— Dolly, mi vida... ven aquí —.
Con una suave sonrisa, una hermosa mujer con cabellos de oro y ojos como el brillante cielo de día, caminaba por los pasillos de su cálido hogar. En sus manos, sujetaba una bandeja, donde había pasta con albóndigas y salsa de tomate que se hacia agua a la boca.
— Querida, ya me iré al trabajo — Un hombre alto y apuesto se asomó por el pasillo, mirando a su mujer.
— Está bien, mi amor. Cuídate —.
No se tomó la molestia de mirarlo, y a su marido no le importó. El hombre tomó su maletín y salió de su hogar, recibido por los rayos de sol tan brillantes de la mañana.
— Dolly, ven aquí — La mujer llamó nuevamente.
Pero no hubo respuesta.
La sonrisa de la mujer se mantuvo, caminando tranquilamente por los pasillos de su hogar, donde las ventanas se encontraban abiertas, dando paso a la luz solar. Su cabello brillaba, su sonrisa radiante... todo era tan perfecto.
...demasiado.
— Dolly, ¿por qué te escondes? — Preguntó, subiendo las escaleras una vez no encontró a nadie abajo — Mi vida, mi corazón, esto no es divertido —.
— Debes de comer, para que te conviertas en una preciosa niña, grande y fuerte — Terminó de subir las escaleras, deteniéndose en un pequeño mueble que había justo al lado. En la parte de arriba un florero con bellas flores, pero eso no le importaba en lo más mínimo.
Abrió el cajón del inmueble, sacando un pequeño frasco de pastillas, y sin pensarlo, dejó caer todas sobre la pasta, y con sus propias manos revolvió todo.
Ahora sus manos estabas llenas de salsa se tomate.
— Dolly, ¿estás en tu habitación? —.
El sonido de sus tacones incrementó, hasta llegar a la habitación del fondo, abriendo la puerta con suavidad.
Las paredes eran de un color rosado, decorado con muebles rosas y blancos, con estantes llenos de muñecas de todos los tamaños y vestimentas. En una esquina, había un pequeño banquillo de color blanco, donde una pequeña niña estaba sentada, dándole la espalda a la puerta.
Su cabello llegaba hasta el suelo, de un color rosa oscuro. Con un vestido también rosado, esponjado, y con olanes y encajes decorando cada parte.
— Dolly... ¿qué estás haciendo? — Preguntó la mujer.
— Nada... mamá —.
— Cariño, te traje de comer tu pasta favorita. Anda, come. Está llena de vitaminas para que seas la niña fuerte de mamá — La mujer se acercó lentamente, pero la niña no volteó.
— Mamá... no tengo hambre —.
La sonrisa finalmente se forzó — Dolly, no digas eso. Necesitas comer esto, cariño —.
— No quiero... —.
La mujer se continuó acercando, hasta quedar justo detrás de la pequeña niña, que mantenía su mirada en la pared — Dolly, vas a comer esto —.
— No —.
— Pequeña... — La mujer soltó un suspiro, dejando caer la bandeja al suelo. La pasta salió del plato, y la alfombra se vio con algunas manchas de salsa — Limpia eso ahora, mocosa. Traté de ser buena solo porque el inepto de tu padre dice que tu maestretita notará que hay algo mal en ti, pero ya estoy harta, no puedo lidiar con alguien como tú —.
Se dio la vuelta, caminando hacia la puerta, cuando su mirada notó algo... unos mechones de cabello rubio que sobresalían de debajo de la cama.
Se acercó, con una ceja alzada. Tomó los cabellos y los levantó, sólo para notar que le pertenecían a la cabeza de una muñeca, y sólo estaba la cabeza, el cuerpo, no lo sabía.
...su muñeca.
— ¡Serás una maldita perra! —.
Con furia, la mujer se acercó a la niña y la jaló de su cabello. La niña comenzó a gritar, pero sólo sentía los golpes que aquella que decía ser su madre le daba contra el suelo.
— ¡Primero cometes el error de no ser una niña! ¿¡Y ahora también destrozas las muñecas!? ¡Pequeño malcriado! — La mujer gritó con histeria — ¡Sólo tenías que hacer una maldita cosa bien, y ni eso pudiste hacer! —.
La mujer jaló a la niña del cabello, sacándola de la habitación y llevándola a rastras hasta el primer piso, sólo par después llevarla al sótano de la cama.
Con sus propias manos comenzó a desgarrar el vestido, tratando se quitárselo. Mientras los retazos de tela caían al suelo, más quedaba claro que era pequeña niña... no era una niña en lo absoluto.
— ¡Mamá! ¡Para, por favor! ¡Me duele! — El niño lloriqueaba, sintiendo dolor en aquellas partes donde su madre por accidente le había hecho fisuras en su piel con lo largo de sus uñas.
— ¡Cállate, mocoso! — Le gritó, dándole un nuevo golpe para que se callara — ¡Te quedarás aquí hasta que tu padre vuelva! ¡Y ni siquiera te atrevas a decirle lo que sucedió pequeño engendro! — Gritó con rabia.
La mujer finalmente se rindió, el vestido tenía más capas de tela de las que podía contar. Dejó caer al niño al piso, dándole una patada antes de finalmente darse la vuelta para ir a las escaleras, y así salir del sótano, que no era más que una habitación de castigo para su hijo.
— No te atrevas a decirle esto a nadie, ni a tu maestrita, ¿cómo se llamaba?, ¿Guri? ¿Goro? ¿Agoro? Agh, ni siquiera me importa lo suficiente como para acordarme de ella —.
La mujer subió las escaleras, dejando al pequeño niño sólo en la oscuridad, sólo una pequeña ventanilla dejaba entrar la luz, pero no era suficiente.
El niño se acurrucó en una esquina, abrazando sus pequeñas piernas mientras sollozaba.
No lo entendía. No entendía por qué su madre se comportaba así. Era un niño, pero su madre parecía querer aferrarse a la idea de que era una niña. Su padre lo sabía, y por eso le seguía la corriente, y con eso... lo dejaba desprotegido a él.
¿No se suponía que los padres debían de amar a sus hijos de manera incondicional?
¿Por qué jamás le mostraban ese amor?
En la escuela nadie le creía, y mientras algunos lo llamaban mentiroso, otros se burlaban de él por su apariencia, y otros le decían que había nacido para ser escritor, que las historias que contaba serían buenas para un libro de terror.
¿Todo en su vida era un espectáculo entonces?
Sólo contaba con su querida maestra, apenas una principiante en su colegio, pero que era bastante amable, y lo protegía de aquellos que se burlaban de él.
— Maestra Aguri... —.
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.Weno, y Feliz Día de San Valentín, o Día del Amor y la Amistad.
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Hasta regresar a mi hogar
FanfictionHistoria de humor negro, amor tóxico y enfermizo, violencia explícita, abuso sex, trastornos mentales, Karushuu, y Karma teniendo una "relación" con otros personajes. • Ninguna relación en esta historia será sana. • No trato de romantizar ningún tem...