CAPÍTULO 61 - POR: Isabella Johnson.

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—Luego, ¡tal vez te animas y te metes conmigo!

—¡No creo que sea prudente! —le respondo sin verlo y recordando las calentadas que nos dábamos allá adentro.

—¡No veo porque no!, solo te estoy invitando a que nos demos un chapuzón, si quieres algo más —bromea pegándose leves palmaditas en las mejillas—. ¡Podemos negociar!

—¡Creería que solo quieres verme en traje de baño! —le respondo sonriendo.

—¡Me descubriste!, —exclama siguiéndome la corriente—. Pero no sé qué tan bueno sea para mi paz mental y mi salud, si llevando ese vestido he tenido que darme tres duchas con agua fría, ¿te imaginas si vas solo en braga y sostén? —me cuestiona tocándose sobre el corazón.

—¡Antes no te quejabas!

—No me estoy quejando, ¡para mí es un deleite verte!

—En ese caso mírame bien —le digo quitándome el vestido, tirándolo junto a él y yendo hacia la piscina entro con un perfecto clavado.

Salgo a la superficie y voy hasta la orilla cerca de él, no se ha movido de la tumbona en que está pero su cara es todo un poema.

—¿Qué pasó?, ¿no ibas a meterte? —lo cuestiono.

—Creo que si lo hago podría evaporarse el agua —sugiere sonriendo—. Es más creo que voy a necesitar un chapuzón, ¡pero en el mar! —concluye sin moverse.

—No será, ¿que no te gustó lo que viste?

—¿Estás bromeando?, ¡eres perfecta!

—Necesitaba relajarme —le digo echándome hacia atrás y comenzando a nadar de espaldas, sé que la vista que le estoy dando no lo deja perderse ni un detalle de mi cuerpo.

Escucho que se tira a la piscina y no tarda en alcanzarme, se coloca en la misma posición en que estoy y me dice.

—¡Es relajante!, pero más porque estoy en compañía de mi persona favorita —comenta cerrando los ojos.

No le respondo y seguimos así por unos minutos, luego voy a sentarme a la orilla, al poco tiempo me sigue y se sienta a la par.

—¡Me divorcié hace tres días! —le suelto de un solo.

—¡Qué dices! —me pregunta incrédulo.

—Eres la segunda persona en saberlo, solo se lo he contado a Rose.

—¿Estás bien? —me cuestiona.

—Es difícil, él es alguien importante en mi vida —le respondo evitando su mirada, he pensado en que si va a ocurrir algo entre nosotros, tiene que estar claro de lo que significa Patrick para mí—. ¡Y lo será por siempre! —concluyo.

—¿Te enamoraste de él? —pregunta en voz baja, con notable decepción.

—Fue imposible no hacerlo, se convirtió en mi puerto seguro en cada dificultad que enfrenté.

—Lamento todo lo que has tenido que pasar, si pudiera hacer algo por cambiar las cosas, créeme que lo haría sin dudarlo.

—Ya no tengo nada que reprocharte, he aceptado mi parte en lo ocurrido —lo tranquilizo intentando sonreír, pero lo que en verdad tengo son ganas de llorar.

Por unos segundos nos quedamos en silencio.

—Si te sientes así por él, ¿por qué aceptaste divorciarte? —me cuestiona con cautela pero sin verme, sino que mira fijamente hacia el mar.

—No fue idea mía, yo hubiese luchado por mantener nuestro matrimonio, sin embargo, reconozco que Patrick tenía razón, solo era cuestión de tiempo para que terminaras volviéndome loca.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora