Capítulo 39
Había sido un día agotador en el hospital. La mayoría de los turnos en cirugía lo eran. No había tenido tiempo de hablar con Usagi durante el día, pero sabía que ella me esperaba en mi casa, en eso habíamos quedado y mientras manejaba de vuelta a casa, mi mente volvía constantemente a lo que habíamos hablado sobre Michiru. Sabía que ella seguía siendo una sombra en nuestra vida, incluso sin estar físicamente presente.
Al abrir la puerta, supe que Usagi no estaba sola, habían otros zapatos en la entrada junto a los suyos. La luz del salón estaba encendida y el ambiente era tenso. Llamé a Usagi, pero no obtuve respuesta. Mis pasos resonaron por el pasillo, y mi corazón comenzó a acelerarse cuando escuché una voz femenina que no era la de Usagi.
Mi cuerpo se tensó. Michiru estaba allí ¿Cómo era posible?
Aceleré el paso y entré en la sala, justo a tiempo para ver a Usagi de pie frente a Michiru. Las dos estaban a pocos metros de distancia, y la mirada en el rostro de Usagi me rompió el corazón. Era una mezcla de miedo, sorpresa y algo que no podía identificar del todo. Pero lo que más me preocupaba era Michiru. Su rostro estaba tranquilo, pero había una desesperación apenas contenida en sus ojos.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? — Le pregunté, mi voz era más dura de lo que esperaba.
Michiru se giró hacia mí, su expresión cambió a una mezcla de sorpresa y resignación.
—Lo siento, Mamoru —dijo ella, su voz quebrándose ligeramente—. No quería causar problemas. Solo... necesitaba hablar contigo.
Miré a Usagi, que parecía estar en shock, sin moverse. Mi mente corría a mil por hora, tratando de entender cómo había llegado a esto. Michiru no debería haber venido aquí, no debería haber traído su caos a nuestra vida. Y aún así, aquí estaba.
—Tú no deberías estar aquí, Michiru —dije, intentando controlar la ira que comenzaba a hervir dentro de mí.
—Mamoru... —murmuró, acercándose a mí con su voz baja y seductora—. Sé que las cosas han sido difíciles, pero todavía podemos arreglarlo. Sé que hay una parte de ti que todavía me quiere, que recuerda lo que teníamos.
Mi corazón se detuvo e intenté apartarme, pero ella se acercó más, su cuerpo casi pegado al mío. Michiru siempre había sabido cómo manipular mis emociones, pero esta vez... algo era diferente. Su desesperación era evidente.
—No lo hagas —dije, intentando mantener la calma.
Usagi me miró, sus ojos reflejando algo que no pude identificar. Intentó decir algo, pero sus palabras quedaron atrapadas en su garganta. Dio un paso atrás, temblando, y salió de la habitación sin decir nada más.
—Lo siento —murmuró, su voz apenas un susurro—. No sé qué estoy haciendo.
Quería creer que era sincera, pero sabía que, mientras Diamante siguiera manipulándola, esto no sería el final.
—Tienes que irte, Michiru —dije finalmente, mi voz firme, sin un rastro de crueldad, pero sin lugar para interpretaciones.
Ella sostuvo mi mirada, sus labios curvándose en una sonrisa apenas perceptible, como si mis palabras fueran solo un aplazamiento. —Nos veremos luego —murmuró, con una calma que me recorrió como un escalofrío helado, tensando cada fibra de mi cuerpo.
Solo cuando la vi desaparecer por la puerta, mis pulmones parecieron recordar cómo respirar. Sin perder un segundo, giré y salí corriendo en busca de Usagi, sintiendo cómo la tensión comenzaba a liberarse con cada paso que daba para alcanzarla.
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Ansiedad social
FanfictionUna joven con ansiedad social se encierra en su mundo para evitar el dolor de las relaciones. Su vida transcurre en soledad, protegida por muros invisibles que levantó para no ser herida. Por otro lado, un hombre, impulsado por una curiosidad inquie...