47 La Señal

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Habían pasado algunas horas desde que Faye se había permitido descansar un poco, aún sentada al lado de Yoko y con su mano entrelazada con la suya. De repente, sintió un leve, casi imperceptible movimiento en los dedos de Yoko. Faye abrió los ojos rápidamente y miró con detenimiento, como si no pudiera creer lo que acababa de sentir. ¿Había sido solo su imaginación? Pero no, ahí estaba otra vez: la mano de Yoko se movía apenas unos centímetros, un ligero y delicado roce contra su propia piel.

Faye, conteniendo la emoción, llamó rápidamente al médico, tratando de no sonar demasiado ansiosa. "¡Doctor! Creo que Yoko ha movido su mano. ¡Revísela, por favor!"

El médico llegó al instante y, después de examinarla, le escuchó a Faye. "Es cierto, Faye. Esto es una muy buena señal. Estos movimientos suelen ser el inicio de una recuperación consciente. Yoko está mostrando avances, y aunque aún debemos esperar un poco más, esto es un gran paso".

Faye se llevó la mano al pecho, donde el corazón le latía aceleradamente, mezcla de alivio y felicidad. "Entonces, ¿realmente estás mejorando?"

"Sí, está en camino", respondió el doctor. "Su cuerpo está respondiendo bien, y eso significa que, poco a poco, debería empezar a recuperar la conciencia."

Faye se sintió emocionada mientras sentía que las lágrimas le nublaban la vista, pero esta vez eran lágrimas de alegría. Se acercó al rostro de Yoko y, con ternura, le susurró al oído: "Sigue adelante, amor. Todos estamos esperando por ti. Yo te estoy esperando".

Las siguientes horas transcurrieron entre vigilias y pequeños momentos de esperanza. Cada ligero movimiento de Yoko era una señal más de que estaba luchando por volver a la vida que compartían. Para Faye, estos gestos tan sutiles eran como un milagro, recordándole que su amor por Yoko era más fuerte que cualquier dificultad.

Algunos compañeros de la estación, al enterarse, dejaron mensajes de voz para Yoko, animándola a que se recuperara. Faye le ponía el celular cerca, dejándole escuchar las voces de sus amigos y de las personas que la esperaban con ansias. Aunque Yoko aún no abría los ojos, el ambiente estaba impregnado de esperanza.

Faye volvió a tomar la mano de Yoko y, esta vez, no pudo evitar sonreír ampliamente mientras veía cómo su amor estaba, poco a poco, regresando a ella.

Entre Lados: Amor y LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora