Entre la Oscuridad y el Fuego
OliviaEl silencio de la noche en Moscú era ensordecedor. Las sombras se arremolinaban fuera de la ventana, moviéndose con el viento suave, pero mi mente estaba en otro lugar. Sentada en el sofá de nuestro dormitorio, observaba a Nikolay desde la distancia. Se movía con una determinación fría, revisando mapas, trazando estrategias, hablando con Dimitri por teléfono. Cada gesto calculado, cada palabra llena de firmeza.
Al principio, me había parecido una figura distante, casi inhumana. Cuando me casé con él, lo hice sabiendo que nuestra unión era un acuerdo estratégico. Una alianza entre familias, entre dos mundos oscuros. No esperaba sentir nada más allá de la obligación. Él era un hombre poderoso, impredecible, alguien a quien admirar desde lejos, pero nunca había pensado que pudiera existir algo más.
Pero en las últimas semanas, algo había comenzado a cambiar en mí. Lo notaba en los pequeños detalles. En la forma en que sus ojos me seguían cuando no creía que lo veía, en las pocas palabras que intercambiábamos al final de un día tenso. Incluso en sus silencios, había comenzado a ver algo más que frialdad. Y lo que más me desconcertaba era que, cada vez que estaba cerca de él, mi pecho se tensaba de una manera que no había anticipado.
No era solo respeto lo que sentía por él. Era algo más profundo, algo que me había estado negando a admitir durante semanas. ¿Cómo podía enamorarme de un hombre que, en muchos sentidos, era un extraño? ¿De alguien que, en otra vida, tal vez hubiera sido mi enemigo?
Lo miré de nuevo, esta vez más detenidamente. Las líneas de su rostro, endurecidas por años de responsabilidades y traiciones, comenzaban a parecerme menos impenetrables. Incluso en su frialdad había algo vulnerable, algo que antes no había sido capaz de ver. Me di cuenta de que la distancia que había mantenido con él, la barrera que ambos habíamos levantado entre nosotros al principio de este matrimonio, comenzaba a desmoronarse.
Respiré hondo, tratando de contener las emociones que empezaban a burbujear dentro de mí. Lo que sentía no era seguro. No era lógico. Y, sin embargo, era innegable. Mis pensamientos me traicionaban cuando lo recordaba tocándome por primera vez, esa noche en la que sellamos nuestra alianza. No había sido más que un deber entonces, algo esperado de nosotros, pero ahora, esos recuerdos volvían a mi mente con una intensidad renovada.
Nikolay terminó la llamada con Dimitri y dejó el teléfono sobre el escritorio, luego se volvió hacia mí, sus ojos encontrando los míos en la penumbra de la habitación. Mi corazón dio un vuelco, pero mantuve mi expresión tranquila. Habíamos compartido poco más que deberes, estrategias, planes para sobrevivir en un mundo que no dejaba lugar para las emociones. Pero hoy, sentía que algo en ese delicado equilibrio se rompía.
—¿Todo en orden? —pregunté, mi voz apenas un susurro, mientras me levantaba del sofá y me acercaba a él.
Nikolay me observó por un momento, y noté la tensión en su postura. Había algo en su mirada que parecía estar evaluándome, como si intentara decidir si podía confiar en mí en más que los asuntos de poder.
—Dimitri tiene todo bajo control por ahora —respondió, su tono neutral, pero con un matiz de cansancio que rara vez dejaba entrever.
Me detuve a solo unos pasos de él, observando su rostro. Quería preguntarle tantas cosas. Quería saber lo que realmente pensaba, lo que realmente sentía bajo esa máscara de hielo. Pero no éramos ese tipo de pareja. Aún no.
—Es tarde —dije, más como una excusa para llenar el silencio entre nosotros—. Deberías descansar.
Él me miró de nuevo, esta vez con una intensidad diferente. Casi como si estuviera considerando algo que no estaba listo para decir.
—No puedo —respondió con simpleza—. No mientras haya tantas piezas moviéndose. No mientras Ivanov siga libre.
Su voz era tan firme como siempre, pero había algo en ella que no había notado antes. Una pequeña grieta, una duda que quizás solo yo podría percibir.
—Nikolay... —empecé, pero luego me detuve. No sabía cómo continuar. Las palabras que quería decir se enredaban en mi mente. Lo que sentía, ese torbellino de emociones, no tenía lugar en nuestra relación.
Sin embargo, algo en mí me empujó a continuar, a acercarme un paso más.
—No tienes que cargar todo esto solo —dije finalmente, con un tono más suave—. Sé que este no es el matrimonio que planeaste, pero estamos en esto juntos.
Él me miró, sorprendido por mi tono. Estaba claro que no esperaba ese tipo de conversación, ni de mí ni de nadie. Pero algo cambió en su postura. No dijo nada al principio, solo me observó con una mirada que parecía intentar atravesar mis pensamientos.
—No es solo la traición de Ivanov —respondió finalmente, su voz más baja—. Es todo. Lo que hemos construido, lo que estamos tratando de mantener. Hay demasiados enemigos, demasiadas sombras esperando cualquier oportunidad para atacarnos. No puedo permitirme el lujo de bajar la guardia.
Su vulnerabilidad, aunque mínima, me sorprendió. Había algo en la forma en que lo decía, en la manera en que se quedaba quieto delante de mí, que me hizo sentir una cercanía que nunca antes habíamos compartido.
Sin pensarlo, extendí la mano y la coloqué sobre la suya, un gesto que en otro momento habría parecido impensable. Lo sentí tensarse bajo mi toque, pero no se apartó.
—Nikolay, yo... —comencé, mi corazón latiendo más rápido de lo que esperaba—. Sé que este no es un matrimonio común. Pero no soy tu enemiga. Estamos juntos en esto, y no quiero que te sientas solo en esta lucha. No quiero que te enfrentes a todo esto sin alguien a tu lado.
No podía decirlo directamente, no todavía. Pero mis palabras llevaban un peso que esperaba que él entendiera. Algo en mí quería romper esa barrera, quería acercarme a él más allá de las estrategias y alianzas.
Nikolay me miró, su expresión era difícil de leer, pero algo en sus ojos había cambiado. No era frialdad lo que veía ahora, sino algo más profundo. Quizás también estaba luchando con lo mismo que yo.
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Reina de Acero
RomanceEn el despiadado mundo de la mafia, donde el poder y la traición se entrelazan en una danza peligrosa, Reina de Acero narra la apasionante historia de Olivia, la princesa de la mafia italiana, y su matrimonio arreglado con Nikolay Smirnov, el jefe d...