Encantada entro a la bañera y me acomodo, viendo como el monumento frente a mí se deshace de su pants y de su bóxer a la vez, dejando al descubierto la evidente prueba de su excitación.
Entra y se acomoda atrás de mí, llenando de jabón el paste, para luego frotar mi cuerpo, lo hace con delicadeza, y yo recuesto mi cabeza en su pecho, él aprovecha y comienza a besarme el cuello.
—Me parece que son más suaves estos —dice frotando sus dedos contra mis pezones y aprisionándolos entre ellos, me retuerzo ante la sensación que esa acción envía a todo mi cuerpo.
Estoy cansada, tengo sueño, pero necesito esto, mañana toca que Alexander venga por los niños, y verlo tan cariñoso con ellos me provoca ansiedad, porque es todo lo que soñé que sería con mis hijos, ya desde que interactuaba con Charlie, sabía que sería un papá cariñoso.
El problema es que en más de una ocasión, he deseado ser parte de esas atenciones que tiene con ellos, y hasta he imaginado que más de una palabra o frase, va dirigida a mí, me sonrojo sin poder evitarlo, y por eso procuro estar lo menos posible, cuando está con los niños.
Incluso creería que el muy ingrato se baña en loción cada vez que viene por ellos, él sabe cuánto amo esa fragancia, aunque he de reconocer que se ha mostrado respetuoso conmigo y no me ha insinuado nada directamente.
—Te necesito —le pido volviéndome un poco para besarle los brazos a Patrick.
Él me ayuda a levantar un poco, y me acomoda para que me siente sobre él, ambos gemimos al unir nuestros cuerpos, y entrelazamos nuestras piernas para generar mayor presión.
No sé si es por mi cansancio o por la posición en que estamos, pero no tardo en llegar al orgasmo, sintiendo como las ondas de placer llegan a cada fibra de mi cuerpo. Y para mi consternación por primera vez, la imagen de Alexander viene a mi mente en instantes como este, sacudo la cabeza, aprieto los ojos y trato de borrar su imagen. Definitivamente, ¡fue mala idea hablar con Rose sobre él!
Regresando al presente, acaricio el cuerpo de Patrick, que es menos ancho que el de Alexander, pero no menos tonificado, las caricias que hace con su boca en mi piel, me provocan escalofríos allá adónde va explorando, me doy vuelta porque necesito verlo y asegurarme de que su rostro, no me permita decir otro nombre.
Semi arrodillada vuelvo a dejar que nuestros cuerpos se unan, y continuamos con la danza entre ellos, hoy es él quien no tarda en liberarse y derramarse por completo adentro de mí, y con un justo movimiento hace que lo acompañe, y gustosamente me voy con él.
Ya sin ninguna prisa, terminamos el baño, y después de secarnos nos vamos a acostar, y aquí entre sus brazos, borro cualquier pensamiento que no se refiera a nosotros. ¡Me siento segura!, me encanta cómo me trata, y cómo me mima, ha aprendido a conocer mi cuerpo, así como yo conozco el de él, y con ese último pensamiento y una sonrisa, me quedo dormida.
Al siguiente día me levanto con energías renovadas, ayer tuve que madrugar, para irnos en el vuelo de las seis de la mañana y así aprovechar mejor nuestra estadía allá. Mientras Leo se encargaba de algunos asuntos, pude pasar unas horas con Rose y medio nos pusimos al día.
Obviamente, después de lo ocurrido, es team Patrick, y aunque me escucha, no le agrada que me muestre condescendiente con Alexander, y mucho menos que acepte que aún tengo sentimientos por él. Pero, ¿qué puedo hacer?, ¡en el corazón no se manda!, aunque como le hice saber a ella, eso no significa que me deje llevar por él, y no por la razón.
Sin embargo, ella reconoce como bueno que Alexander no haya montado en cólera, ni armara un alboroto por haberle ocultado por tanto tiempo a los niños, no le agradó que iniciara tan pronto los trámites de reconocimiento de paternidad.
Pero como yo le dije, es lo correcto y todos estábamos al tanto de que eso ocurriría, y conociendo el orgullo herido del hombre, hasta tranquilo se ha portado en todo el proceso.
Tampoco es que nuestra relación como padres sea un idilio, hemos discutido en más de una ocasión, porque a él no le agrada que Patrick tome participación en las decisiones sobre los niños, pero tiene que comprender que es tan papá de ellos como él, y por tanto, tiene derecho a opinar.
La mayoría de las veces cuando llega al hotel a estarse con los niños, procuro no verlo y me voy al gimnasio o al spa a intentar relajarme, aunque me resulta difícil cuando pienso, que los dos hombres de mi vida, están tan cerca, pero es solo porque temo que puedan entrar en conflicto entre ellos, «hay sí, ¡cómo no!», se burla una vocecita en mi mente.
Cuando tengo algún trabajo urgente en el que debo avanzar, me quedo en la oficina en que Alexander se reúne con los niños, y en más de una ocasión he tenido que salir huyendo de ahí; porque he sentido el ambiente demasiado cargado de ternura, y risiblemente, hasta me he sentido contagiada por el deseo que creo haber visto reflejado en los ojos de él.
Siempre procuro ser indiferente con él, porque no quiero que se haga falsas ideas de que puede haber algo entre los dos, no le haría eso a Patrick, ¡él no se merece algo así!, y yo haré todo lo posible para que no ocurra. En ocasiones, cuando se acerca la hora de que venga, me he sentido como cuando comenzamos a ser novios, ¡ansiosa y nerviosa porque pronto lo veré!
Y sé que no sería difícil regarla y caer en la tentación, ya que me inquietó más de la cuenta, cuando me confesó que aún me sigue amando, y a pesar de que le dejé claro que se abstuviera de hacer comentarios de ese tipo, lo escuché y sus palabras han quedado grabadas en mi mente y corazón.
Por supuesto que de nada ayuda el hecho que recuerde el beso que nos dimos el día de la reunión, sentir la calidez de sus labios junto a los míos y sus manos acariciando mi piel, es una sensación que anhelo volver a sentir, pero pienso luchar y resistirme para que no ocurra.
En cuanto a su relación con los niños, me parece que a todos nos ha asombrado, como de rápido se han acostumbrado a él, y sin que nadie les haya dicho, mis ternuritas han distinguido como referirse a ambos, Patrick se ha convertido en el Api y Alexander es el Apa, y eso parece tranquilizar a los dos machos.
Los sábados que los lleva, las chicas me han enviado fotografías de los momentos que comparten con su papá, les he pedido que procuren no sacar escenas en donde lo enfoquen a él y menos a Eliana, ¡Eliana!, ella es lo que menos me gusta, de que mis nenes se vayan con él, pero dicen las chicas que la piruja es amable con los niños, y eso me tranquiliza.
Últimamente, sé que se han estado yendo adonde los papás de Alexander, por lo general cuando viene por los niños también trae a Ariana, pero nunca ha subido con ella, al parecer la deja abajo con Milton, según dicen las chicas, y a mí me llama la atención, y quisiera conocerla.
Porque según las fotografías que he visto en donde sale con Valentina y Mateo, es de fisonomía muy parecida a mi nena, solo que el cabello es más claro y rizado, se le ven lindos los ricitos como le caen, como si fueran de oro.
Cuando le enseñé las fotografías a Rose, su comentario fue que seguramente Alexander tenía algún molde para hacerlas idénticas, y que muestra de eso a mí me había sacado a tres de un solo.
Nos reímos de sus ocurrencias, pero no pude evitar recordar que uno de ellos no está con nosotros, también se me vino a la mente, que el día en que él y Eliana hicieron a su hija, ha sido uno de los peores días de mi vida; solo superado por el día en que perdí a mi hija, aunque ese mismo día tuve la dicha de tener entre mis brazos a mis otros dos tesoros.
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El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?
RomantikDespués de todo lo que han pasado Isabella y Alexander, ¿será posible que el destino les tenga preparada alguna jugada en donde vuelva a unir sus vidas? Y de ser así, ¿qué ocurrirá? 1. Será que ahora que Isabella es mamá y conoce el valor de un hijo...