En cuanto llegamos al aeropuerto nos están esperando con el coche, y nos vamos directo al hospital, cuando nos hemos estacionado, veo que Black viene hacia su coche, lo está esperando Milton.
Sin evitar se me vuelve todo rojo, y dejo que el coraje me gane la razón, este imbécil me las debe desde hace tiempos, ¡y hoy me las va a pagar!, me bajo del coche sin esperar a que Greg me abra la puerta, y voy hasta adonde él.
—Black —le digo en voz fuerte para que me escuche, se detiene y espera a que llegue hasta donde él—. Puedes explicarme, ¿cómo carajos es que terminaste pasando la noche con mi mujer? —lo cuestiono, sin darle tiempo a responder y estrellando mi puño en su cara, ¡necesitaba hacer eso!
Del impacto cae al suelo, y de inmediato se reincorpora poniéndose a mi altura nuevamente, me agarra de la camisa y furioso me pregunta.
—¿Qué carajos te ocurre?, ¿estás loco? —pregunta, contraminándome contra una columna de cemento.
—¡Seguramente tú ideaste todo!, con intenciones de pasar la noche con mi mujer, ¡y por tu culpa está lastimada! —le reclamo soltándome e intentando darle otro golpe; en esta ocasión lo bloquea a la perfección, y entre agarrarme y empujarme, término de espaldas a él y con el brazo retorcido atrás de mi espalda.
—¿Eres imbécil o te haces? —Me cuestiona cabreado, podría decirse que echando humo por los ojos—. ¿En qué parte de tu mundo cabe, qué haría algo que ponga en peligro a la madre de mis hijos? —pregunta, retorciéndome el brazo, intento zafarme, sin lograrlo. Greg se acerca con intenciones de defenderme.
—Déjalos, ¡que se arreglen ellos! —escucho que le pide Milton.
—¿Señor Dormán? —me pregunta Greg, lo ignoro, y por fin logro zafarme del agarre de Black, intento nuevamente golpearlo, pero ahora no solo me bloquea, sino que me responde con un puñetazo en la cara.
—¡Agárralo y llévatelo! —le pide Black a Greg, y viéndome con la cara roja por la furia, agrega—. Voy a asumir que este arranque de locura, es por causa de la impotencia que tenías de no saber de Isabella —dice, reacomodándose la camisa.
—¡Señor Dormán! —pide Greg reteniéndome, para que no siga a Black.
—¿Tú qué sabes cómo me siento? —lo cuestiono, cabreado de que crea saberlo.
—¡Pórtate como un hombre! —me pide dándome la cara nuevamente—. Y no la vayas a agarrar en contra de Isabella, porque la madre de mis hijos, ¡no está sola! —Me advierte sin que su furia haya disminuido, luego mira a Greg y con sarcasmo le sugiere, —¡Deberías de darle un calmante con un té, para los nervios! —y a continuación sigue su camino hacia su coche.
Trato de tranquilizarme, porque dos guardias de seguridad se nos acercan.
—¿Todo bien? —nos preguntan a Greg y a mí.
—¡A la perfección! —les respondo, arreglándome la ropa.
—¿Está seguro? —nos cuestionan.
—Mi mujer está ingresada, ¡voy a verla! —les hago saber, dirigiéndome a las gradas, Greg se queda hablando con ellos, pero antes de que me aleje dice.
—Señor Dormán, la señora Isabella está en el décimo piso —a los pocos minutos lo siento que viene atrás de mí, y me pregunta—. ¿No va a ir en el ascensor?
—Tómalo tú si quieres —le respondo.
Tengo que serenarme antes de llegar a donde ella, Greg no dice nada y me sigue, cuando ya vamos por el sexto nivel, siento que las piernas me tiemblan, hacemos los últimos tres pisos en el ascensor y al llegar a la habitación en donde está, he logrado recuperar el aliento.
ESTÁS LEYENDO
El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?
RomanceDespués de todo lo que han pasado Isabella y Alexander, ¿será posible que el destino les tenga preparada alguna jugada en donde vuelva a unir sus vidas? Y de ser así, ¿qué ocurrirá? 1. Será que ahora que Isabella es mamá y conoce el valor de un hijo...