Cap. 35

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Mientras Gabriel conversaba animadamente con Luis, un amigo cercano, su mirada vagaba sutilmente por la sala buscando a Adrien y a Lila. Sin embargo, solo encontró a Lila, apartada y aparentemente abatida.

"Las cosas no salieron bien", pensó Gabriel, con el ceño fruncido.

— Me disculpas, Luis. Tengo un asunto que atender.

— Claro, Gabriel.

Gabriel asintió cortésmente y caminó hacia donde estaba Lila, con su expresión perfectamente controlada.

Lila estaba en una esquina, con la mirada perdida en el vacío, mientras las lágrimas caían lentamente, sin que pudiera detenerlas. Se sentía rota, tan estúpida.

"Qué ilusa fui", pensaba, soltando una risa amarga, desprovista de cualquier humor.

Rápidamente pasó los dedos por sus mejillas, tratando de limpiar las lágrimas, pero seguían cayendo, implacables.

— Lila, ¿qué pasó? —La voz de Gabriel sonó firme, pero con un toque de suavidad calculada. Se acercó con calma, haciéndola sentir que estaba ahí para consolarla— ¿Dónde está Adrien? ¿Hablaste con él?

Lila respiró hondo, intentando sonar tranquila, aunque su corazón estaba hecho pedazos.

— Sí... le dije mis sentimientos —dijo, mientras jugueteaba con un pañuelo entre sus manos.

Gabriel la observó con una mezcla de interés y falsa empatía, evaluando la situación.

— ¿No salió como esperabas? —preguntó, sentándose a su lado con un aire paternal, sin perder la compostura.

Lila negó con la cabeza, su voz apenas un susurro.

— No... me dijo que solo me ve como una amiga... que está enamorado de Marinette —dijo entre lágrimas. Gabriel extendió su brazo y la rodeó, como un padre reconfortando a su hija—. A pesar de que lo sabía... su rechazo duele.

— Tranquila, cariño —murmuró Gabriel, su voz bajando aún más, transmitiendo comprensión— Sé lo que sientes. A veces el amor puede ser... ciego.

Lila sintió una punzada de dolor en el pecho, su nudo en la garganta amenazando con desbordarse de nuevo.

— No lo entiendo —sollozó— Pensé que todo este tiempo juntos significaría algo... pero no. Él la ama a ella, a una mujer que apenas conoce. ¿Cómo pudo pasar?

Gabriel asintió lentamente, como si estuviera ponderando sus palabras con sumo cuidado.

— El corazón es caprichoso —dijo finalmente, con una tristeza medida en su tono

Lila lo miró, buscando algo de consuelo en sus palabras, pero el dolor seguía ahí, ardiendo.

— Sabía que me iba a lastimar... no debí hacerlo. Te dije que él no me ama. Y no puedo hacer nada más, Gabriel. No voy a obligarlo —su voz se quebró— No puedo

Gabriel mantuvo el abrazo unos segundos más, dejando que Lila sintiera el "apoyo" que ella creía recibir.

— Lo sé, Lila, pero debes entender algo —su voz se suavizó aún más— Marinette no es buena para Adrien. Sólo lo está usando, y eso lo llevará a sufrir mucho. Tú, en cambio, siempre has estado a su lado, has sido su amiga leal. Adrien necesita a alguien que lo quiera de verdad, no a alguien que solo quiera manipularlo.

Lila respiró hondo, intentando procesar lo que Gabriel le decía.

— ¿Crees que ella lo está manipulando? —preguntó, su voz teñida de confusión.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora