CAPÍTULO 41 - POR: Isabella Johnson

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Mis amigos del instituto estuvieron al pendiente de mi recuperación, después del incidente en la casa del jardín de flores, incluyendo a Gaby, quien participó en la gala de premiación de New York, ni ella ni Patrick me comentaron nada, me enteré sin querer por Ava, que hizo algunos comentarios al respecto.

Cuando le pregunté a Patrick, me respondió que no le ponía importancia a lo que ocurriera con ella, que la había visto llegar; sin embargo, él se había retirado pronto a causa de un dolor de cabeza; Susana confirmó la versión, agregando que cuando se enteró de lo que me había ocurrido, creyó que por eso se había ido su primo de la gala.

Mi pobre Patrick pasó con dolor de cabeza casi por tres días, incluso le pedí que se hiciera revisar por el médico, quien le indicó unos suplementos de vitaminas, gracias a Dios, ¡no era nada grave!, solo producto del estrés.

La primera semana que tuve de reposo, se quedó en casa conmigo, es un exagerado, no quería dejar ni que me levantara por mi sola, estuvo yendo al hotel solo por las mañanas y por las tardes se quedaba trabajando desde el apartamento.

Pedí que me trajeran trabajo de la oficina, ¡lo que tenía dañado era el pie!, además, tenemos compromisos que cumplir, José y su mamá vinieron a verme y se disculparon conmigo de mil maneras.

Patrick estaba muy molesto por el riesgo en que me había puesto, tanto así, que fue un lío cuando me opuse a dejar el proyecto de restauración de la casa, hoy menos que nunca puedo dejarlo, es una verdadera joya, ¡y nosotros vamos a devolverle su brillo!

También me vinieron a visitar Esme y Vanessa, la loquilla está feliz porque vamos a iniciar nuestro programa de pasantes con ella.

Al siguiente día del accidente habíamos quedado que Alexander vendría por los niños para llevarlos a comer un helado, así lo hizo, seguramente venía de la oficina; porque en la noche que los trajo de regreso y pude verlo, vestía con un pantalón y la camisa de uno de sus sexis trajes ejecutivos; por cierto la camisa la traía llena de sorbete, pero lo que en realidad me asombró, fue su rostro.

Ese día en ambas ocasiones que Alexander anunció que venía para arriba, Patrick se ofreció a recibirlo, por la noche, cuando los niños llegaron hasta adonde mí, me extrañó que Patrick no regresara con ellos y me asomé a ver qué ocurría.

Estaban en el recibidor y Patrick se estaba disculpando con Alexander, y él muy tranquilo le respondió que no lo había hecho por beneficiarlo a él, sino porque si en sus manos estaba ayudarme, lo haría siempre que yo se lo permitiera, la respuesta de Patrick fue que no necesitaba de su ayuda, que para eso lo tenía a él.

Así que presintiendo que ese moretón en la cara, del cual no me había dado explicación aún, no se lo había hecho así por así, llegué hasta a donde los dos, y ¡bingo!, Alexander andaba el otro pómulo en similares condiciones.

Sentí que el estómago me subió y bajó de la garganta, gracias al coraje, tuvieron que pelear en el hospital, y me pareció injusto, porque Alexander nada malo había hecho, al contrario, si no hubiera sido por él, quien sabe qué me hubiese ocurrido. Ambos se sorprendieron cuando me vieron espiándolos.

—Te ves mejor —me dijo Alexander.

—Mejor que tú, ¡seguramente! —le respondí enfadada—. ¿Me pueden explicar que significan esos golpes en sus caras? —demandé, sintiendo que yo misma podría ponerles el otro pómulo igual, para que aprendan a no andar peleando.

Los dos se quedaron callados y ninguno dijo nada acusando al otro, pero tampoco desmintieron que se hubieran peleado.

—¿Esta es la forma en cómo piensan educar a los niños?, ¿enseñándoles que las cosas se arreglan a puñetazos? —los cuestioné muy enfadada.

—Lo siento —dijo Patrick, ya me he disculpado con Black, estaba muy molesto, no sabía qué había ocurrido y temí que se hubiera propasado contigo —me repitió.

Ya me lo había insinuado el día anterior en el hospital, lo dejé pasar de largo, pero al ver a Alexander con su carita magullada, solo porque me había ayudado, hizo que me saliera humo, hasta por los oídos.

—Disculpa, —le pedí también a Alexander, me sentía avergonzada por la actitud de mi marido, él se portó todo lo honorable que le fue posible, incluso se resistió a caer en la tentación de dormir juntos.

Eso por supuesto Patrick no lo supo, la versión que él conoció es que Alexander durmió en el sofá, tampoco sabe que a causa de mi pie dañado, me anduvo casi todo el tiempo cargada, y mucho menos, que a pesar de la situación, disfruté la cercanía de su cuerpo.

Ese día, en el apartamento, los dos hombres de mi vida, como dos niños regañados por pelear, se disculparon el uno con el otro, ¡no pretendo que sean amigos ni que se sienten a tomar una cerveza juntos!, ¡pero no van a estar arreglando cada desacuerdo a puñetazos!

Entre semana, Alexander ha comenzado a llevarse a los niños dos días, viene por ellos a las cuatro y los trae a las ocho de la noche, eso debido a que las semanas que no Salí, era la única forma de que los viera, tampoco podía invitarlo a que se estuviera aquí con ellos.

También lo hice porque necesitamos poner distancia entre los dos, y que venga por ellos cuando yo no estoy es lo mejor, en la noche sale a recibirlos Patrick, o si salgo yo, son mínimas las palabras que cruzamos.

Se podría decir que todo ha vuelto a la normalidad, Patrick sigue siendo un marido amoroso, a pesar de que en varias ocasiones lo he notado ausente, y cuando menciono a Gaby no me pasa desapercibido un leve nerviosismo; para nada característico de él. Le pregunté cuando hablaría con ella, y toda su respuesta fue que al haber oportunidad.

Según me contó ella, ya tiene todo listo para regresar a la ciudad, quiere hacerlo porque su papá no está muy bien de salud y va a ayudarle con la empresa familiar que tienen; sin embargo, dijo que no viviría en la misma casa con ellos.

La vez pasada que nos reunimos, llevé a los niños para que los conociera, Daniela estaba feliz de tener con quien jugar. El nombre de Patrick no se menciona para nada en nuestras reuniones, y me contó que su novio le ha pedido matrimonio; sin embargo, no lo aceptó, por su próximo traslado.

Rose ha venido superando la situación con Eduardo, me parece que el golpe de gracia fue el anuncio de su boda; con Patrick pasó unas semanas sin compartir esa camaradería que siempre tienen, cuando le pregunté a ella, me respondió que porque se había tardado mucho en aparecer para ayudarme.

A ella pude contarle mis sentimientos y temores, sobre todo lo que había experimentado aquella noche, en la que me derretía de deseos de mandar todo al carajo y entregarme a Alexander. Le conté que aunque entre los brazos de Patrick duermo plácidamente, haber estado en los de Alexander, fue como dormir sobre nubes de algodones, y eso que la cama no era tan cómoda.

En ocasiones temo decir el nombre de Alexander mientras duermo, ya que el sub consiente ha comenzado a traicionarme y sueño seguido con él, no solo situaciones sexuales, sino que compartimos momentos como cuando estábamos juntos. He llegado incluso a extrañarlo cuando sale de la ciudad por varios días, trato de convencerme de que es porque los niños preguntan por él, cuando eso ocurre, siempre les hace una videollamada, que duran tanto, como la atención que mis ternuritas puedan prestarle a la pantalla, y después unas cuantas palabras que cruzamos.

En cuanto al sexo, pasamos una semana de total sequía con Patrick, él tenía temor de que me lastimará el pie, hasta que una noche lo asalté sin darle tregua a poner peros. Sin embargo, en ese sentido he notado cierto distanciamiento, y no estoy segura si lo he propiciado yo, o él.

No es que no disfrutemos o nos falte pasión al momento de entregarnos, sino que esa usual conexión que antes existía, la siento opacada. He tratado de no sentirme culpable, he hecho todo lo que está a mi alcance para mantenerme alejada de Alexander, ¡aunque seguido me reprenda por estar pensando en él!

Benjamín, Berenice y Sol se van a mudar a Vancouver después de que se termine la remodelación del hotel de Honolulú, Adela está feliz, porque ahí nos quedarán más cerca y los podremos visitar con más frecuencia.

El embarazo de Jess, resultó ser de gemelos, para los cinco meses que tiene, ha echado una enorme barriga, mi hermano esta que no cabe de la felicidad, y mis papás ni se digan, al preguntarle a Charlie por sus hermanitos, dice que les va a enseñar los colores y las vocales.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora