54 Confrontaciones

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La madre de Yoko no tardó en fruncir el ceño al ver a su hija en los brazos de Faye, la cercanía entre ambas era evidente, pero a la mujer le incomodaba profundamente.

—¿Por qué traes a mi hija así? —dijo con un tono de desaprobación, mirando a Faye con reproche.

Faye no respondió; su expresión se mantenía firme, su mirada fija y serena. Yoko se acomodó para ponerse de pie junto a Faye, sintiendo cómo el silencio de su novia le daba la fuerza para enfrentar lo que venía. La madre de Yoko no perdió tiempo en expresar su desagrado:

—No entiendo cómo has permitido que esto pase, Yoko. ¿Salir con una mujer? Y encima con alguien de tu trabajo... No puedo imaginar qué estarán pensando los demás al ver este espectáculo. Esto no es lo que soñé para ti.

Yoko, sintiendo una mezcla de tristeza y enojo acumulado por años, la miró directamente, sin más intenciones de callar.

—Es MI NOVIA, ¿Espectáculo? ¿De verdad piensas que nuestro amor es solo un "espectáculo"? —empezó Yoko, sin apartar la mirada de su madre—. He pasado toda mi vida esperando que entiendas algo sobre mí, esperando que estés a mi lado en los momentos importantes. Pero nunca has estado. Ni en mis logros, ni cuando he tenido problemas... nunca. Ahora, cuando debería sentir tu apoyo, lo único que encuentro es tu desprecio.

La madre de Yoko intentó responder, pero Yoko la interrumpió.

—Has estado tan ocupada juzgando mis decisiones que jamás te has dado el tiempo de conocer a la persona que soy. ¿Sabes cuánto tuve que pasar sola? —Yoko sentía un nudo en la garganta, pero continuó, decidida a no guardar nada—. Cuando necesitaba tu amor y comprensión, solo me diste exigencias y desaprobación. Pero ahora, aunque no te guste, tengo a alguien que me cuida, alguien que me respeta y me apoya. Faye ha estado aquí cuando tú no has querido estar, y no voy a permitir que la insultes.

La madre de Yoko, en un intento de recobrar el control de la situación, le lanzó una mirada acusadora a Faye.

—Y todo esto es culpa tuya. No sé cómo has logrado meter esas ideas en la cabeza de mi hija. Ella no era así.

Faye se mantuvo en silencio, aunque la frialdad en sus ojos se intensificó. Yoko, viendo que su madre continuaba cegada por su propio orgullo, finalmente respiró hondo y dijo, con una calma inesperada:

—No es Faye quien me cambió, mamá. Soy yo. Esta es la persona que soy, y si no puedes aceptarlo, entonces eres tú quien se está alejando, no yo. Faye es mi familia, y, si no puedes respetarla, entonces no tengo espacio para ti en mi vida.

La madre de Yoko, impactada por la determinación de su hija, no encontró palabras. La tristeza y la incredulidad se reflejaron en su rostro, pero Yoko ya no vacilaba.

—Si quieres recuperar algún día el papel de madre que tanto te gusta usar para juzgarme, empieza por entender que ya no soy la niña que puedes controlar. —Yoko tomó la mano de Faye y, sin decir una palabra más, la guió hacia la puerta, dejándola a solas en el salón, atrapada en su propio silencio.

Al cerrar la puerta, Yoko se dio cuenta de que esta vez no hubo dolor, sino una sensación de libertad.

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Holaa!! No se olviden de comentar por favor 🌹

SI vieron el premio que se ganaron nuestras niñas??  Ese vestido en Yoko le quedaba hermoso, y el traje de Faye no se diga

Entre Lados: Amor y LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora