CAPÍTULO 15 - POR: Isabella Johnson.

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Al darnos cuenta de que ya es muy noche, preferimos quedarnos en la habitación de Patrick, los niños duermen con nosotros y por supuesto que están encantados de poder hacerlo, al día siguiente vamos al apartamento por los vestuarios de ellos y luego nos vamos a la casa de mis papás.

¡La fiesta de mis ternuritas nos sale espectacular!, ellos, Charlie y los niños invitados se divierten hasta decir ya no, el vestuario de Valentina y de Mateo, son de Magenta y de Blue, para los demás niños mandamos a hacer camisetas, e incluso hicimos para nosotros.

El día de navidad nos repartimos el tiempo entre la casa de los papás de Patrick y cenamos en casa de los míos, Dina y Mary están de viaje a donde sus familiares en su país, y tendremos que vérnoslas sin ellas las próximas tres semanas.

Rose se nos une el veinticinco, en nuestro viaje colectivo a la casa de montaña de los Dormán, ella continúa haciéndose la fuerte, pero quienes la conocemos, sabemos cuánto le ha dolido la traición de Eduardo.

Durante nuestra estancia en la casa de montaña, me fue imposible que no vinieran recuerdos a mi mente, de cuando íbamos con Alexander y su familia a la casa que tienen cerca del Monte Erie.

El sábado regresamos a casa, y por la tarde Alexander viene por los niños, hoy es la fiesta que les ha organizado, y los tremenditos se van sin ningún problema con él, ¡ninguna falta le hacen Mary o Dina!

Como a la hora Alexander me manda unas fotografías y videos, mi princesa se ve hermosa con su vestido color fucsia, y Mateo con su traje en color azul y dorado, a la otra niña la han vestido de color púrpura, pero el estilo de los vestidos de ella y de Valentina son iguales.

Me llena de sentimiento verlas a las dos así, porque si mi Angie viviera, yo tendría a mis dos princesas!, ¡y él tendría tres!, «¡dijo que tiene cuatro!», me digo, recordando nuestra conversación telefónica, y sin quererlo termino sonriendo.

—¿De qué te ríes? —me pregunta Rose, sentándose en el sofá frente a mí.

—Estoy viendo las fotografías de mis amores, y pensaba en que si Angie estuviera viva, ¡yo tendría a dos princesas!

—¡Las tienes! —Me corrige Patrick uniéndose a la conversación—. Solo que a una la tenemos en el cielo.

—¡Tienes razón! —acepto.

—¡Vaya que ese idiota calca a sus hijos! —comenta Rose, viendo las fotografías.

—¡Verdad que se parecen! —pregunto queriéndome asegurar que no es mi imaginación—. De no ser porque la cabellera es distinta, diría que es Valentina.

—¡Quiero ver! —pide Patrick, Rose le da el teléfono y él revisa las fotografías—. Se parecen —reconoce, pero Valentina es un poco más alta.

—¡Déjame ver! —Pide Rose sentándose a la par de él, dejándolo prácticamente en medio de las dos—. ¡Cierto!, y es un poco más gordita —agrega ella.

—Es que Valentina se come la comida de Mateo —agrego riendo.

Y no es mentira, mi niña tiene buen apetito, mientras que a Mateo hay que estar rogándolo para que coma, sin embargo, tiene el peso adecuado para su edad.

Por la noche cuando Alexander trae a los niños, los acompaña Vanesa, que se ha vestido de Ada, me pongo a reír, porque a pesar de que está por salir de la universidad, es evidente, ¡que sigue portándose como una chiquilla!; en cuanto me ve, me saluda efusivamente, y me alegra que su actitud hacia mí, no haya cambiado.

—Bella, ¡te juro que no he sido yo, quien les ha dado de comer tantos caramelos! —se excusa sin que le haya preguntado.

—¡Seguramente no! —digo divertida, pensando en que si es así, quien podrá dormir a estas tremenduras más noche.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora