Cap. 53

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Marinette
Habíamos llegado a París en plena madrugada. Adrien y yo caminamos juntos en silencio hacia el edificio donde se encontraban nuestros apartamentos, el cansancio del viaje reflejado en cada paso.

- Descansa, amor. Nos vemos después. -dijo Adrien con una cálida sonrisa, antes de inclinarse para darme un suave beso en la frente.

- Tú también. -respondí con una sonrisa que ocultaba el torbellino de pensamientos en mi interior.

Lo observé entrar a su apartamento antes de abrir la puerta del mío. Apenas crucé el umbral, dejé caer mi maleta junto a la entrada y me desplomé en el sofá, completamente exhausta.

Encendí mi celular, que había estado apagado durante el vuelo, y apenas unos segundos después vibró con una notificación. Lo tomé entre mis manos, esperando algún mensaje habitual, pero lo que vi me desconcertó.

"Hola, cariño. Sé que ya debes estar por aterrizar, pero quería pedirte que vengas a casa por la mañana. Es importante."

Era de mi madre.

Fruncí el ceño mientras releía el mensaje. Algo no cuadraba. Mi madre estaba en China, o al menos eso era lo que me había dicho hace unos días cuando hablamos. Incluso mencionó que prolongaría su estancia allá. ¿Por qué ahora, de repente, estaba pidiéndome que fuera a casa?

Apoyé el celular en mis piernas mientras trataba de encontrarle sentido. Podría ser un error... pero ese tono tan directo, casi urgente, me hacía dudar.

"¿Habrá vuelto sin avisarme?" pensé. No sería la primera vez que intentaba sorprenderme, pero en esta ocasión parecía extraño. Ella sabía que estaba fuera de la ciudad y que el regreso sería agotador.

Una mezcla de intriga y preocupación comenzó a formarse en mi interior. Tal vez debería llamar para confirmar, pero al mirar la hora, decidí que lo mejor sería esperar hasta la mañana. Me levanté del sofá y me dirigí al dormitorio, intentando ignorar la pequeña chispa de inquietud que el mensaje había encendido en mí.

Con un suspiro, me tumbé en la cama, pero mis pensamientos no me dejaron descansar. ¿Qué era tan importante que no podía esperar? ¿Y por qué no me había avisado antes?

Aunque intenté convencerme de que todo estaba bien, no pude evitar que esa sensación de que algo estaba fuera de lugar me acompañara mientras cerraba los ojos.

Mañana lo sabría. Y esperaba que fuera simplemente una sorpresa más de mi madre.

Me desperté alrededor de las ocho de la mañana, con los rayos del sol entrando tímidamente por las cortinas. Me levanté de la cama y caminé hasta la cocina, encendiendo la cafetera. Un buen café era justo lo que necesitaba para despejar mi mente.

Mientras el aroma del café llenaba el apartamento, mi mirada se desvió hacia la carpeta que descansaba sobre una mesa cercana. Era la que contenía toda la información sobre Gabriel Agreste, la clave de años de investigaciones y pruebas que había recopilado.

Tomé la carpeta y la llevé a la sala, colocándola sobre la mesa frente al sofá. A su lado, deposité el anillo de compromiso que Adrien me había dado. El contraste entre los dos objetos no podía ser más abrumador: uno representaba el odio, la venganza y el pasado; el otro, el amor, la promesa de un futuro lleno de felicidad.

Me senté frente a ellos, sintiendo el peso de las decisiones que debía tomar.

- ¿Digo todo y destruyo a Gabriel junto con mi felicidad? -susurré, abriendo la carpeta y mirando los documentos que contenía. Cada página era una prueba de la traición y la crueldad de ese hombre, pero también era un recordatorio del dolor que había causado.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora