Capítulo 61 | Amo el chocolate

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—Clay, ¿Cómo es que estás aquí? —Los chicos se miraron entre ellos sin entender nada de lo que está pasando. Clay retrocedió un poco y bajó la mirada.

—Oli, ¿Se conocen?

—Es mi hermano.

Hubo un silencio después de eso y Tobias ahí sí que ya no sabía qué hacer. Los nervios se lo estaban devorando ahí mismo. Adriel abrió un poco su boca y luego la cerró al no saber qué decir. Aaron y el pequeño volvieron a darse una mirada entre ellos, ya que les tomó por sorpresa. Se hubieran imaginado todo, menos eso.

—¡Oli, que no arreglaste tus cosas! ¡Ven para acá! —Estaba estático, no podía moverse —¡¿No me escuchaste?! Joder, si que eres sordo, eh.

Clay sentía que se desmayaría en cualquier momento. Tragó con dificultad, miró a su alrededor y abrazó a Stitch para que eso logre calmarlo. Zack le dio una mirada ya que estaba parado a su lado. ¿Cómo es que la vida lo unió con él? Eso era demasiado loco.

—Clay, estás aquí. ¡Dal!

—¡¿Qué quieres?!

—Lo siento... Yo... Creo que me iré.

—No, espera, no te vayas. 

—Tengo que irme de aquí. Gracias por la invitación, pero ya debo irme —Oliver lo tomó del brazo para que no se fuera y este se soltó de su agarre. Casi que corre. Zack se fue detrás de él.

Dalton salió de la casa y justo Clay y él quedaron frente a frente. No pudo hablar y solo se adentró para salir de la casa. Se subió a la camioneta con su corazón acelerado por la situación y sus ojos se cristalizaron. Se sobresaltó cuando le dieron un leve golpe a la ventanilla. Vio a Oliver y le pidió a Zack que lo sacara de ahí de una vez. Eso hizo.

—Señor, ¿Se encuentra bien?

—No, no me encuentro bien.

—Me ha sorprendido lo sucedido. ¿Cuántas posibilidades tenía usted de encontrarse con sus hermanos? —Clay empezó a sollozar, cosa que hizo que Zack se quedara en silencio y lo mirara por el retrovisor —Señor...

—Estaré bien, solo conduce rápido, quiero llegar a casa y encerrarme en mi habitación.

—Señor, no me gusta verlo de ese modo —Un sollozo fue la respuesta que hizo que Zack se preocupara más.

Cuando llegó a casa, bajó corriendo y se fue a su habitación. Zack lo siguió y se atrevió a tocarle la puerta, pero él no salió. Clay se había tirado en la cama y Stitch se acostó a su lado.

—Señor, ¿Puede abrirme? Por favor, sabe que no me gusta cuando llora y se encierra. Señor, por favor, permítame estar con usted —Tocó de nuevo la puerta, pero esta no fue abierta —. Estaré pendiente por si necesita algo.

—Zack... ¿Puedes traerme chocolate?

—¿Cuántos?

—Chocolates de cada uno.

—Claro, señor, lo haré.

Oliver estaba angustiado, le había dicho a Dalton y a este no le dio ni tiempo de reconocerlo. Por otro lado, el pequeño se encuentra en total silencio junto con su Bestia. ¿Qué podían decir? El chico es el hermano de ellos y para Tobias aquello era algo muy malo, sobre todo por las cosas que le hizo. Seguro que le hacen daño a él. Su corazón no dejaba de latir y no pudo evitar tomar la mano de Adriel para sentir calma.

Sí, seguro que cuando se enteren lo van a matar. Quiere vomitar, así que se puso de pie y se fue al baño con rapidez.

—¡¿Dónde está?! —Escucharon al español. Corrió hasta ellos y parecía que había estado corriendo una maratón.

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