Capítulo 6

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Capítulo 6

— ¿Qué es lo que quieres? — preguntó mi amiga a través de una videollamada, y como lo temía, estaba molesta. La había estado ignorando durante varios días desde que la vi hablando con ese hombre.

— Yo... Yo... Lo sien...

— No lo digas. — Me interrumpió, aún molesta, y yo solo agaché la cabeza, sabiendo que mi comportamiento le había dado razones para hablarme de esa manera. — Te he dicho que no bajes la cabeza ante nadie, ni siquiera ante mí. — Sentenció, y decidí mirar hacia la pantalla de la computadora, apretando mis labios con fuerza para tragarme mi disculpa.

Nos quedamos en silencio por un momento. No sabía qué decir; lo único que se me ocurría era pedirle disculpas, pero ella ya me había rechazado. No tenía ganas de darle ningún tipo de explicación, pero al parecer eso era lo que esperaba de mí. No me quedaba otra opción.

— Debiste contestar mis llamadas. — Dijo por fin, dejando salir todo el aire de sus pulmones y cerrando los ojos en señal de fastidio. Siempre evitaba discutir conmigo, decía que no valía la pena molestarse, porque yo era el tipo de persona con la que no se daba ganas de discutir, ya que siempre terminaba disculpándome o dándole la razón. ¿Cómo se puede pelear contra una persona así?

— Yo lo... — No terminé de hablar porque me dedicó su mirada fulminante. Incluso a través de una pantalla, esa chica me intimidaba.

— ¿Acaso no somos amigas?

— Por supuesto que sí, Mina. — Por un momento me sentí ofendida y elevé el tono de mi voz, provocando una pequeña sonrisa irónica en su rostro. Sabía que mi vergüenza me hacía sonrojarme en ese momento, así que volví a apretar mis labios intentando calmarme. — Es solo que... — Posé mis manos en mis mejillas y apoyé los codos sobre la mesa frente al portátil. — No sé qué decirte.

— Hubieses empezado por la parte donde me contestabas las llamadas.

— Sabía lo que pasaría, por eso no quise...

— Por eso me tratas como si fuera una completa desconocida.

— No... — Pasé a ocultar mi rostro con mis manos. — Eres muy insistente, Mina; querrás saber cosas que ni siquiera yo sé.

— ¿Insistente yo? ¿Cuándo esto empezó a tratarse de mí? Por lo menos mírame a la cara o... bueno, a la pantalla. — Su voz parecía muy seria, pero en ese momento no se contuvo y dejó escapar una pequeña risita. Volví a mirar a la pantalla, sorprendida.

— ¿No estás molesta?

— Claro que lo estoy. ¡Nadie ignora a Mina Aino! — Resopló indignada, provocando que su flequillo se moviera mientras volvía su cara de medio lado. Entreabrió un ojo mirando la pantalla. — Eres una idiota...

-Mina...

— Déjame terminar. Eres una idiota, pero no puedo molestarme contigo. Aunque sí me entristece que no confíes en mí.

— Yo confío en ti al cien por ciento.

— ¿De verdad? — Preguntó con los ojos iluminados, y yo solo asentí. — Entonces me dirás...

— ¡No!

— ¿Qué? ¿Por qué no? ¿Qué me ocultas?

— Na... Nada...

— Veo un claro sonrojo en tu rostro, no quieras engañarme. — Dijo ya histérica, y entonces oculté mis mejillas con mis manos.

Me hacía sentir como una niña pequeña sollozando por haber hecho algo malo. Ella siempre era tan intimidante, el tipo de chica que a veces desearía ser. Me mantuve sujetando mis mejillas y desvié la mirada.

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