Sombras de la Libertad

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Título: **Sombras de la Libertad**

El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y púrpuras mientras Sabo, el hermano adoptivo de Monkey D. Luffy, exploraba una isla aparentemente desierta. Había estado en una misión para recopilar información sobre la Marina y sus recientes movimientos, pero la calma de aquel lugar le daba una sensación de inquietud.

Mientras avanzaba entre la maleza, un susurro en el aire hizo que se detuviera. Había algo familiar en esa sensación, algo que le recordaba a momentos pasados, a enfrentamientos y a un compañero de vida al que nunca había tenido la oportunidad de conocer. Rob Lucci, el antiguo miembro de la CP9, había sido un adversario formidable en su camino, y curiosamente, también lo había fascinado.

De repente, una figura emergió de la sombra de un árbol. Lucci, con su característica indiferencia, lo observaba con esos ojos profundos como el océano. “¿Qué hace un revolucionario como tú aquí?”, preguntó, con su típico tono desafiante.

Sabo sonrió, intentando ocultar la sorpresa. “Buscando respuestas. Parece que tú también has elegido un camino de soledad”.

**Capítulo 2: La tensión entre dos mundos**

Ambos hombres sabían que estaban allí por razones opuestas, pero el aire estaba cargado de una tensión diferente, una conexión inesperada que desafiaba sus respectivos ideales. Sabo se acercó un poco más, sus manos gesticulando mientras hablaba de libertad, de la lucha por un mundo sin opresión. Lucci lo escuchaba, en parte fascinado, en parte desinteresado, su mente navegando entre el deber y una posible comprensión de lo que significaba la verdadera libertad.

“No entiendo a los revolucionarios”, dijo Lucci, con la voz baja. “Buscan cambiar las cosas, pero el campo de batalla solo produce más caos”.

“Pero el caos a veces es necesario para renacer”, respondió Sabo, notando cómo la brisa movía el cabello oscuro de Lucci. “A veces, los cambios mejoran el mundo. ¿Acaso nunca has querido ser más que una herramienta de la Marina?”.

Lucci mantuvo su mirada fija en él, como si buscara en sus ojos la respuesta a preguntas que nunca había considerado. “No me gustan las preguntas”, dijo al final, casi como una defensa, aunque en su interior, los sentimientos comenzaban a entrelazarse como las raíces de los árboles a su alrededor.

La noche cayó y la conversación se transformó en debates acalorados sobre sus respectivos pasados y las decisiones que habían tomado. Ambos hombres se encontraron en la orilla de un lago cristalino, donde la luna brillaba intensamente, reflejando sus imágenes distorsionadas sobre la superficie.

“Lo que haces es noble, Sabo. Pero no te engañes. No todos lo verán así. La lucha siempre tendrá un precio”, dijo Lucci, sus ojos serios.

“Lo sé. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras otros luchan por la libertad que merecen”, contestó Sabo, sintiendo cómo la conexión entre ellos se hacía más fuerte, más intensa. Cualquier rivalidad pasada parecía desvanecerse.

Lucci se acercó, y por una fracción de segundo, ambos sintieron el peso de lo que podrían perder y de lo que podrían ganar al mismo tiempo. “Entonces, ¿qué hacemos ahora?”, preguntó Lucci en un susurro, casi perdido en la confusión de sus sentimientos.

Sabo sonrió, una chispa de desafío en sus ojos. “Podemos unir fuerzas, aunque solo sea por esta noche. El enemigo común nunca es un mal comienzo”.

A medida que la noche avanzaba, algo en el aire cambió. Los dos hombres comprendieron que en medio de sus disputas, habían encontrado un atisbo de entendimiento y respeto mutuo. El rocío de la mañana comenzó a cubrir la hierba, marcando el final de su encuentro.

Al amanecer, Sabo se despidió de Lucci, sabiendo que este roce entre sus mundos podía ser solo un momento fugaz, pero también un comienzo inesperado. “Recuerda, Lucci, no importa cuán lejos estés de la libertad, siempre puedes dar el primer paso hacia ella”.

Lucci asintió, sintiendo que, al igual que la luz del sol que comenzaba a ascender, había algo nuevo surgiendo dentro de él. “Tal vez, algún día, encuentre mi propia libertad”.

Con eso en mente, Sabo partió, dejando atrás el eco de una conexión que podría transformar su futuro de maneras inimaginables.

**Fin del Fanfic**

Es mío el fanfic

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