Capitulo 30

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Dudas y Temores
Olivia

Los días pasaron suavemente en una mezcla de tranquilidad y rutina mientras Nikolay y yo seguíamos adaptándonos a nuestra nueva vida. La victoria sobre Ivanov y la recuperación de mis heridas nos habían dado una oportunidad para reescribir nuestra historia, y estábamos aprovechando cada momento. Sin embargo, en medio de la calma, había algo que me inquietaba profundamente.

Desde la última vez que pasamos tiempo juntos, había notado un cambio en mi cuerpo. Síntomas sutiles pero persistentes que me hacían sospechar que algo podría estar ocurriendo. Me encontraba en el baño, observando el reflejo de mi rostro en el espejo mientras me preguntaba si mis temores eran infundados o si había algo más en juego.

Un día, mientras revisaba mi agenda, noté un retraso en mi ciclo menstrual, y el temor se apoderó de mí. La idea de un posible embarazo era aterradora, no solo por lo que significaría para nuestra vida actual, sino también porque sabía que no estaba lista para ser madre. La posibilidad de tener un hijo me llenaba de ansiedad, y la idea de decírselo a Nikolay me aterrorizaba aún más.

La última cosa que quería era causar más problemas en una relación que ya había pasado por tanto. Sabía que Nikolay deseaba un futuro juntos, pero el tema de los hijos era algo que nunca habíamos discutido profundamente. La idea de introducir una nueva dimensión en nuestra vida, especialmente una que implicara la responsabilidad de un hijo, me hacía sentir una gran inseguridad.

Así que, mientras me preparaba para otra visita al jardín y me arreglaba, mi mente estaba llena de pensamientos conflictivos. Sabía que debía enfrentar la posibilidad de un embarazo, pero el miedo de cómo reaccionaría Nikolay me mantenía en un estado constante de ansiedad.

Me encontré en el jardín, cuidando de las flores con una atención meticulosa. La actividad me ayudaba a distraerme, pero la preocupación seguía presente, como una sombra constante. Nikolay estaba en la oficina, trabajando en algunos asuntos importantes relacionados con la empresa, y me dio un momento de tranquilidad para pensar.

Decidí que necesitaba confirmar mis sospechas antes de hablar con Nikolay. Así que, después de una cuidadosa reflexión, me dirigí a la farmacia cercana para comprar una prueba de embarazo. El momento en que sostenía el pequeño paquete en mis manos, me sentí abrumada por una mezcla de miedo y determinación.

De vuelta en casa, me encerré en el baño y tomé la prueba con manos temblorosas. Cada minuto que pasaba se sentía interminable, y cuando finalmente los resultados comenzaron a aparecer, mi corazón se hundió en una mezcla de terror y resignación. La línea en la prueba confirmaba mis peores temores: estaba embarazada.

Me senté en el suelo del baño, con la prueba en la mano y las lágrimas en los ojos. La realidad de lo que estaba sucediendo me golpeó con fuerza, y la idea de enfrentar a Nikolay con esta noticia me parecía casi insoportable. Sabía que debía decirle algo, pero el miedo a su reacción y el temor a la responsabilidad que implicaba ser madre me mantenían paralizada.

Finalmente, me armé de valor y decidí que era hora de hablar. Encontré a Nikolay en la sala, revisando unos documentos. Se notaba el cansancio en su rostro, pero al verme, su expresión se suavizó.

—Nikolay, necesitamos hablar —dije, mi voz apenas un susurro.

Se levantó de su silla y se acercó a mí, notando la seriedad en mi tono. Me tomó de la mano y me condujo a un lugar más privado. Me senté en el sofá, y él se acomodó a mi lado, esperando a que hablara.

—¿Qué pasa? —preguntó con preocupación.

Tomé una respiración profunda y miré sus ojos, buscando la mejor forma de expresar lo que sentía. —Hay algo que necesito decirte... algo importante. Me hice una prueba de embarazo, y... estoy embarazada.

Sus ojos se abrieron con sorpresa y preocupación. No pude leer completamente su reacción, pero el silencio que siguió me hizo sentir aún más nerviosa.

—Olivia, ¿estás segura? —preguntó finalmente, su voz tensa.

—Sí, estoy segura. Y... no sé qué hacer. No estoy lista para esto, Nikolay. No quiero ser madre, y el solo pensar en ello me asusta.

Nikolay se quedó en silencio por un momento, procesando la noticia. Pude ver en su rostro una mezcla de confusión y tristeza, pero también un destello de comprensión.

—Lo siento, Nikolay —dije, mis lágrimas cayendo sin control. —No sé cómo llegó esto a mi vida, y no quiero que esto cause más problemas entre nosotros. Solo... no sé qué hacer ahora.

Se inclinó hacia adelante y tomó mis manos en las suyas, su toque era cálido y reconfortante. —Olivia, no estás sola en esto. Podemos enfrentar cualquier cosa juntos. Quiero entender cómo te sientes y lo que deseas, y luego podemos tomar una decisión.

El alivio de escuchar sus palabras me hizo sollozar más fuerte. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero el hecho de que no estaba sola en esto era un consuelo inmenso. Aunque el futuro seguía siendo incierto, al menos sabía que enfrentaríamos esta nueva realidad juntos, con honestidad y apoyo mutuo.

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