61- El funeral

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POV MATHEO

El día estaba gris, el cielo completamente nublado y el aire pesado. A pesar de lo poco que había convivido con Grindelwald y de que una parte de mí lo odiaba, no podía permitir que su recuerdo se desvaneciera como si nunca hubiera existido. Después de todo, el hombre me había dado la vida, y, aunque fuera mínimo, debía sentir algo de gratitud.

Estaba de pie junto a su cuerpo. No podía moverme ni apartar la mirada de su rostro, ahora sereno. Era casi cruel, considerando la intensidad con la que vivió y murió. Grindelwald había sido muchas cosas, y aunque mi odio hacia él era innegable, no podía ignorar el impacto que tuvo en mi vida. De algún modo, entendía por qué se comportaba como lo hacía. Quizás, al enterrarlo, también estaba enterrando una parte de mí mismo.

Respiré hondo antes de empezar. Había elegido un lugar apartado, lejos del mundo mágico, un bosque tranquilo donde pudiera llevar a cabo esto. Solo unos pocos me habían acompañado: Harry, Draco, Theo, Morgan, Tom, Regulus e incluso Hermione, cuya presencia me sorprendió. Supuse que Harry le había contado lo ocurrido. Ninguno dijo una palabra mientras ayudaban a preparar el lugar. Sabían que necesitaba hacer esto, aunque no compartieran mis motivos.

—¿Estás seguro de esto, Matheo? —preguntó Theo, rompiendo el silencio.

—Lo estoy —respondí con firmeza—. No se trata de perdonarlo. Es cerrar este capítulo de mi vida.

Harry asintió, su rostro sombrío pero comprensivo.

Juntos cavamos una tumba sencilla. No habría monumentos ni nombres grabados en piedra, solo un montículo de tierra que testificaría su paso por este mundo. Mientras descendíamos su cuerpo, envuelto en una tela negra, sentí una punzada de algo indescriptible.

Tal vez era tristeza. O quizás alivio.

—¿Quieres decir algo? —preguntó Draco, en un tono más suave de lo habitual.

Me tomé un momento para ordenar mis pensamientos antes de hablar.

—Definitivamente no fue el padre del año —trague saliva— y ayer le dije que estaba muerto para mi —cerré los ojos intentando olvidar ese momento— Lo he pensando y si quería decirle lo que le dije, pero no una parte de mi no quería que fuera real....

— No fue tu culpa —me aseguró Theo poniendo una mano en mi espalda.

Asentí intentando aceptar ese hecho, aunque una parte de mi, se seguía preguntando si era un poco responsable por ello.

— Le dije eso porque estaba molesto, pero una parte de mi, aún tenía la esperanza de que en algún momento pudiéramos arreglar las cosas. Solo quería hacerlo entender que era su hijo y no una marioneta —sentí un nudo en la garganta— Y ahora que es oficial y él está muerto ... quiero dejar el resentimiento que le tenia —hice una pausa— Gracias a él, ahora tengo la oportunidad de cambiar...

El silencio que siguió fue abrumador, roto solo por el canto de un pájaro cercano. Al menos, pensé, este lugar tenía algo de paz.

— Descansa Grindelwald —Morgan me sostuvo de la mano— Ojalá las cosas hubieran sido diferente —Theo ofreció su hombro.

Tom, Regulus, Draco y Harry terminaban de cubrir la tumba. Harry conjuró un hechizo que hizo crecer flores silvestres alrededor, cubriendo la tierra recién removida. Era un gesto pequeño, pero adecuado.

Cuando todo estuvo terminado, me quedé allí un momento más, mirando la tumba. No sabía exactamente qué sentía, pero algo dentro de mí se había calmado. Quizás porque, por primera vez, había hecho algo que sentía completamente mío. No por obligación, no por venganza, sino porque era lo correcto.

—Es hora de irnos —dijo Morgan, abrazándome por la cintura.

—¿Puedes decirles que me den un minuto? —le pedí. Ella asintió y se alejó con los demás, dejándome el espacio que necesitaba.

Sentí como un peso se levantaba de mis hombros. Grindelwald estaba muerto, y su legado, para bien o para mal, seguiría existiendo, pero ya no tendría poder sobre mí.

Por primera vez en mucho tiempo, me sentí libre.

POV MORGAN

El bosque estaba envuelto en un silencio casi solemne. Miré a Matheo de reojo mientras bajaban el cuerpo de Grindelwald, y mi pecho se apretó. Supuse que él lo estaba pasando peor de lo que admitía, a pesar de la complicada relación que tuvieron.

Grindelwald había causado tanto daño, pero también había sido parte de nuestras vidas, aunque fuera en los peores términos. Sentí un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Matheo. Hablaba con una sinceridad que me conmovió profundamente, enfrentando sus demonios y cerrando un ciclo de su vida. No pude evitar sentirme orgullosa de él.

Cuando el ritual terminó y la tumba quedó cubierta de flores silvestres, nos preparamos para irnos. Pero entonces Matheo pidió un momento a solas, y nos alejamos unos metros para darle el espacio que necesitaba.

Un escalofrío recorrió mi espalda, y la paz del momento se rompió como cristal al caer.

Algo no estaba bien.

—Que conmovedor momento.

Volteé rápidamente, y entonces lo vi.

Voldemort.

Apareció entre las sombras, su figura imponente y su presencia helada. Mi corazón se hundió al instante.

—Lamentó hacer esto hoy —una sonrisa torcida se reflejó en su rostro— Bueno no, realmente no lo lamento.

— ¿Que haces aquí?

—Es momento de que me entregues todo lo que me pertenece —su voz fría cortó el aire como una navaja— Vendrás conmigo.

—¿Y si me...

—Los matare a todos —ni siquiera me dejo terminar mi pregunta— ¿Ahora dime, aun quieres resistirte?

—No... —susurre, intentando pensar cómo librarme de esto.

—¡Suéltala! —gritó Matheo, atrajo la atención de todos hacia mí, pero ya era tarde para que pudieran hacer algo.

—Esto no es asunto tuyo, Matheo —dijo Voldemort con desdén—. Morgan sabe lo que está en juego.

"La vida de todos ellos"

Tragué saliva al ver cómo abría un portal en medio del bosque.

Miré a Matheo una última vez. Su rostro estaba lleno de furia y desesperación. Sin resistirme, y para salvar la vida de los demás, atravesé el portal.

[...]

Estábamos en el cementerio y desde mi posición, sentía cómo todo era un caos. Voldemort estaba observando desde lo lejos, como se enfrentaban unos con otros, pero no intervenía y aunque yo deseara ayudarlos, no podía.

—Esto es lo que pasa cuando arruinas mis planes —dijo, con arrogancia—. Nos pudimos evitar este mal momento si no hubieras interferido conmigo ni la primera ni la segunda vez , pero no, decidiste ponerte en mi contra y ahora te toca sufrir las consecuencias —su sonrisa creció más—. Ahora te toca enfrentar las consecuencias de tus actos y observar como caen uno a uno.

—Subestimas su fuerza, porque no van a caer —repliqué.

—Ni siquiera tienen magia, ¿Cómo supones que se van a defender?

El aire se tornó aún más frío.

No sabía cómo le iban a hacer, pero los conocía tan bien, que estaba más que segura que no se detendrían hasta conseguirlo.

La venganza de los RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora