Reina de Acero

Capitulo 22

El Despertar de la Pasión
Nikolay

El sonido de los disparos y el estruendo de la batalla parecían estar a kilómetros de distancia cuando miré a Olivia preparándose para la siguiente fase de nuestra estrategia. Era increíble cómo la presencia de ella podía transformar el caos en un segundo plano. El brillo de sus ojos azules, la forma en que su cabello castaño caía en ondas suaves, y las curvas que se delineaban con la ropa ajustada de combate, eran como una visión que me mantenía centrado en medio del torbellino de la guerra.

—¿Estás lista, preciosa? —pregunté, la palabra "preciosa" saliendo de mis labios con una suavidad que me sorprendió incluso a mí. Algo en ella, en la manera en que su figura se movía con gracia y determinación, había capturado algo en mi interior que no podía ignorar.

Olivia me miró con una expresión que mezclaba determinación y una leve sorpresa. Sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver en su mirada el reconocimiento de un vínculo que se estaba forjando más allá de la guerra y el deber. La forma en que su cuerpo se movía, la confianza en su postura, todo en ella me hacía desear más, me hacía anhelar algo que no había experimentado antes.

—Estoy lista —respondió, su voz firme y clara, pero su expresión suave. —Solo dime lo que necesitamos hacer.

La manera en que su cuerpo se ajustaba a la ropa de combate, las curvas sutiles pero definitivas que destacaban bajo la tela, me hacía recordar constantemente la atracción que sentía hacia ella. No era solo la belleza externa, sino la forma en que su presencia impactaba en todo lo que me rodeaba. Cada movimiento, cada gesto, me mantenía alerta y me hacía desear más de ella.

Nos preparamos para enfrentarnos a Ivanov y su grupo, pero mi mente seguía regresando a Olivia. No podía evitarlo. Cada vez que la veía, me encontraba fascinado por la forma en que sus atributos se ajustaban perfectamente a su figura, la forma en que su piel se veía bajo la luz, el modo en que sus ojos reflejaban la determinación y la vulnerabilidad.

—¿Por qué no te tomas un momento para descansar? —le sugerí, tratando de hacerla sentir especial, de mostrarle que apreciaba no solo su valentía sino también su presencia.

Ella frunció el ceño ligeramente, pero aceptó, tomando un momento para sentarse en una esquina del refugio mientras revisaba su equipo. Mi mirada no podía evitar recorrer su figura, cada detalle de su cuerpo una distracción y una fuente de deseo al mismo tiempo. La forma en que se inclinaba para ajustar una pieza de su equipo, las curvas de su espalda y cintura, todo me atraía de una manera que nunca antes había experimentado.

Me acerqué a ella, y antes de que pudiera detenerme, mis manos encontraron su cintura, mis dedos rozando la tela de su ropa con una ternura inesperada. Su cuerpo se tensó momentáneamente antes de relajarse bajo mi toque, como si se hubiera acostumbrado a mi proximidad.

—Tienes una forma de hacer que todo parezca más soportable —le dije en voz baja, mi tono lleno de admiración y deseo. —Aun en medio de todo esto, eres un faro de luz.

Olivia levantó la vista, sus ojos encontrándose con los míos. Pude ver en su mirada la misma intensidad que sentía, la misma pasión que había comenzado a florecer entre nosotros. Su mano se deslizó sobre la mía, un contacto que me hizo sentir una conexión más profunda, más real.

—Nikolay —susurró, su voz casi inaudible sobre el ruido distante de la batalla. —No sé qué sería de mí sin ti en este momento.

Sus palabras, combinadas con el calor de su cuerpo y la forma en que se acercaba a mí, hicieron que mi corazón latiera más rápido. La atracción que sentía por ella no solo era física sino también emocional, una mezcla poderosa que me desarmaba y me llenaba de un deseo que no podía contener.

Me incliné hacia ella, mis labios encontrando los suyos en un beso que estaba lleno de la misma intensidad y pasión que había comenzado a definir nuestra relación. Este beso no era solo un escape, sino una declaración de lo que estábamos construyendo. Era un deseo de más, un anhelo de explorar cada parte de lo que estábamos compartiendo.

Cuando nos separamos, ambos respirábamos con dificultad, el deseo aún ardiente entre nosotros. Olivia me miró con una mezcla de sorpresa y deseo, y su mano se deslizó por mi pecho, un toque que me hizo recordar lo que estaba en juego.

—No dejaremos que esto nos destruya —dijo, su voz llena de determinación.

—Nunca lo permitiré —respondí, mi voz baja pero firme. —Vamos a salir de esto juntos. Y cuando todo termine, lo que hemos encontrado será nuestra recompensa.

La batalla continuaba, y el peligro aún nos rodeaba, pero ahora había una nueva fuerza que nos impulsaba. La conexión que habíamos construido, el deseo que sentíamos, era el fuego que nos mantenía avanzando. Mientras nos preparábamos para enfrentar a Ivanov y sus fuerzas, sabía que, mientras estuviera a su lado, cualquier cosa era posible.

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