CAPÍTULO 59 - POR: Isabella Johnson.

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Finalmente, acepto salir con Alexander y los niños, vamos por un helado, y por las casualidades de la vida, nos encontramos con Antonella, una excompañera de la universidad.

—Bella, Alexander, ¡qué gusto verlos! —nos saluda con cierto acento español.

—¡Hola! Tiempos sin verte —le devuelvo el saludo, Alexander también la saluda.

—Estoy de visita a donde mis papás, he venido de vacaciones, pero me regreso a fin de mes —nos cuenta.

—¡Papi mida! —le grita Mateo a Alexander.

—¿Ese bebé tan lindo es hijo de ustedes? —nos pregunta sorprendida, viendo a Mateo y a Alexander, seguramente comparando su parecido.

—¡Los tres! —responde orgulloso Alexander, y yo me pongo a reír ante la mirada de asombro de Antonella.

—¡Se ven de la misma edad!, ¡no le diste agua! —acusa entre risas a Alexander.

—¡Son trillizos! —agrego sorprendiéndola aún más.

—Wow, ¡sí que eres grande macho! —exclama burlándose de Alexander.

—¡Se hace lo que se puede! —responde él con modestia y yo pongo los ojos en blanco ante su humildad.

—Me alegra mucho haber podido verlos, ¡y saber que han formado una familia muy linda! —Comenta al tiempo que saca su teléfono y lo ve—. ¡Me están esperando!, te llamo luego para que quedemos un día —me dice despidiéndose con un beso en la mejilla, luego se despide de Alexander y se va.

—¡Gracias! —me dice Alexander cuando ya estamos solos.

—¿Por?, le pregunto viendo a mi amiga ir hacia un coche.

—Por mis hijos, ¡son lo más lindo e importante que tengo! —comenta viéndolos con amor.

—Se parecen a mí —le aseguro divertida.

—Es cierto, Arianita siempre me hizo pensar en ti, y me reprendía por hacerlo —me confiesa—. ¡Pero no lo podía evitar! —concluye viéndome a los ojos.

—¡Los tres tienen gestos tuyos! —le recuerdo, desviando la mirada hacia mis tres amores—. Y Mateo es una versión pequeñita de ti.

—Tiene tu color de cabello —dice con evidente satisfacción mientras me limpia la comisura de los labios con una servilleta.

Ese simple contacto me hace erizar la piel, después de la heladería vamos al parque y luego regresamos al edificio, me invita a cenar con ellos pero no acepto porque considero que es suficiente cercanía por hoy.

En las próximas semanas, convivimos juntos más tiempo los cinco, incluso acepto más seguido ir de paseo con ellos, ya que continuar deseando que las cosas hubieran sido diferentes con Patrick solo va a provocar que me deprima, y al final de cuentas ¡esto es lo que él quería!, ¿o no?

Con mi familia me fue imposible, seguir sosteniendo la mentira de que Patrick estaba en viaje de negocios, nunca se había ausentado más de una semana, y saberlo lejos por más de un mes les hizo sospechar.

No quise darles detalles, porqué, ¿qué les diría?, ¡me dejó porque sospechó que había vuelto a suspirar por Alexander! y sobre todo, porque me escuchó mencionar su nombre quién sabe cuántas veces ¡mientras dormía!

Así que solo les conté que habíamos decidido darnos un tiempo, pero que era muy posible que ya no regresáramos; como siempre mamá fue quien más quisquillosa se puso y presionó por más información, pero papá intervino diciendo que era cosa nuestra y que si era algo que habíamos decidido entre los dos, ¡que estaba bien!

El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora