El Reencuentro de los Hermanos del Mar

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Título: El Reencuentro de los Hermanos del Mar

Los vientos del Nuevo Mundo soplaban con fuerza, pero la Melodía del Mar navegaba con calma. Uta estaba en la cubierta, mirando el horizonte mientras las olas chocaban suavemente contra el casco del barco. Después de mucho tiempo navegando sola, su corazón sentía una extraña mezcla de emociones. Había rumores de un nuevo grupo de piratas, uno que estaba revolucionando el mar, conquistando islas y buscando el One Piece. Sabía de quién hablaban, lo había sentido en el aire: Luffy, su hermano pequeño, el niño que había dejado atrás hace años.

A pesar de que la separación había sido dolorosa, nunca olvidó a Luffy. Desde pequeños, habían compartido sueños, risas y aventuras. Aunque sus caminos se separaron, Uta siempre mantuvo el deseo de reunirse con él algún día. Después de todo, él era su hermano, aunque por mucho tiempo había creído que nunca lo volvería a ver. Ahora, el destino parecía reunírselos de nuevo.

De repente, uno de los miembros de su tripulación la interrumpió con una expresión de sorpresa.

— ¡Capitana! ¡Hay un barco en el horizonte! ¡Es... es la Going Merry!

El corazón de Uta dio un vuelco. Esa embarcación, aquella que recordaba tan bien, era la que pertenecía a Luffy y a su tripulación. ¿Realmente estaban tan cerca? La emoción y la ansiedad invadieron su pecho mientras miraba al frente. Uta ordenó cambiar el rumbo hacia el barco de los Sombrero de Paja.

El viento los llevó hacia el encuentro. En cuestión de horas, la Melodía del Mar y la Going Merry se encontraron frente a frente. Uta observó a través de su telescopio y, allí, en la cubierta del barco, lo vio. Luffy, con su gran sombrero de paja y esa sonrisa irreprimible, estaba de pie, como si nada hubiera cambiado. No podía creerlo.

Antes de que alguien pudiera decir una palabra, Uta saltó de su propio barco hacia la Going Merry, una acción tan impulsiva como las que Luffy solía hacer. Ella aterrizó con gracia, y en cuanto sus pies tocaron la cubierta, Luffy la vio. Por un momento, ambos se quedaron en silencio, mirándose fijamente. Y luego...

— ¡¡HERMANAAA!! —gritó Luffy, lanzándose hacia ella con los brazos abiertos.

Uta no pudo evitar sonreír, sus ojos brillando con una mezcla de alegría y nostalgia. En un instante, Luffy la abrazó con fuerza, tan fuerte que casi la levantó del suelo. Uta, aunque sorprendida por su entusiasmo, lo rodeó con los brazos, abrazándolo de vuelta.

— ¡Luffy! ¡No puedo creer que estés aquí! —dijo Uta, su voz temblando un poco, pero llena de emoción.

Luffy, sin soltarla, comenzó a dar vueltas, girando como un niño pequeño que no podía contener su felicidad.

— ¡Te extrañé mucho, hermana! ¡Pensé que nunca te volvería a ver! —dijo él, sin perder la sonrisa.

Uta se alejó un poco, mirándolo con esa expresión protectora y cariñosa que siempre había tenido hacia él. No importaba cuánto tiempo hubiera pasado, él seguía siendo ese niño al que había prometido cuidar.

— Luffy, no sabes cuánto me alegra verte. Pero... ¿por qué no me dijiste que ya eras tan fuerte? —bromeó Uta, mirando su físico y la confianza que irradiaba. Aunque ella sabía que siempre había sido fuerte, verlo ahora, como capitán de su propia tripulación, le llenaba de orgullo.

Luffy se rió a carcajadas, sin avergonzarse por su falta de modales.

— ¡Yo no soy tan fuerte! ¡Es la tripulación la que es genial! ¡¿Ves?! —Luffy señaló a sus amigos, quienes estaban mirando el reencuentro con sonrisas. — ¡Nosotros hemos viajado juntos, hemos peleado, y ahora tenemos más amigos! ¡Estoy muy feliz de verte, hermana!

Uta observó a la tripulación de Luffy, quienes sonreían felices de ver el reencuentro entre los dos. Sus ojos brillaban con admiración, y Uta no pudo evitar sentir una conexión instantánea con ellos. Ella también entendía lo que significaba tener una tripulación, una familia elegida.

— Es bueno ver que has encontrado a gente que te cuide. —dijo Uta, mirando a los miembros de la tripulación con aprecio. Pero luego su rostro se suavizó mientras miraba a Luffy. — Sabes, siempre pensé en ti como mi hermano pequeño, pero ahora veo que has crecido mucho, Luffy. A veces me pregunto si fui yo quien te protegió o si al final fuiste tú quien me protegió.

Luffy la miró confundido por un segundo, luego soltó una risa genuina.

— ¡Siempre he sido el hermano pequeño! ¡Aunque ahora soy más fuerte, sigo siendo el que te necesita! —exclamó él, con una enorme sonrisa que nunca cambiaba.

Uta, al escuchar sus palabras, no pudo evitar sentirse emocionada. Aunque habían pasado años desde que se separaron, su vínculo no había desaparecido. Más bien, se había fortalecido. Para Uta, Luffy seguiría siendo ese hermano pequeño al que había prometido cuidar, y para Luffy, ella siempre sería la hermana mayor, la que le había mostrado el verdadero significado de la familia.

Ambos se sentaron juntos en la cubierta, hablando durante horas, poniéndose al día sobre sus respectivas aventuras, los logros de Luffy y las canciones que Uta había escrito. Aunque el tiempo había pasado, las risas y las historias que compartían seguían siendo las mismas. Para ellos, el mundo podría cambiar, pero el amor fraternal que compartían seguiría siendo eterno.

— Luffy, ¿algún día, cuando encuentres el One Piece, me dejarás cantarlo para todos? —preguntó Uta, con una sonrisa en los labios, imaginando ese futuro en el que ambos, como hermanos, pudieran compartir su legado con el mundo.

— ¡Claro! ¡Lo haremos juntos, hermana! —respondió Luffy, con un brillo en los ojos. — ¡Te prometo que no habrá nada mejor que ese momento!

Ambos compartieron una mirada de complicidad, sabiendo que sus caminos seguirían siendo diferentes, pero siempre juntos en espíritu. La música y la libertad que buscaban se entrelazaban, y a pesar de todo lo que el mundo pudiera arrojarles, sabían que no había nada más fuerte que el lazo que los unía.

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