Sphinx es apenas un punto en el mapa, un pueblo de lo más remoto posible. Grandes montañas y un espeso bosque rodean este pequeño pueblo o mejor dicho un puñado de casas dispersas. Todo esto crea un sentimiento de desconexión el cual Ace había estado buscando desesperadamente. Una vez que Deuce aparca la camioneta en frente de la pequeña casa, a las entradas del bosque, se plantea porque demonios ha tenido que seguir a su mejor amigo hasta aquí. Los dos bajan de la camioneta y empiezan a descargar las maletas.
- Uh, creo que esta es la última. — Dice Ace mirando el salón rústico de la casa.— Menos mal que el anterior propietario nos dejó la casa libre de polvo, estoy tan cansado de colocar y cargar cajas que podría dormir un día entero.
Deuce asintió saliendo de su autoproclamado cuarto. - ¿Algo me dice que ese podría se quedara así, no?, que vas a ir a dar una vuelta? Sinceramente, no hay mucho que ver, así que ahórrate preguntármelo, me voy a quedar ordenando la ropa y algunas otras cosas de mi cuarto, así que ya me dirás como te ha ido.
-Siempre tan amable Deuce— Dijo mientras salía por la puerta.
El clima acompañaba a este misterioso pueblo, cielo encapotado y un frío helado. Ace, camina por el tranquilo camino de tierra que lo conduce hacia su más cercano vecino, lo cual caminando le queda a 20 minutos. Vestía de manera casual, lleva puesta una chaqueta vintage marrón, marcada por delgadas líneas rojas que recorren las mangas y los costados, dándole un aire retro pero con un sutil toque moderno. Debajo, una camiseta sencilla se asoma discretamente. Sus vaqueros negros ajustados complementan su estilo relajado, mientras que unas botas negras robustas completan su atuendo. Ace miraba el bosque, siempre le ha gustado la naturaleza y después del último año, por el cual ha pasado por bastantes problemas, su cabeza estaba en silencio y ya no se sentía demasiado abrumado. Tampoco ayuda que Sabo haya empezado a vivir con su pareja y Luffy se haya mudado a los dormitorios de su universidad, así que había decidido que quería un cambio de aires, era escritor, así que podía hacer su trabajo de manera remota y gracias a Deuce todo se le ha hecho más fácil. Estaba tan sumido observando el paisaje que no se dio cuenta de que ya podía ver la casa, considerablemente mucho más grande que la suya.
-Vaya… es enorme— exclamo, casi sin aliento mientras estaba parado al inicio del porche. La fachada de la casa era diferente a la suya, tenía más un estilo georgiano, pero lo que más le llamo fue que en los barrotes de hierro de los diferentes balcones había como formas de lobo. — Hermosos - Ace estaba a punto de subir las escaleras cuando sintió una presencia detrás de él.
-Gracias.
Ace se giró de golpe, a centímetros de él estaba un hombre imponente, alto, con una presencia casi salvaje pero irresistible. Por alguna razón, Ace se sintió cautivado por la presencia de ese hombre, el cual le estaba mirando de arriba abajo. El silencio denso hizo que a Ace le costara un poco dejar de estar perplejo, trago saliva y acto seguido frunció el ceño.
- Hola … Soy Ace, el nuevo vecino de la casa pequeña que hay al inicio del bosque— Dijo mientras levantaba su mano para presentarse formalmente al hombre. — Y no deberías asustar así a las personas.
- Perdón, pero cuando un desconocido se acerca a tu casa tiendes a ser lo más cuidadoso posible— dijo serio, pero con una sutil sonrisa. Esa pequeña información hizo que Ace se diera cuenta de que estaba en frente de su nuevo vecino y antes de poder empezar a hablar, el vecino le agarro la mano para un apretón, cosa que provoco un ligero cosquilleo que recorrió ambos cuerpos, como una corriente eléctrica que ninguno de los dos podía ignorar. Ace sintió un calor extraño subir por su brazo, como si la simple conexión de sus manos despertara algo más. Su mirada se encontró de nuevo con unos ojos azules, y fue como si el mundo alrededor se desvaneciera por un instante, dejando solo esa energía entre los dos.