—Solo pude pensar en las veces en que me insististe que no querías hijos, era obvio para mí que no querías tener y mucho menos querrías al hijo de alguien más —reflexiona.
—No es eso lo que consideré imperdonable, sino el hecho de que me hubieras traicionado —le hago saber.
—No lo pensé de esa manera —razona—. Sentí temor de que me echaras en cara que tenías razón, ¡que mi hijo no era tuyo!, y por lo tanto, mi mejor alternativa fue alejarme de la ciudad—. Daniela vamos amor —le pide a la niña, mientras se levanta—. Ya que estabas tan seguro de que mi hijo no era tuyo, ahora sabes por qué, ¡y tal vez puedas perdonarme! —dice tomando la mano de su hija que ha venido hasta adonde nosotros—. Amor, despídete del caballero —le pide a la niña.
—¿Tu edes el amod de la vida de mamá? —Me pregunta la niña sonriendo y mostrándome sus hoyuelos —mucho usto soy Daniela —se presenta.
—¡Daniela! —La regaña Caroline—. ¡Discúlpala!, no sabe lo que dice —comenta excusándose—. Ya no te quito tu tiempo, gracias por escucharme —se despide y se marcha con la niña.
Mientras yo me quedo ahí como un idiota pensando sin nada concreto en que pensar, solo viéndola partir.
—Api mida —me grita Valentina sacándome de mis pensamientos perdidos.
—Sí amor ten cuidado —le pido, volviendo a sentarme y viendo el reloj.
Mientras reflexiono de cuán rápido pasa el tiempo, y me cuestiono el porqué Caroline esperó tanto tiempo para contarme esto, en caso de que sea cierto, y de ser así, todo hubiese sido diferente entre nosotros, obviamente no la habría culpado por algo en lo que resultó ser una víctima.
Me hubiese quedado a su lado y habría sido un apoyo para ella, incluso hasta habríamos podido formar una familia en caso de que me aceptara con mi infertilidad.
Pero la vida es como es, según me comentó con esta conversación está cerrando un capítulo en su vida, y yo hace tiempos lo cerré, incluso ahora mismo, ¡tengo que ir por mi mujer al aeropuerto!, me recuerdo levantándome y yendo por los niños.
Cojo a ambos chiquitines entre mis brazos, y sonrío ante el alboroto de palabras que forman, en protesta a que no quieren dejar de jugar, solo se calman cuando les aseguro que vamos a regresar más tarde, que solo iremos por mamá a donde están los aviones.
Nos subimos al coche, y en el camino no paran de balbucear, aunque no se les entiende muy bien lo que dicen, entre ellos dos parece que si lo hacen a la perfección, yo trato de ponerles atención, pero no logro evitar terminar pensando en lo que Caroline dijo.
Y vuelvo a cuestionarme, el porqué esperó a hablar hasta ahora, justo cuando he encontrado a una mujer excepcional con la que he vuelto a ser feliz, ¿Por qué ha sembrado esa espina de desasosiego en mi vida?
Llegamos al aeropuerto justo a tiempo cuando el avión en que viene Isabella ya ha aterrizado, en cuanto la vemos aparecer, Valentina se retuerce en mis brazos para que la deje ir hacia ella, así que la pongo en el suelo; Dina me pregunta si puede hacer lo mismo con Mateo, porque se ha puesto inquieto y le digo que sí, Valentina espera a su hermano y juntos corren hacia donde su mamá.
Yo también voy hacia donde ella y en cuanto llego le agarro las cosas para que pueda coger en brazos a los niños, que sonríen felices.
—¿Y esto? —le pregunto señalando una pequeña maleta que trae, mientras la saludo con un beso en los labios.
—¿Quién crees que la manda? —me pregunta poniendo los ojos en blanco.
—¡Rose! —le digo divertido.
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El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?
RomanceDespués de todo lo que han pasado Isabella y Alexander, ¿será posible que el destino les tenga preparada alguna jugada en donde vuelva a unir sus vidas? Y de ser así, ¿qué ocurrirá? 1. Será que ahora que Isabella es mamá y conoce el valor de un hijo...