La verdad al descubierto.
NikolayEl silencio en la oficina era casi palpable. Ivanov se mantenía en su silla, sus ojos fijos en los míos, pero algo en su postura me decía que estaba conteniendo una tensión que podría estallar en cualquier momento. Me incliné hacia adelante, el peso de las palabras aún frescas en el aire.
—La lealtad es un tema delicado en nuestro mundo, Ivanov —dije, manteniendo mi voz firme—. No puedo permitirme confiar en nada menos que la verdad absoluta.
Ivanov parecía procesar mis palabras, sus labios ligeramente curvados en una expresión que estaba en el límite entre la sorpresa y la preocupación. Sabía que él había sido uno de mis hombres más cercanos, pero también sabía que la cercanía a menudo ocultaba los peligros más grandes.
—¿Qué te hace pensar que estoy involucrado en alguna traición? —preguntó, su tono intentando mantener la compostura.
—No estoy aquí para hacer acusaciones sin pruebas —respondí—. Pero tengo información que sugiere que hay un traidor en nuestras filas. Y dado tu acceso y tu cercanía a los eventos, es natural que te pregunte.
Ivanov frunció el ceño, sus manos se movieron ligeramente en su regazo, como si estuviera buscando una manera de ocultar alguna reacción involuntaria. Mi instinto me decía que estaba escondiendo algo, pero el juego que estábamos jugando era complicado. No podía acusarlo sin pruebas concretas, pero también no podía dejar que se sintiera demasiado seguro.
—Si tienes pruebas, muéstramelas —dijo finalmente—. Mi lealtad nunca ha estado en cuestión, y no creo que deba demostrarla basándome en rumores.
Lo miré con detenimiento. Su desafío era una mezcla peligrosa de indignación y confianza. Podía estar diciendo la verdad, o podía estar tratando de desviar la atención de su propia culpa. Decidí tomar un riesgo calculado.
—De acuerdo —dije, levantándome de mi silla—. Veamos cómo se desarrollan las cosas. Pero ten en cuenta que en este momento, cualquier indicio de deslealtad será tratado con la máxima seriedad.
Lo observé mientras se levantaba, manteniendo su actitud digna. Aunque parecía tranquilo, podía ver la tensión en sus movimientos, una tensión que solo alguien con algo que ocultar mostraría.
Cuando Ivanov salió de la oficina, me quedé solo con mis pensamientos. Sabía que el tiempo estaba en mi contra. Si Ivanov estaba detrás de la traición, era crucial descubrirlo antes de que el daño fuera irreversible. Pero también sabía que mi investigación necesitaba ser sutil; no podía permitir que se viera mi mano hasta que tuviera todas las piezas del rompecabezas.
Pasé la siguiente hora revisando los informes que Dimitri había comenzado a recopilar. Los documentos eran extensos y detallados, pero había una conexión en ellos que me resultaba familiar. No había sido una sorpresa que Ivanov tuviera acceso a muchos de los documentos confidenciales, pero ahora sabía que había algo más en juego.
Me di cuenta de que no solo se trataba de la traición a nivel personal; había un movimiento más grande en marcha, uno que estaba tratando de desestabilizar nuestra alianza no solo con los italianos, sino con otras facciones dentro de Moscú. Los cabos sueltos parecían conectar entre sí, y las piezas del rompecabezas empezaban a encajar de manera inquietante.
Mientras analizaba los datos, el sonido de la puerta de mi oficina me sacó de mi concentración. Dimitri entró con una carpeta en la mano, su expresión seria.
—He encontrado algo —dijo, dejándola sobre mi escritorio—. Es sobre Ivanov, como pediste.
Abrí la carpeta y comencé a revisar los documentos. Había pruebas de transacciones financieras inusuales, encuentros secretos con personas fuera de nuestro círculo de confianza, y un patrón de comportamiento que claramente indicaba que Ivanov había estado involucrado en algo que no era simplemente trabajo. Cada detalle añadía una capa a la conspiración, mostrando una red más amplia de traición.
—¿Cuándo fue la última vez que lo viste? —pregunté, manteniendo mi mirada fija en los documentos.
—Ayer —respondió Dimitri—. Estaba en una reunión con varios de nuestros contactos en el puerto. No parecía fuera de lo común, pero su comportamiento fue un poco extraño.
Asentí, mirando las notas que Dimitri había tomado. La reunión en el puerto era un punto crucial; era donde se tomaban decisiones importantes y se negociaban acuerdos. Si Ivanov estaba allí, había estado en contacto con muchos otros que podrían haber sido parte de la red.
Me levanté, con una nueva determinación. El tiempo para la ambigüedad había pasado. La traición estaba en marcha, y no iba a permitir que pasara un día más sin tomar acciones decisivas. La información que necesitaba estaba al alcance de la mano, y mi próximo movimiento era claro.
—Vamos a hacer una revisión completa de todas las personas que tuvieron contacto con Ivanov —dije—. Necesitamos asegurarnos de que no haya más traidores entre nosotros.
Dimitri asintió y se dirigió a cumplir las órdenes. Mientras observaba cómo salía de la oficina, me sentí más centrado. Sabía que el enfrentamiento era inevitable, pero ahora tenía las herramientas para luchar. Si Olivia tenía razón, y si Ivanov estaba involucrado en una traición más grande, entonces todo lo que había construido podría estar en riesgo. Pero estaba preparado para enfrentar cualquier desafío.
Porque en el mundo de la mafia, la verdad siempre se revela, y yo estaba listo para descubrirla, sin importar el costo.
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Reina de Acero
RomanceEn el despiadado mundo de la mafia, donde el poder y la traición se entrelazan en una danza peligrosa, Reina de Acero narra la apasionante historia de Olivia, la princesa de la mafia italiana, y su matrimonio arreglado con Nikolay Smirnov, el jefe d...