CAPÍTULO 60 - POR: Isabella Johnson.

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—¿No?, según tus papás te fuiste porque me pusiste el cuerno con ella, ¡y no has podido olvidarla! —le reprocho cabreada, pues me he planteado una y mil veces que esa podría ser la verdadera razón de que se haya ido.

—¿No te gustó esa versión? —Me cuestiona a la defensiva—. ¿Habrías preferido que les dijera que nos separamos porque quería dejarte el camino libre con tu ex? —concluye con sarcasmo

—¡No te pedí que lo hicieras!, al contrario, recuerdo haberte rogado para que lo pensaras bien, ¡por eso no veo descabellada la idea de la versión que les contaste a ellos! —le reprocho de inmediato y luego agrego—. Y por si no lo sabes, ¡Gaby va a casarse en unos días!, y si no te apresuras, ¡tú sacrificio podría ser en vano!,

Y por más que trata de ser indiferente, no me pasa desapercibido su asombro.

—¡Espero que sea muy feliz! —Responde con fingida indiferencia—. Como no quieres ayudarme a empacar, ¡le pediré a Rina que lo haga ella! —Agrega sin cambiar de opinión de llevarse sus cosas—. ¡En unos días te vendrá la demanda de divorcio! —Me suelta de una sin vaselina, y con eso sí logra mi explosión, me levanto y voy hasta adonde él.

—¡En serio Patrick!, ¿estás decidido a terminar con lo nuestro?

—¡Lo hicimos hace cuatro meses! —remata sin dejar su papel de indiferente.

—Tiempo en el que no te has dignado en contestar, ¡ni un puto mensaje de los que te he enviado! —Le reclamo echando chispas por los ojos—. ¡No tienes idea de cómo me he sentido por tu culpa! —le echo en cara.

—No quiero hablar sobre eso, solo vine porque era el cumpleaños de los niños y quería traerles personalmente sus regalos —dice dándome otro golpe al orgullo y al corazón—. También quería decirte personalmente que he solicitado el divorcio.

—Estás loco, ¡en serio que sí!, solo a ti se te ocurre echar a la basura el hogar tan lindo que hemos formado, ¡por un estúpido sueño! —reniego indignada de que todo esto haya salido a raíz de eso.

—No vale la pena tocar ese tema, ¡lo hecho, hecho está!, y lo que importa es que finalmente aceptaste tus sentimientos, ¡y volviste con el amor de tu vida! —concluye con sarcasmo.

—Los amores de mi vida son esas tres personitas que no comprenden por qué te fuiste de sus vidas —le reprocho yendo hacia el balcón para que no me vea llorar—. Y si te refieres a Alexander, continúa sin ocurrir nada entre nosotros pero en cuanto salgas por esa puerta, ¡pienso cambiar esa situación para complacerte! —le aseguro, reteniendo mis lágrimas.

—¡Dudo que sea un sacrificio! —me responde en voz baja, pero sin dejar de lado su tono de sarcasmo.

—No te entiendo, ¡me lanzas a sus brazos y pareces enojado! —le recrimino encarándolo nuevamente.

—¿Crees que me divierto pensando que en cualquier momento podrías estar feliz entre sus brazos? —pregunta enojado y retándome con la mirada.

—Pues deberías de hacerlo, ¡tus deseos se van a realizar!, y también deberías de cumplir tu palabra de ¡estar bien!, si continúas bajando de peso tarde o temprano enfermarás, ¡o desaparecerás!

—¡Estoy bien! —se defiende—. Solo me he estado ejercitando un poco más.

Sé que miente para no preocuparme o por no darme la razón, así que regreso a su lado y lo abrazo por la cintura, no me rechaza pero no me corresponde.

—¡Te quiero!, y he tratado de comprender que has hecho todo esto pensando que con él seré más feliz que contigo, pero tienes que saber que una parte de mí, ¡se quedará para siempre contigo! —le aseguro sin soltarlo—. Además —Agrego apretándome contra su cuerpo—. Si tú estás mal ¡no podré ser del todo feliz!

—Voy a estar bien, ¡todo esto pasará! —Me asegura sin moverse ni corresponder a mi abrazo—. Sigue de frente y no mires hacia atrás —me pide.

Miro su rostro y tiene los ojos rojos aunque no ha derramado ni una lágrima, sin evitarlo busco sus labios pero me rechaza y se aparta de mí.

—¡Si te beso no querré parar! —me explica—. Y todo lo que hemos pasado estos meses habrá sido en vano —agrega sacando su teléfono y revisándolo—. Tengo que irme, voy a avisarte cuando los documentos estén listos.

—Patrick ¡también te quiero! —le aseguro ¡no sé ni por qué!

—Pero también lo quieres a él, ¡y posiblemente más que a mí!, y no puedo lidiar con eso así que es mejor dejarte el camino libre.

—Si es tu última palabra, ¡al menos cumple tu promesa de estar bien!, y por favor sé feliz, ¡te lo mereces incluso más que yo!

—Lo haré, ¡no te preocupes por mí! —me responde dándose la vuelta y saliendo de la habitación y seguramente de mi vida.

**La Navidad se acerca, pero antes de que llegue me citan del despacho de Nehemías, según sus palabras está incrédulo de que Patrick y yo nos vayamos a separar, si hacíamos una muy linda pareja.

Firmo el divorcio pero rechazo todos los bienes que quería cederme, ¡no me casé con él por nada de eso!, ni siquiera el apartamento acepto, no me había mudado de ahí porque en el fondo del corazón aún conservaba una leve esperanza de que las cosas se arreglaran entre los dos. Pero dadas las circunstancias, en cuanto encuentre una casa adecuada me mudaré con los niños.

A las horas de haber llegado a mi oficina Patrick me llama por teléfono y reclama porque no quise nada de lo que quería cederme.

—¿Crees que me casé contigo por tu dinero, o para lograr un jugoso acuerdo cuando nos separáramos? —lo cuestiono cabreada, sin dejar que continúe hablando—. Si no fuiste capaz de venir personalmente a realizar semejante trámite, ¡no tienes derecho a opinar! ¡Y mucho menos a decirme lo que tengo o no que hacer! —le suelto dejando salir mi coraje y frustración, creí que al menos nos veríamos la cara en el despacho de Nehemías, pero el muy bonito ya había firmado, ¡y no apareció!—. Lo que te importaba era darme mi libertad, ¡y ya está hecho!, así que date por servido —concluyo colgándole la llamada.

Le bajo el volumen al teléfono y trato de concentrarme en mi trabajo, por la tarde evito ver a Alexander ya que estoy enojada con él, con Patrick y con el mundo entero, en los siguientes días Patrick viene a buscarme a la oficina y no lo atiendo, por suerte ese día tenía agenda llena y pude excusarme.

Un día al llegar al apartamento me encontré en la mesita de la sala, un contrato que dictaba todo lo que mi exesposo nos había cedido a los niños y a mí, me encolerizó por completo y tuve deseos de tener al dichoso hombre frente a mí para hacerle saber por dónde se podía meter todo eso.

Rompí el documento y le mandé un video en donde de manera sutil le dije algo similar, pero no tan agresivo como en verdad se me apetecía. Su respuesta fue que le pediría a Nehemías que lo reimprimiera y lo volvería a firmar.

Lo puse quieto haciéndole saber que si hacía eso sería yo quien desaparecería para siempre de la vida de él, y que no volvería a saber nada de los niños ni de mí.

El día de Navidad me siento extraña así que me voy desde temprano para adonde mis papás, con Alexander quedamos que mañana pasarían los niños con él e incluso me comprometí a acompañarlos a la casa de playa.

Mi familia no va a salir de viaje este año porque las niñas de Erick apenas tienen quince días de haber nacido, Rose está en casa de su familia y yo no pienso quedarme aburriendo mientras mis hijos están con su papá.

Por lo que hoy estamos aquí almorzando frente al mar, mis hijos, su papá y yo, ¡como si realmente fuéramos una familia!; por la tarde, mis tres ternuritas se quedan dormidos después de gastar sus energías corriendo por toda la casa, Alexander se está dando una ducha y yo salgo a la piscina que está frente al mar.

Me siento en una tumbona y me acomodo apreciando el paisaje, recordando las tantas veces que caminamos juntos de la mano con Alexander, nos gustaba levantarnos temprano y apreciar el amanecer y por las tardes disfrutábamos el atardecer, tantos sitios de este lugar están marcados con nuestros arranques de deseo y pasión.

—¡Te hacía dándote un chapuzón!, el agua de la piscina está caliente —me comenta el susodicho, sentándose en la tumbona de la par.

—Solo disfrutaba del paisaje, pero si gustas puedes meterte tú —le ofrezco, queriendo no fijarme más de la cuenta en sus pectorales.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora