Capítulo 14

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Capítulo 14

No sé cómo me vi envuelta en esto. Apenas entré, lo vi, y mi cuerpo se estremeció. Me sentí completamente desnuda cuando me despojaron del abrigo; a pesar de llevar un vestido con mangas largas y unas mallas gruesas para evitar el frío, no estaba acostumbrada a estar sin mis habituales suéteres. Eran como mi armadura.

Sentí cómo tomaban mi muñeca y, al instante, la soltaban. "Olvidaste los guantes. Yo los tomaré", dijo una chica mientras deslizó los guantes de mis manos y retrocedía para dejarlos en el primer lugar que encontró.

— No estoy muy segura de esto —susurré, sintiendo de nuevo el apretón en mi muñeca. Ella me respondió de igual manera, en un susurro.

— No te preocupes. No me apartaré de ti.

Levanté la mirada y me crucé nuevamente con los ojos del chico que se había acercado más a nosotros, pero esta vez él desvió la mirada para dedicársela a su amiga.

— ¿Ya viste la hora?

— Uhm... —Ella miró su reloj de muñeca—. 11:28. — Dijo, subiendo la mirada hacia él con una sonrisa, lo que hizo que él frunciera el ceño.

Un par de minutos después, me encontraba sentada en un sofá. Era el mismo donde me había despertado días antes sin saber dónde estaba, pero ahora lo reconocía con claridad.

Mantenía las piernas juntas, mis manos entrelazadas se movían nerviosas sobre mis piernas, y mi vista estaba fija en ellas. Cerca de mí, un chico que no conocía parecía no apartar la vista del lugar donde los dos chicos estaban discutiendo. Me atormentaba pensar que la discusión podría ser por mi culpa. Apenas había llegado y ya quería marcharme.

Sentí un peso a mi lado. Un brazo se extendió frente a mí, ofreciéndome una bebida. Al mirar hacia arriba, vi la sonrisa de la morena que se sentó a mi otro lado. Me encontré en medio de los dos, sin saber en qué momento se habían acercado a mí.

Bajé la mirada hacia la bebida, le di un sorbo solo para no despreciarla, aunque no me sentía cómoda comiendo o bebiendo mientras me observaban. Además, no pude evitar hacer una mueca de desagrado.

— ¿Demasiado fuerte? — giré hacia ella, y asentí—. Discúlpame. Como llegamos tarde, quería alcanzar a los demás. No pensé en si te gustaría o no. —Me dedicó una sonrisa divertida que me hizo sentir apenada. Luego, colocando una mano ladeada en su boca como si fuera a decir un secreto, susurró—: También me distraje con los sermones de cierta persona.

Me sentí algo cohibida, tal vez avergonzada o tonta, porque sabía que mi rostro reflejaba mi sentir en ese momento. — E... estoy... bien —alcancé a decir antes de sentir cómo me quitaban el vaso de las manos. Sentí el roce de sus dedos con los míos y no pude evitar mirarlo con sorpresa, aunque él no se detuvo a mirarme.

— No entiendo por qué sigue molesto —bufó Rei, sorbiendo su bebida, y al instante sintió un pequeño golpe en la frente—. ¿Pero qué...

— Shhh... Te lo mereces. Estábamos preocupados. Tuve que disimularlo muy bien para no hacerlo molestar más de lo que estaba, aunque creo conocer tus razones. —El chico que había permanecido en silencio a un lado del sofá finalmente habló. Parecía ser muy cercano a Rei.

Tomó un trago y me miró. Sentí mis mejillas arder. Era un hombre muy atractivo, aunque ese no fue el motivo de mi sonrojo. Con cualquiera actuaría de la misma forma.

— Oh... Usagi, este hombre que me acaba de golpear —le dedicó un gesto de molestia al rubio, provocando su risa—. Es Jedite... mi novio.

— ¿Novio? —Parpadeé, tratando de asimilar lo que acababa de decir. Tenía la impresión de que ella y Mamoru eran más que amigos.

Ansiedad socialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora