Cap. 52

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-Adrien, yo... -la voz de Marinette se quebró ligeramente mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas.- Yo, no sé qué decir.

La mirada de Adrien estaba llena de expectativa, amor y un toque de nerviosismo.

Ella había sospechado durante todo el camino que había algo diferente en él, pero jamás imaginó que la noche terminaría con una propuesta de matrimonio.

La sonrisa de Adrien no desapareció. Se levantó un poco para tomar su mano y besar el dorso con suavidad.

-Solo dime lo que sientes.

Y ahí estaba, la encrucijada que Marinette había intentado evitar. ¿Debería dejarse llevar por lo que sentía, olvidarse de todo lo que la había llevado a este punto? ¿O seguir adelante con un plan que ahora parecía insignificante comparado con el amor que Adrien le ofrecía?

El corazón de Marinette le gritaba con intensidad que dijera que sí. Ella estaba segura que casarse con él sería la felicidad que siempre había soñado, un futuro lleno de luz. Pero su razón, esa voz interna que le recordaba el dolor de su pasado, le pedía que no dejara que las emociones nublaran su juicio.

- ¿Amor? -preguntó Adrien, su tono más suave, al notar que ella permanecía en silencio por más tiempo del esperado- Si no quieres o no estás lista, está bien, yo lo...

- ¡SI! -exclamó Marinette de repente, interrumpiéndolo. El impulso de su corazón fue más fuerte que sus pensamientos. Dejó que él tomara el control, ignorando todo lo que su mente le gritaba.

- ¿Qué dijiste? -preguntó Adrien, con los ojos desbordando sorpresa.

- Que sí, Adrien. Sí quiero casarme contigo -respondió Marinette, su voz temblando ligeramente, mientras una sonrisa llena de felicidad iluminaba su rostro- Nada en este mundo me haría más feliz que ser tu esposa y estar a tu lado para siempre.

Al escucharla, su rostro se iluminó con una mezcla de incredulidad y alegría.

- ¿De verdad? -preguntó, casi en un susurro, mirando a Marinette con el corazón latiendo con fuerza.

Marinette asintió, sin poder contener la emoción.

- Sí, mi amor

Adrien, con una sonrisa radiante, tomó el anillo de compromiso y, con una delicadeza absoluta, lo deslizó por el dedo anular de Marinette, antes de besar el dorso de su mano.

La emoción lo invadió por completo. Luego la ayudó a ponerse de pie y, con una ternura infinita, la abrazó.

- No sabes lo feliz que me hace escucharlo -dijo Adrien, su voz quebrada por la emoción, abrazándola con tanta fuerza como si temiera que todo se desvaneciera- Te amo tanto, Marinette.

- También te amo, Adrien -respondió Marinette, aferrándose a él con fuerza.

Adrien se separó suavemente, mirándola con una sonrisa de satisfacción.

- Esta era la sorpresa de la que te hablé -dijo con emoción, sus ojos brillando de felicidad.

- Fue una sorpresa maravillosa, no me esperaba esto -dijo Marinette, alzando la mano para admirar el anillo que ahora adornaba su dedo. Una sonrisa genuina iluminaba su rostro.

Adrien dio un paso hacia un pequeño aparato de sonido que tenía preparado y lo encendió, dejando que la melodía suave de una canción lenta llenara el espacio. Se giró hacia Marinette con una mirada cálida y extendió su mano hacia ella.

- ¿Gusta bailar, futura señora de Agreste? -preguntó con una mezcla de formalidad y picardía, inclinando ligeramente la cabeza como si estuviera haciendo una reverencia.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora