«Capítulo 29» Tu simplemente viste a Richard. No viste a Richard Zven Krüspe.

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Bajo la atenta mirada de las personas de la calle y el establecimiento ocupamos una mesa en el centro del lugar, una bonita mesa circular para dos personas era en donde decidimos sentarnos, había un pequeño florero con tres rosas, una roja, una blanca y una rosa, además del típico azucarero y servilletero.

Richard abrió una de las sillas para mí y me ayudo a sentarme, después él se sentó delante mío mirándome fijamente.

Bajo su atenta mirada jugué con mis dedos que estaban sobre mi regazo.

-Hay algo que te inquieta.-Se cruzó de brazos recargándose en el respaldo de la silla.-Dime que es.-Me dijo examinándome por completo.

Lo miré a los ojos, grave error, porque inmediatamente mi vista se dirigió a sus labios, una sonrisa de satisfacción surcó su rostro inmediatamente; Mis mejillas antes no podían estar más calientes de la vergüenza que ahora.

-Leí la tarjeta que me diste aquella noche en el Night Club.-Dije lo suficientemente bajo que creo que Richard no me escuchó.

Un camarero se acercó a nosotros, pero no cualquier camarero, era el camarero que nos había atendido a Shannon y a mi en el negocio de comida mexicana en el centro comercial, rápidamente me reconoció, lo se porque me miraba de manera extraña.

-Pero vaya.-Dijo aquel sujeto cuyo nombre no recuerdo, ni siquiera recuerdo que me lo diera, solo recuerdo que nos atendió a Shannon y a mi.-¿Me estás siguiendo muñeca?-Richard lo miraba molesto.

-Lo siento pero no se de que hablas.-Volteé mi cara esperando que se sintiera confundido y creyera que soy otra persona.

-¡Vamos! Sabes quien soy. Te atendí en el centro comercial con tu amiga la rubia bonita.-¿A este sujeto que le pasa?

-Retírate por favor.-Pidió Richard duramente.

-Lo siento señor, pero su hija es una descortés conmigo.-Se cruzó de brazos y Richard lo fulminó con la mirada.

-Es mi novia, no mi hija imbécil.-Él chico palideció.-Ahora retírate.-La voz de Richard era tan fría como un bloque de hielo.

El chico se retiró dejándonos a Richard y a mi demasiado callados.

Richard ha dicho que soy su novia, una alegría se apoderó de mi instantáneamente, por alguna extraña razón me encantó oír aquellas simples pero hermosas palabras.

-¿Lo conoces?-Lo miré y estaba cruzado de brazos enarcando una ceja.

Me sentí mal por lo que paso, a pesar de que no seamos nada me sentí en ese momento con la necesidad de explicar lo sucedido.

Pero las palabras simplemente no salían.

-No importa.-¿Qué?-Tu has dicho que no puede haber nada entre nosotros.-Lo vi encogerse de hombros.-Así que no tengo ningún derecho de pedirte explicaciones.-

Algo dentro de mi se rompió al oír aquellas palabras.

De la peor manera me he hecho daño yo misma. ¿Porqué me duele tanto? No lo se. Solo sé que duele.

-Eso es cierto.-Dije calmada mente.-¿Sabes porqué también no podría haber nada entre nosotros?-Me miraba atentamente mientras negaba con la cabeza.-Porque eres una figura pública.-Su rostro palideció instantáneamente.

-No te entiendo.-La confusión estaba totalmente en él.-¿De qué hablas?

-Hablo de la tarjeta que me diste en el Night Club.-Me encogí de hombros.-La tarjeta dice que eres guitarrista y vocalista.-Dije lentamente observando cada una de sus reacciones.

-Carajo...-Dijo en voz baja mientras revolvía su cabello con ambas manos para después frotar su cara de manera desesperada.-Me equivoqué de tarjeta.-Dijo con total angustia.-No debías de saber eso.-Suspiró.

-Pues ahora lo sé. Y no te preocupes porque créeme no necesito tener cinco minutos de fama, me basta y sobra con la que tengo.-Dije mirando mis dedos sobre mi regazo.-Además...-Centré mi vista en sus ojos azules que me miraban atentamente.-Ese es un gran pretexto para que no haya nada entre tu y yo.

Sus ojos azules estaban ahora opacos, tal vez lo que le dije fue demasiado, jamás había atacado verbalmente de tal manera a alguien, ni siquiera a alguien que me haya hecho enojar tanto antes.

Justo a tiempo llego una camarera, con algo de impresión por parte de los dos ordenamos unas simples tazas de café.

-Escucha...-Después de muchos minutos de silencio entre los dos Richard decidió ser el primero en romperlo.-No quiero que pienses mal...-Habló pausadamente.-Cuando dije que no debías enterarte lo dije porque la mayoría de las personas se acercan a mi por eso. Y me parecía genial que tu fueras la primera persona que me hablara sin saber quien mierdas era yo. Tu simplemente viste a Richard.-Tomó mis manos que ahora estaban sobre la mesa.-No viste a Richard Zven Krüspe.-Me dijo en un tono un tanto aburrido.

Sus palabras denotaban tristeza, aburrimiento y sobre todo... Algo parecido a la emoción.

Una emoción que me transmitió a mi también.

-De todas formas no importa... Como bien hemos dicho, no hay nada entre nosotros.-La camarera llegó con dos tazas de café dejándolas delante de nosotros.

Richard y yo solo nos mirábamos de vez en cuando o bebíamos de las tazas incómodamente.

Dos chicas rubias se acercaron hasta nuestra mesa sonriendo y diciéndose cosas entre ellas, a lo que reían.

-Disculpa.-Le hablaron a él.-¿Podemos tomarnos una foto contigo?-Preguntó una de las chicas a Richard mientras sonreía.

Él las vio y asintió con una sonrisa un poco forzada.

Yo solo podía ver desde donde estaban como se tomaban varias fotos, en todas Richard aparecía serio, sonriendo a la fuerza o simplemente se quedaba como si nada.

En cuanto terminaron de tomarse sus fotos se negaban a dejarlo que se sentará, lo entretenían demasiado, solo oía que le decían que si quería ir a una fiesta con ellas hoy en la noche, Richard educadamente les decía que no, les explicaba que tenía otras cosas que hacer pero ellas eran muy insistentes, solo pude ver como Richard dejaba un par de billetes sobre la mesa para después tomarme de la mano y sacarme de ahí.

Por instinto volteé atrás y las dos rubias estaban tan indignadas que parecía que me querían matar, sus miradas estaban completamente llena de envidia, una envidia que entiendo pero a la vez no.

Richard abrió la puerta del copiloto para mí y entré sin protestar, él subió del lado del conductor y encendió el auto asustándome, me coloqué el cinturón de seguridad aferrándome por instinto a cada costado del asiento, poco a poco iba reduciendo la velocidad mientras que yo me iba soltando de los costados.

-Lamento que hayas tenido que presenciar eso.-Habló de pronto causándome un escalofrío por todo el cuerpo.

-No te preocupes.-Lo miré y su vista estaba al frente.-Es parte de tu trabajo.

-Si... Mi trabajo.-Suspiró cansadamente.-Te llevaré a casa de Shannon.-Dijo volviendo su vista a mi un momento.-No olvides los boletos esta vez.-Y con eso regreso la vista al frente dejándome sin aliento.

Porque eso es lo que hacía la mayor parte del tiempo desde que lo conocí hace un par de noches. Robarme el aliento, los pensamientos, los sueños, la tranquilidad, mi control. Richard era como un ángel de alguna forma, un ángel que me roba todo.

Estaba segura de que en cuanto pusiera un pie en la casa de los Brownstone Shannon me iba a acribillar con preguntas, algunas de las cuales tal vez no tengan respuesta.

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ░ღT E M P T A T I O Nღ░Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒღ{R.Z.K.}{R+} {Terminada} {EDITANDO}ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora