Reina de Acero

Capitulo 26

El Fin de la Guerra y el Sacrificio
Nikolay

La batalla final había sido feroz y agotadora, un enfrentamiento que probó cada fibra de nuestro ser. Pero finalmente, la victoria había sido nuestra. Ivanov había sido derrotado, y con su caída, la guerra que había definido nuestras vidas y nuestras luchas había llegado a su fin. La sensación de alivio y triunfo era abrumadora, un contraste agudo con el caos que habíamos experimentado.

Me encontraba en el centro de la sala de operaciones, revisando los últimos detalles de la victoria y asegurándome de que todo estuviera en su lugar para garantizar la estabilidad futura. La habitación estaba llena de camaradas y aliados, todos compartiendo un momento de celebración y descanso. Sin embargo, mi mente seguía volviendo a Olivia, a la mujer que había sido mi pilar durante toda esta guerra.

Mientras supervisaba los últimos ajustes, recibí una llamada que me hizo el corazón latir más rápido. Era un mensaje que indicaba que Olivia había sido llamada para realizar una tarea final antes de que pudiéramos considerar todo completamente terminado. Aunque el riesgo era mínimo, el hecho de que ella estuviera involucrada en la operación me hizo sentir una preocupación inusitada.

Me dirigí rápidamente hacia el lugar donde Olivia estaba trabajando, atravesando el complejo con pasos firmes y decididos. La visión de ella, con su figura definida por la ropa de combate, me hizo sentir un nudo en el estómago. A pesar del cansancio y el desgaste, seguía siendo un faro de fortaleza y belleza. Pero mi alegría se desvaneció cuando vi la escena frente a mí: Olivia estaba en el suelo, rodeada de personal médico que intentaba ayudarla.

Me acerqué a ella con una rapidez que no había demostrado en toda la guerra. La visión de su cuerpo herido, su rostro pálido y los signos evidentes de dolor me hicieron sentir una desesperación que no había conocido hasta ese momento. Su accidente había sido un resultado inesperado, un golpe de suerte cruel en un momento en que todo parecía haber salido bien.

—Olivia —dije, mi voz temblando mientras me arrodillaba a su lado. La preocupación y el miedo eran evidentes en mi tono. —¿Qué ha pasado?

Ella me miró con dificultad, sus ojos llenos de dolor pero también de una determinación que me conmovió. Sabía que estaba luchando por mantenerse consciente, por no rendirse, y eso solo aumentaba mi angustia.

—Nikolay —susurró, su voz débil pero cargada de emoción. —Estoy... estoy bien. Solo... necesito que te concentres en el futuro. La guerra ha terminado.

Su mano se movió lentamente para tocar la mía, un gesto que me hizo sentir aún más impotente. Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos mientras observaba cómo los médicos trabajaban frenéticamente para estabilizarla. Cada minuto que pasaba sin una respuesta positiva parecía una eternidad.

—No, Olivia. No me dejes —dije, mi voz rota por el miedo y la desesperación. —No puedo perderte ahora, no después de todo lo que hemos pasado juntos.

La habitación estaba llena de un silencio angustioso mientras los médicos continuaban su trabajo. Mi mente corría a mil por hora, pensando en cada momento que habíamos compartido, en el amor y el deseo que habíamos construido. La idea de perderla en un momento como este, después de haber encontrado la paz, era una perspectiva insoportable.

Finalmente, los médicos lograron estabilizarla y la trasladaron a una sala de recuperación. Me quedé a su lado, observando cada detalle, cada cambio en su estado. La batalla había terminado, la guerra había sido ganada, pero el costo había sido más alto de lo que había imaginado.

Horas después, cuando Olivia finalmente abrió los ojos, su mirada se encontró con la mía. La debilidad en su cuerpo era evidente, pero sus ojos reflejaban la misma fuerza que siempre había tenido. Me inclinó sobre ella, mis labios rozando los suyos con una ternura que se había convertido en un refugio en medio de la tormenta.

—Lo siento, Nikolay —dijo con un susurro débil pero lleno de sinceridad. —No quería que esto terminara así. Solo quería que todo saliera bien para nosotros.

—Shh, no hables —le pedí, mi voz quebrada por las emociones. —Lo importante es que estás aquí. Vamos a superar esto, juntos. No importa lo que cueste, voy a estar a tu lado.

La recuperación de Olivia fue lenta y dolorosa, pero cada día que pasaba, me llenaba de esperanza. La victoria en la guerra había sido un alivio, pero el verdadero triunfo fue saber que, a pesar de las dificultades y el dolor, teníamos un futuro juntos. La paz que habíamos logrado era más que un simple cese de las hostilidades; era un nuevo comienzo para nosotros, una oportunidad para construir una vida en la que el amor y la esperanza pudieran florecer, incluso en los momentos más oscuros.

A medida que Olivia comenzaba a recuperarse, nuestras promesas y sueños compartidos se volvían aún más significativos. La guerra había terminado, y con ella, una nueva era había comenzado para nosotros. La vida continuaría, llena de desafíos y sorpresas, pero sabíamos que, mientras estuviéramos juntos, podíamos enfrentar cualquier cosa.

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