—Tienes razón, sería una relación de tres, y terminarías cansándote y dejándolo finalmente —le hago ver.
—¡Ay amiga! —dice echándose a llorar en mis brazos.
Y me da sentimiento, porque sé en carne propia lo que se siente que la persona a quien amas, ¡este por casarse con alguien más!, o peor aún, como me ocurrió a mí, ¡enterarte de un solo que ya se ha casado!
—Shi... tranquila, dadas las circunstancias, es mejor que ocurra de esta manera, ¡no te imagino compartiendo cama con tu suegra! —le digo intentando hacerla reír, y funciona porque entre lágrimas sonríe.
—¡Ni lo digas!, ¡me imagino a Armida esperando en la sala, mientras su hijo y yo follamos! —dice entre risas.
—Gr... —le respondo haciendo un puchero de asco.
Terminamos la noche hablando de posibles formas de cómo castrar al imbécil de Eduardo, finalmente me voy a dormir porque tengo que madrugar.
En la mañana, me llama José, que se nos va a unir, vamos a ir nosotros en un coche y él en el suyo, va a dejarnos para hacer algunos recados que tiene pendientes en la zona, sin embargo, en la ida me voy con él, para que me ponga al tanto de lo que sabe del lugar.
—¡Te vas a enamorar de ella! —me asegura—. Cuenta mi mamá que hace un par de décadas era tanta su hermosura, que los de la élite de aquel tiempo, anhelaban una invitación para venir a pasar allí las vacaciones.
—¡En serio!, ¡no me digas que es de esas casas con estilo inglés, que alojaban una barbaridad de gente! —lo cuestiono.
—Según mamá sí, incluso su comedor es inmenso, al igual que el salón que utilizaban para los bailes.
—¡Wow!, ¿y cómo es que lo dejaron deteriorarse? —lo cuestiono, impresionada de que si es como comenta, ¡es una joya!
—Mis abuelos lo heredaron y como se mudaron a la ciudad, lo dejaron prácticamente en el abandono, y mi mamá no le puso mayor atención hasta ahora.
—¡Veremos que tanto hay que hacerle para que quede como era!
Llegamos al lugar, y tal como José lo describió es una verdadera belleza, después de un pequeño recorrido y un poco más de historia, José se retira a atender sus asuntos, así que con los chicos nos ponemos manos a la obra, en la inspección y evaluación de los daños a reparar.
Tocará importar algunas piezas, sobre todo las que no puedan trabajar nuestros restauradores en el país.
Lo pintoresco de la zona atrae la atención de los chicos, y a la hora del almuerzo nos dirigimos al pueblo para buscar algo de comer, y aprovecho para hablar con Patrick y ponerlo al tanto de cómo vamos; después regresamos para terminar nuestro trabajo.
—¿Crees que llueva? —me pregunta Leonel.
—¡No sabría decirte! —Le respondo revisando el celular para verificar las condiciones del clima, y dándome cuenta de que nos hemos quedado sin señal—. ¿Tienen señal? —les pregunto, los dos revisan sus teléfonos y solo Leonel dice tener, pero mínima—. No se preocupen, esta zona por lo general tiende a tener mucha neblina —tranquilizo a Leonel que se ve inquieto.
—Démonos prisa para que podamos regresar con luz del día —me pide él.
—Me parece, dividámonos el trabajo, que les parece si ustedes dos inspeccionan adentro, incluyendo las habitaciones, y me dejan a mí, aquí afuera —les sugiero.
—¿No consideras peligroso que estés tú sola afuera? —me pregunta Víctor.
—Ya pasó la temporada de osos —le digo divertida—. ¡Así que no!, además hasta adonde me comentó José, tienen sistema de cámaras, —le digo señalando la que tenemos enfrente—. Y también está el personal de seguridad, y él —le hago ver, señalando al jardinero.

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El DESTINO Y SUS JUEGOS - ¿GANARÁ EL AMOR?
RomantikDespués de todo lo que han pasado Isabella y Alexander, ¿será posible que el destino les tenga preparada alguna jugada en donde vuelva a unir sus vidas? Y de ser así, ¿qué ocurrirá? 1. Será que ahora que Isabella es mamá y conoce el valor de un hijo...