La tormenta azotaba el mar con una fuerza inusitada. Shoto Todoroki, apenas un niño de 5 años, se aferraba a una tabla de madera flotante mientras los vientos lo arrastraban sin cesar. Había sido una extraña distorsión de energía, una grieta en el espacio-tiempo, que lo había arrastrado desde su mundo hasta un mar desconocido. No sabía cómo había llegado aquí ni por qué, pero la incertidumbre lo invadía mientras su cuerpo, cansado, se sumergía en el agua fría y oscura.
Un rugido a lo lejos hizo que sus ojos se abrieran de golpe. El sonido era inconfundible. Un barco. No era cualquier barco, era el barco que había escuchado en las leyendas: el barco de Barba Blanca, un legendario pirata de quien había oído hablar a través de rumores en su propio mundo. Con una última bocanada de aire, Shoto se dejó arrastrar por la corriente, con la esperanza de llegar al gigante navío.
El encuentro fue como un sueño. Ace, el hermano de Luffy, el capitán de la segunda división de los Piratas de Barba Blanca, se encontraba en la cubierta del barco cuando vio a Shoto llegar. Un niño, empapado, con la mitad de su rostro cubierto por una extraña cicatriz de quemadura, sostenía con fuerza una pequeña tabla de madera, como si no tuviera ni idea de lo que estaba ocurriendo.
"¿Qué tenemos aquí?" Ace, siempre con su energía al máximo, se acercó rápidamente, su sonrisa amplia y confiada a pesar de la extraña situación.
Shoto, con la vista nublada por el cansancio, apenas podía articular palabras. "Yo... no sé cómo llegué aquí. Estoy perdido..." su voz era tenue, pero cargada de incertidumbre.
Ace lo observó un momento, evaluando la situación. Había algo en ese niño que no podía ignorar. Quizás la determinación en su mirada, o tal vez esa extraña sensación que a veces sentía cuando alguien más llevaba consigo una carga pesada, algo más allá de lo que aparentaba. Ace no lo pensó dos veces.
"¡Oye! Traigan una manta y algo de comer para el niño. Vamos a ponerlo cómodo", ordenó, sin perder su usual tono relajado, pero con la seriedad de alguien que sabe lo que significa cuidar de los demás.
El tiempo pasó rápidamente. A Shoto lo cuidaron como a un pequeño tesoro. Ace le mostró los rincones del barco, le presentó a la tripulación y, sobre todo, se convirtió en una figura paternal para él. Barba Blanca, al escuchar la historia de cómo había aparecido Shoto en el barco, también decidió que el niño podría quedarse. No podía negarse a ayudar a un niño perdido, pero en su corazón, sabía que Shoto era un ser especial, con un poder y una determinación que lo harían destacar.
Los días se convirtieron en semanas, y Shoto comenzó a acostumbrarse a su nueva vida. Aprendió rápidamente a adaptarse al ajetreo y al caos del barco, entrenando su fuego y su hielo para defenderse, pero también para ayudar. Aunque su poder aún era incontrolable en muchas ocasiones, su disciplina lo hacía perfecto para formar parte de la tripulación. Ace, por su parte, siempre estuvo cerca, guiándolo con sabiduría y paciencia. Se aseguraba de que Shoto comprendiera el valor de la familia, no solo la sangre, sino la hermandad que se formaba entre los compañeros de la tripulación.
Shoto encontraba consuelo en las historias que Ace le contaba sobre su hermano Luffy, sobre la ambición y la libertad de los piratas, pero lo que realmente tocaba su corazón era el cuidado y la responsabilidad que Ace mostraba hacia él, como si lo hubiera adoptado sin dudarlo.
A pesar de la diferencia de edad, entre ambos surgió una conexión profunda, como si compartieran un destino similar. Ace, con su espíritu indomable, veía en Shoto la misma fuerza que había visto en su hermano pequeño. Mientras tanto, Shoto, sin saber que iba a convertirse en el último eslabón en la vida de Ace, comenzó a admirarlo, no solo como un líder, sino como una figura paterna.
"Te cuidaré, niño. Eres parte de mi familia ahora", le dijo Ace un día mientras veían el horizonte desde la popa del barco. Shoto, con su cara seria, asintió en silencio. Había encontrado en Ace algo que jamás pensó encontrar: un hogar.
El destino, sin embargo, tenía otros planes. Los días de paz eran efímeros en el mundo de los piratas, y una nueva tormenta de caos se cernía sobre la tripulación de Barba Blanca. Pero, a pesar de todo, Shoto nunca estuvo solo. En ese barco, rodeado de hombres fuertes y valientes, y bajo la protección de Ace, el niño que venía de otro mundo había encontrado algo más grande que cualquier aventura: la familia.
Fin.
;) gracias por mi historia os agradezco mucho lol
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.