortiguadoras de Alastor. Enormes pedazos se le vinieron encima y una cortina de humo se levantó frente a los ojos de todos. Quejidos interceptados por los pedazos evitaban que cualquier sonido se filtre pero, a nadie de los presentes les importaba que pasaba con el poseído. Con la mirada clavada en esa cortina negra que sobresalió en ese pequeño espacio, ocurrió algo espectacular.
Azrael y Lucifer miraban hacia la pequeña niña que corrió hacia su padre sin importar estar en peligro.
¡Delante de ellos estaba la más grande esfera vista en la historia de los cazadores y demonios! Semejante a la roca que cubría la entrada del subsuelo en los años anteriores, con él tamaño suficiente para aplastar a tres humanos sin la necesidad de dejarlos correr. ¡Tan grande que incluso la tierra tuvo que hacer un cráter mucho más grande para que pudiera caber en el suelo!
De la esfera, salió una niña de cinco años con un mechón de cabello rojo en sus manos. Mirando a su padre que se alzaba a sus espaldas mientras se posiciona como una bestia que está lista para aventarse a luchar para defender a su cría.
— ¿Bambi? — llamó.
Charlotte llegó finalmente a sus brazos y le dio el mechón a su papá. Viendo nuevamente a Alastor que se hacía cada vez más grande. ¡Semejante a los Titanes que Lucifer vio en el pasado en la purga de los dioses menores! Sintió un escalofrío subir por su espina dorsal, calando su cuerpo con una ola de sensaciones que lo dejaba aturdido.
¿Cómo pudo crecer hasta ese tamaño?
Dientes filosos que brillaban por la saliva que se deslizaba por su mentón. Un par de ojos verdes neón que miraban a Leonardo fijamente, observando entre esa cortina de polvo al verdadero objetivo de su instinto asesino. ¡Aquel que se atrevió a poner a su hija en peligro y amenazar la vida y la seguridad de su esposo! ¡Las dos personas importantes de su vida!
— ¡EL MODO TITÁN DE LA NINFA DEL BOSQUE!
La voz de Leonardo retumbó.
— ¡Las sombras que eran mi dominio y la gran forma titán de tu madre! ¡Qué bella ha sido mi única creación!
Lucifer hizo una mueca.
Todos oían los gruñidos de Alastor para el azabache que se había vuelto a poner de pie e iba hacia él. Charlotte le había comenzado a gruñir, incluso. Parecía una pequeña salvaje que reaccionaba ante la más mínima amenaza de un objeto o sujetó desconocido. Ambos eran padre e hija, obviamente tenían rasgos similares.
Azrael se levantó con dificultad y caminó hasta pararse al lado de Alastor. Tratando de no ver ese colosal tamaño y se posicionó para pelear nuevamente. Sus ojos de color obsidiana fueron nuevamente persuadidos por él poseído, y eso solo causó un pequeño escalofrío de satisfacción.
— ¿Estás listo muchachote? — preguntó, esbozando una amplia sonrisa, mostrando el lado que trataba de ocultar.
Miró de soslayo a la gigantón a su lado.
De su espalda salían unos tentáculos enormes que podían abarcar el coliseo en su totalidad. Pero al parecer estaba dando espacio a su familia. ¡Un monstruo aterrador de casi veinte metros se preocupa por su familia!
Alastor se inclinó, la herida en su abdomen parecía haber sanado finalmente.
— GRRRR... — la saliva caía al suelo, haciendo pequeñas columnas de humo que subían hasta arriba, bloqueando su mirada verde endemoniada.
Azrael tembló. Y no por miedo. No. No era eso. ¡Era todo menos miedo! Una sonrisa de desequilibrado mental se apoderó de sus normalmente tranquilas facciones, incluso su cuerpo tuvo una nueva adaptación. ¡Estaba peleando con quién alguna vez fue el peligro de la humanidad! ¡A su lado estaba el hijo de ese hijo de perra! ¡¿Había algo más genial que eso?! Azrael frunció el ceño y tensó con fuerza la mandíbula. Sentía que un grito de emociona una a salir de sus labios.
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Epifanía. [RadioApple]
FanfictionDespertar en un mundo desconocido, desnudo, rodeado de bestias que parecen querer comerlo. La única opción para sobrevivir parece ser correr, y correr rápido, porque los perros de dos cabezas que lo persiguen no parecen saber hablar...