Capitulo 34

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Sombras del Pasado
Nikolay

El día después de la revelación del género del bebé, el ambiente en casa era un torbellino de alegría y preparación. Olivia y yo estábamos inmersos en los preparativos para la llegada de nuestra hija, y aunque estábamos ocupados con los detalles, no podía evitar sentir una creciente inquietud que había comenzado a atormentarme.

Esa noche, mientras me preparaba para irme a la cama, un llamado inesperado interrumpió mi rutina. Era uno de mis contactos en el mundo subterráneo, alguien en quien confiaba pero cuyo tono de voz revelaba una urgencia que no podía ignorar.

—Nikolay, necesito hablar contigo —dijo el contacto—. Hay algo que debes saber.

Nos reunimos en una de las oficinas discretas que utilizábamos para manejar los asuntos de la mafia. El ambiente era sombrío, y el silencio en la sala contrastaba con el bullicio de la reciente celebración. Mi contacto se sentó frente a mí, con una expresión preocupada.

—¿Qué sucede? —pregunté, tratando de mantener mi calma a pesar del creciente desasosiego en mi interior.

—Recibimos información sobre una nueva amenaza —empezó—. Hay alguien que está moviéndose en las sombras, una figura desconocida que ha comenzado a hacer movimientos en nuestro territorio. No tenemos muchos detalles, pero parece que están buscando aprovecharse de la situación.

Mi mente empezó a trabajar a toda velocidad. La amenaza de un nuevo enemigo era preocupante, especialmente en un momento en el que debería estar centrado en la seguridad y bienestar de mi familia. El hecho de que alguien intentara aprovecharse de nuestra vulnerabilidad durante este tiempo me llenaba de una mezcla de ira y determinación.

—¿Tienes más información sobre quién podría ser? —pregunté, mi tono tenso.

—No mucho, solo rumores y movimientos sospechosos. Pero es claro que están buscando infiltrarse en nuestras operaciones y crear problemas. La noticia de la llegada de tu hija podría haber atraído su atención. Están tratando de aprovecharse de cualquier debilidad.

La noticia me hizo sentir un peso adicional sobre mis hombros. No solo tenía que proteger a Olivia y al bebé, sino también asegurarme de que nuestra organización no se viera afectada por esta nueva amenaza. El peligro no solo era real, sino que era más cercano de lo que había imaginado.

—Voy a poner en marcha una investigación —dije, mi mente ya trabajando en los próximos pasos—. Necesito asegurarme de que estamos completamente informados sobre lo que está ocurriendo y de que podamos actuar antes de que esta amenaza se convierta en un problema serio.

Mi contacto asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. —Te mantendré informado de cualquier nueva información que reciba. Mantén a Olivia y a la bebé a salvo, y no dudes en buscarme si necesitas ayuda.

Mientras me dirigía hacia la salida, sentí una determinación renovada. No podía permitir que esta amenaza pusiera en peligro a mi familia o a nuestra organización. Tenía que actuar con rapidez y precisión para neutralizar cualquier posible riesgo.

Esa noche, el sueño se me escapó. Me quedé en la oficina revisando documentos y analizando los posibles movimientos del enemigo. Cada detalle, cada indicio, podía ser crucial para entender quién estaba detrás de esta amenaza y cómo podríamos protegernos.

A la mañana siguiente, mientras Olivia aún dormía, decidí realizar una visita a uno de mis colaboradores más confiables. Necesitaba reunir información y trazar un plan para abordar la amenaza. La reunión fue breve pero intensa, y pronto nos pusimos en marcha para asegurar nuestros territorios y reforzar nuestras defensas.

A medida que los días pasaban, la sensación de peligro se volvía más palpable. Las precauciones que habíamos tomado comenzaron a mostrar resultados, pero también había momentos en los que la tensión se volvía insoportable. Cada vez que miraba a Olivia, con su vientre redondeado y la alegría en sus ojos, sentía una mezcla de amor y una creciente necesidad de protegerla de cualquier daño.

Una tarde, mientras estábamos en casa, Olivia notó mi comportamiento más distante y me preguntó al respecto. El peso de la preocupación y el estrés se había convertido en una constante en mi vida, y me costaba ocultarlo.

—Nikolay, ¿qué está pasando? —preguntó, con una preocupación genuina en sus ojos—. Te he visto más tenso últimamente. ¿Hay algo que no me hayas contado?

Me tomé un momento para pensar en cómo responder. La verdad era que no quería añadir más preocupaciones a su vida, especialmente en un momento en el que debería estar disfrutando del embarazo. Pero sabía que era crucial mantenerla informada, si no completamente, al menos en parte.

—Hay algo que no puedo evitar mencionar —dije finalmente—. Hay una amenaza que ha surgido y que podría poner en peligro nuestra seguridad. Estoy trabajando para manejarla, pero quiero que sepas que estoy tomando todas las precauciones necesarias para protegernos.

Sus ojos se abrieron con sorpresa, y pude ver el miedo en su rostro. —¿Qué tipo de amenaza? ¿Estamos en peligro?

—Estamos tomando medidas para protegernos —respondí, tratando de sonar tranquilizador—. Pero no quiero que te preocupes demasiado. Mi prioridad es mantenerte a ti y a nuestra hija a salvo.

Olivia asintió, aunque su expresión mostraba una mezcla de preocupación y comprensión. Sabía que no podía ofrecerle una respuesta completa en ese momento, pero era importante que supiera que estaba haciendo todo lo posible para asegurar nuestra seguridad.

La investigación continuó y los días se convirtieron en una lucha constante para equilibrar mi vida profesional y personal. El enemigo permanecía en las sombras, pero nuestra preparación y vigilancia constante nos mantenían un paso adelante.

Finalmente, después de semanas de incertidumbre y planificación, obtuvimos información crucial que nos permitió identificar a la figura detrás de la amenaza. Resultó ser un antiguo rival que había estado esperando el momento oportuno para atacar. Con la información en mano, pude coordinar un operativo para neutralizar la amenaza y asegurar que nuestra organización y nuestra familia estuvieran protegidos.

A medida que resolvía este conflicto, sentía un profundo alivio al saber que habíamos manejado la situación. Sin embargo, la preocupación por Olivia y el bebé nunca se desvaneció por completo. Mientras avanzábamos en la preparación para la llegada de nuestra hija, me aseguré de que todo estuviera en su lugar para garantizar su seguridad y bienestar.

Con la amenaza finalmente bajo control, me encontré con un renovado sentido de esperanza y determinación. El amor y la fuerza que Olivia y nuestra futura hija me proporcionaban eran una fuente de inspiración constante. Aunque el camino había sido desafiante, sabía que enfrentar cualquier dificultad era más fácil cuando se estaba motivado por el deseo de proteger a aquellos que amamos.

Mientras nos acercábamos al nacimiento de nuestra hija, la experiencia de manejar la amenaza solo reforzó mi compromiso con mi familia y mi deseo de proporcionarles un futuro seguro y lleno de amor. La llegada de nuestra hija no solo marcaría el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, sino también una oportunidad para fortalecer aún más los lazos que nos unían y enfrentar el futuro con confianza y esperanza.

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