CAPÍTULO - EPILOGO Cinco años después.

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—Regina por favor fíjate que Alexa no se ensucie —le pido a una de las niñeras de Alexandra y de Emilio, mis bebés ya tienen tres años y son tan tremendos como Mateo, Valentina y Arianita, definitivamente en estos años, ¡no sé cómo he logrado mantener mi cabellera sin una sola cana!

—Emilio, si quieres hacer pis nos avisas por favor —le pido los estamos acostumbrando a que dejen el pañal desechable.

—Ae, onde etas —le grita a su hermana.

—La está cambiando Regina —Le respondo, terminando de ponerle el zapato

—Mamá, ¿cómo nos vemos? —me preguntan Valentina y Arianita.

—¡Wow!, ¡se ven espectaculares! —Dice Alexander entrando en la habitación, trae a Alexa y los acompaña Mateo—. ¡Mira a quién me encontré! —comenta colocando a Alexa junto a Emilio.

—Papi ¿te gustan los trajes que nos envió Eli?, —le pregunta Ariana a Alexander.

—¡Por supuesto que sí!, el magenta te hace ver preciosa, al igual que a ti el fucsia —le dice a Valentina, besándola y luego besa a Arianita—. ¡Cuando estén más grandes les prohibiremos esos colores! —me dice a mí y yo pongo los ojos en blanco, porque su mayor preocupación es que va a hacer cuando le llegue el momento de ser suegro.

—¿Y mí? —le pregunta Alexa, girándose para que la vea bien, sus hermanas mayores sonríen ante la coquetería de la nena, la quieren y consienten mucho.

—Tú tienes muchos años más para lucir esos colores —le responde Alexander sonriendo, ¡mis adorables princesas no comprenden de lo que su loco papá habla!

Los cinco niños van en jeans, las niñas con blusitas y los niños con camisetas, a las chicas nos gusta vestirlas con diseños iguales, pero en colores distintos; hemos procurado que sus outfits sean de acuerdo a sus edades, ya tendrán tiempo para vestirse como señoritas cuando llegue el momento.

El reto va a ser seguir haciéndolo con Alexa, ya que imita en todo a sus hermanas mayores.

Mateo es el más pequeño en estatura de los trillizos, pero se ha autonombrado el hermano mayor, y siempre anda de mediador y cuida de sus hermanas y de Emilio, ¡mi príncipe es un amor!

—Mamá, ¿no te has cambiado de ropa? —me pregunta el susodicho señorito.

—¡Prácticamente estoy lista! —le respondo soltándome el cabello.

—Leonor y Regina, por favor llévense a los niños, ¡bajo en breve! —le pido.

Cuando ya han salido, Alexander me pregunta.

—¿Seguiste sintiéndote mal?

—¡Las náuseas son insoportables!, pero ni cuando he estado embarazada me he sentido así —le comento, quitándome la camiseta, y tomando la blusa que utilizaré, es similar a la de las niñas.

Él viene hasta adonde mí y me abraza, recuesta su mandíbula en mi hombro y me besa mientras acaricia mis pechos.

—Deberías de hacerte una prueba de embarazo, juraría que estas están creciendo —comenta apretando levemente mis pezones.

—No toques, ¡que ando sensible! —Lo regaño apartando sus manos—. Además, ¡se supone que ya no puedo tener hijos! —le recuerdo.

Me esterilicé en cuanto di a luz de Alexandra y Emilio, ¡cinco hijos son más que suficiente!, con uno más y hago media docena, ¡la cuestión es que parece ser que no me salen de uno en uno!

—Con mayor razón hay que ir a pasar consulta, aunque preferiría que sean otras dos ternuritas que llenen de amor nuestras vidas —comenta sonriendo.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora