Marco sabía que él y Ace eran bien conocidos por su falta de vergüenza en su relación, el rubio más que su amante más joven. Eran conocidos por sus muchas escapadas cuando se trataba de eso, tachando tantas cosas de su lista como fuera posible durante el tiempo que estaban juntos y estaban contentos con su posición en ella.
A Marco siempre le encantó cuando Ace presentaba nuevas ideas, ya que esta era la primera relación de la logia pecosa y nunca lo rechazó.
…como ahora.
—¿En serio? Nunca hubiera pensado que quisieras probar esta perversión, yoi —murmuró el zoan, con los brazos alrededor de la cintura de Ace, quien se sonrojaba profundamente mientras empujaba su rostro contra el pecho del rubio—. Oye, oye. No hay necesidad de avergonzarse, en realidad estoy muy interesado en la idea.
—Lo sé, pero aun así me da vergüenza —gruñó Ace, inclinándose hacia atrás para mirar a los divertidos ojos azules—. Además, ¿cómo podríamos escabullirnos lo suficiente para hacerlo?
"Se acerca la noche del póquer y sabes que nunca prestan atención a nada más que a sus cartas y a los tramposos, ¿eh?" Marco sonrió, fingiendo una mirada ofendida cuando el usuario de logia le dirigió una mirada inexpresiva. "¿Qué pasa con esa cara?"
—Eres uno de los tramposos, imbécil —se rió Ace, y su mirada vacía se transformó en una sonrisa despreocupada—. Sabes que Thatch siempre te está vigilando cuando juegas, ya que haces trampas.
—Mentiras y calumnias —resopló el anciano, abrazando a Ace con más fuerza—. Pero no te preocupes por eso, soy muy bueno manteniendo la cara de póquer, incluso mientras juego contigo.
Ace soltó otra carcajada mientras una mano grande se movía para acariciarle el trasero. “Está bien, ¿y qué pasa conmigo? Ya sabes cómo me pongo cuando… jugamos”.
—Eso también lo puedo solucionar, ¿eh? —Marco presionó sus labios suavemente, lo que provocó una sonrisa en el beso. Cuando se separaron, el rubio pasó una mano por sus ondas oscuras y desordenadas—. Ahora, ¿por qué no nos preparamos para la gran noche juntos, sí?
Ace sonrió y el rubor llegó a sus mejillas con venganza mientras se giraba y se dirigía al baño privado en la habitación de Marco.
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—¡Marco! ¡Me alegra que tú y Ace se unan a la noche de póquer! —Thatch sonrió ampliamente y se dirigió hacia donde estaba el rubio, sentado en la esquina de la mesa, antes de fruncir ligeramente el ceño—. ¿Ace está bien?
Ace llevaba una máscara facial, los ojos tapados y el cuerpo cómodamente apoyado en su regazo, con la cara apoyada en el hombro del pirata mayor, pequeños escalofríos recorriendo su cuerpo y Marco sonrió con simpatía, levantando una mano para frotar la espalda expuesta de Ace. "No se siente muy bien, pero no quería no estar aquí esta vez. No te preocupes, no jugará conmigo, yoi. Solo me mirará y me animará".
—¡Quieres decir que me animes! —se rió Haruta mientras se dejaba caer en el asiento junto a Thatch, dándoles a Marco y Ace un amplio margen de seguridad. Durante las noches de juego (o en cualquier momento, en realidad) , sus hermanos y hermanas tendían a evitar estar cerca de la pareja excesivamente cariñosa—. ¡Voy a ganar esta noche!
—Sí, claro —resopló el jefe de cocina mientras comenzaba a barajar las cartas. Jozu e Izou se pusieron cómodos antes de que se repartieran las cartas—. Ace tiene mejor cara de póquer que tú, Haru.
—Es cierto, aunque Ace no sea tan bueno como Marco o yo, es mejor que tú. —Izou se rió entre dientes de buen humor, ganándose una lengua sacada del moreno.
