CAPÍTULO 38 - POR: Patrick Dormán.

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—¿Qué acaso te parezco una prostituta? —me pregunta, indignada Caroline.

—¿No lo hiciste por dinero?, —la cuestiono, encarándola.

—¡Eres un imbécil! —dice, al tiempo que siento una bofetada en el rostro.

Abro los ojos, ¡y el paf!, que se escucha, fui yo al caer del sofá, el dolor de la mejilla me lo ocasiona el teléfono al caerme encima; desorientado, veo a mi alrededor, ¡y gracias al cielo!, estoy solo en la oficina, en el avión, mi ropa está en su lugar, sin embargo, mi bóxer está empapado, ¡y no es porque me haya orinado!

—Señor Dormán, ¿se encuentra bien? —me pregunta Greg entrando—. Tuvimos turbulencia, pero ya está todo controlado —asegura, sorprendido por encontrarme en el suelo, evito ponerme en pie, porque no estoy seguro de si se me nota la humedad por la corrida.

—Sí Greg estoy bien, ¡de maravilla! —Le hago saber, regresando al sofá—. ¿Se ha sabido algo de Isabella?

—Marco y Rommel van rumbo al jardín de flores, el camino principal continúa bloqueado, y el acceso alterno, aún tiene el riachuelo con exceso de agua, ¡no han podido avanzar!

—¿Y vía aérea no se puede entrar? —le pregunto.

—No señor.

—¡Que avancen caminando si no hay otra alternativa! —le pido frustrado, por estar aquí y no poder hacer nada, pero sobre todo, por haber soñado que follaba con otra mujer, ¡cuando no sé si la mía está bien!

Tampoco me enorgullece, haber perdido mi tiempo anoche, cuando lo que tendría que haber hecho, es volar tan pronto como me hicieron la primera llamada, para informarme que Isabella no aparecía.

—¡Continuamos buscando alternativas señor!, ¿quiere que le traiga algo de comer?

—¡No tengo hambre! —le digo al tiempo que me suena el teléfono, es Rose.

—Patrick por Dios, ¡al fin contestas!, estaba tan preocupada por no saber nada de ti, ni de Isabella, ¡no tienes idea de la noche que hemos pasado! —se lamenta.

—¡Lo siento!, tuve unos contratiempos —le respondo, pensando en que ese contratiempo llevaba un vestido ajustado, y su rebelde cabellera rojiza suelta.

—¡Como sea!, ¡gracias a Dios que estás bien!, Gracias a Dios, ¡Isabella también apareció! —la escucho decir, sintiendo como el corazón me regresa a su lugar—recibí un mensaje de Milton, en donde asegura que Isabella se encuentra bien, y que nos llamará en cuanto esté en una zona con señal

—¿Qué quieres decir? —Le pregunto poniéndome en pie—. ¿Cómo que te llamó Milton?, ¡no me digas que está con Black!, mientras nos tiene a todos con el bendito en la boca, ¡y ella divirtiéndose con él! —la cuestiono, sintiendo como si me jalaran de las orejas.

—¿Te encuentras bien, estás ebrio? —me cuestiona con voz de incredulidad.

—¿Por qué lo estaría? —le pregunto, sobándome la frente, la cabeza me ha comenzado a doler de nuevo.

—¿Acaso no conoces a tu mujer?, como te atreves a sugerir semejante estupidez —me dice, ahora sí enojada.

—¡No es una idea descabellada!, ¡es el papá de los niños! —me justifico.

—¡Patrick te desconozco!, ¡en serio!, ¿Qué mosca te picó?

«Una pelirroja», pienso, tocando la mordida que me dio en el labio.

—¡Disculpa Rose!, no he dormido bien y tengo un enorme dolor de cabeza —me excuso, consciente de que no estoy siendo razonable, no debo sacar conclusiones, ¡solo porque yo estuve a punto de follar con mi ex!

El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora