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Es sorprendente el poco tiempo que requirió poner toda la ciudad patas arriba. La mayoría de los edificios y la mitad del palacio real estaba completamente destruido. La pelea de la bestia sombra y Alastor había parado desde hace una hora, sus manos se afianzaban en el cuerpo de la princesa. Sus ojos buscaban a su esposo, el mismo que desapareció luego de haber intercambiado palabras con el demonio de las sombras. Peligroso, esa palabra no dejaba de retumbar en su cabeza. Gritando con una desesperación frustrante, y aunque quisiera dejar de oírla. No puede silenciarlo, gritaba con miedo, frustración... ¿Qué estaba pasando con él?

— Padre...

Sus ojos bermellón se enfocaron en la rubia en sus brazos.

— ¿Sí, princesa? — sonrió, sintiéndose mareado.

Ella sujetó sus mejillas. Acariciando con suavidad, viendo los ojos de su padre. El que se veía cansado y pálido. Eso la estaba preocupando. Miró alrededor luego de que el otro la dejará en el suelo.

— ¿Papá vendrá pronto? — preguntó ella, sentándose a un lado de su padre en el suelo.

Viendo cómo se recostaba en un gran árbol y comenzaba a cerrar los ojos. Alastor la atrajo hacia él y la recostó sobre su pecho, acariciando la espalda de la niña.

— No lo sé, cariño. — su voz se sentía débil — Pero él es fuerte... Volverá pronto.

Charlotte levantó el rostro, observando la faceta tranquila de su padre. Sus largas pestañas rojas, las cejas que tenía del mismo color que las anteriores y el flequillo que cubría su frente y ojos. Las caricias se habían detenido y él quedó en la misma posición, sentado tranquilo mientras que parecía estar dormido. Ella mordió su labio inferior, conteniendo las lágrimas al ver cómo la herida en su estómago se volvía a abrir.

Dejando que la sangre fluyera como un río, manchado sus prendas. Y ella, con su poca experiencia de vida, solo pudo hacer lo que pensó era necesario...

Apretó la herida de su padre mientras besaba su mejilla.

— Charlotte está aquí, padre. — cerró los ojos, poniendo lo que supuso era un campo de fuerza para ocultarlos de los demás — Charlotte es una buena niña, por eso cuidara de padre hasta que papá venga.

Ella observó cómo la sombra regresaba y se escondía en la sombra de su padre, debajo de su cuerpo. La cual no se volvió a mostrar... Charlotte tenía miedo, miedo de lo que podría ser la muerte a su corta edad...

Y en el fondo de su corazón, llamaba a gritos silenciosos a su papá...

¿Dónde estaba Lucifer?

▪️▪️▪️

¿Mi hija estará bien?

Lucifer caminó tranquilamente por los pasillos oscuros del sótano. Observando cómo la oscuridad dejaban ver un par de ojos que lo seguían siempre. Miraba con desagrado al hombre que iba delante de él, tenía el descaro de dejarlo atrás como si fuera el Luzbel que alguna vez conoció. Sus alas seguían alzadas, esperando el momento indicado para derribar el edificio y enterrar al hombre poseído. Ya que se dió cuenta que el cuerpo humano puede ser herido, aunque sabe que no es buena idea.

Ya que podría cambiar de recipiente, por uno más fuerte y resistente. Ese era el detalle, Lucifer podía matar el cuerpo pero no el alma que lo posee. Sabe que el demonio de las sombras es astuto, peligroso, engañoso y traicionero. Esas eran las cualidades que Lucifer recuerda bien. Miraba todo a su alrededor, desde las imágenes talladas en piedra, a la imagen de los dos en lo que parecía ser mármol. ¡Todo era tan desagradable! Especialmente porque no desea estar en lo oscuro con él. ¡Por supuesto que son malos recuerdos!

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora