Los dos comandantes bailan, ¿sencillo, no? Bueno, es una pena que rara vez hablen entre ellos.
Marco/Ace
Texto de trabajo:
Ace tenía una canción en su corazón. Una que solo él escuchaba y que a menudo le permitía reír y bailar cuando quería. Nadie más que él la escuchaba y no le importaba. La mayoría de las veces, cuando peleaba, esa canción sonaba y él se movía con ella, bailando con su fuego como único compañero y evitando a aquellos que se interponían en su camino, para luego derribarlos.Pero luego estaban los momentos de calma entre batallas y misiones. Cuando no tenía nada que hacer y no podía quedarse quieto. Marco lo atrapó en una de esas ocasiones. Había sacado el Striker a altas horas de la noche cuando nadie más que el descuidado guardia estaría allí para verlo. Marco se apoyó en la barandilla y escuchó a Ace tararear. Observó cómo el Striker avanzaba junto al veloz Moby Dick. Las llamas bailaban alrededor de sus pies, manteniendo al Striker en movimiento y Marco observó con una sonrisa cariñosa cómo esos pies se movían. Parecía que estaba caminando de un lado a otro, girando y jugando un juego peligroso mientras se desviaba constantemente. Sus pies de vez en cuando abandonaban el bote para sumergirse en el mar.
El baile se quedó grabado en la mente de Marco durante mucho tiempo. La canción resonó en su mente y la escuchó y, en poco tiempo, se elevó hacia los cielos. Su forma de pájaro se movía y se balanceaba casi de una manera completamente opuesta a la del baile que había hecho Ace. Como si fuera el compañero que faltaba en los propios movimientos de Ace.
El usuario de llamas observó al fénix antes de saltar sobre su percutor y despegar un poco. Comenzó a balancearse y a girar en un baile y Marco se zambulló. Juntos se movieron, pero nunca se tocaron mientras Marco rodaba hacia Ace, el chico bailarín se agachó y dejó que el pájaro pasara sobre él. Estaban sonriendo, no es que la forma del pájaro pudiera demostrarlo.
Pero Ace miró a Marco y supo que la canción que estaba escuchando ya no era la única que la escuchaba. Marco simplemente inclinó la cabeza y cerró los ojos perezosos para que pareciera que tenía una sonrisa feliz.
Ninguno de los dos tuvo que decir una palabra, ninguno tuvo que hablar para reconocer lo que estaba sucediendo, pero sabían que esto, fuera lo que fuese, era el comienzo de lo que fuera que llegarían a ser.
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por favor recuerden no es mía la historia toda su respectiva autores :)