Capítulo 7: La elección del cáliz.

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Para no levantar sospechas, salió del vestíbulo para regresar a su habitación, si nadie la veía, nadie podía decir que ella estuvo allí, y por lo tanto ningún estudiante o profesor podía chivatearla. Al contrario de cuando salió cuando bajó por las mazmorras, se encontró con varios compañeros, que seguro iban al comedor o al vestíbulo, lo que hizo que mezclarse fuera más sencillo.

Cuando llegó a la sala común de Slytherin, no habían casi ningún estudiante, y los que habían estaban a punto de salir, por lo que como si nada se dirigió a las habitaciones de chicas, a quedarse un rato allí para luego salir a desayunar...

—Creí que te habían prohibido usar magia en contra de tus compañeros— soltó cierta vocecita que no esperaba escuchar tan pronto.

— ¿Magia?, ¿yo?, ¿en contra de quien? —mintió con audacia haciéndose la inocente.

— Usaste Desmaius para que no fuera detrás de ti— respondió seriamente el rubio.

—Te quedaste dormido Malfoy, no tengo que ver con ello— soltó sin inmutarse.

— Veamos si el profesor Snape, o Dumbledore dicen lo mismo— dijo como si nada dirigiéndose a la salida, esto le traería un problema grande si alguno de los dos lo saben.

—Espera— soltó respirando profundo para no matarlo ahí mismo o mejor lanzarle un obliviate para que olvidara aquello, pero sabía que eso solo complicaría las cosas. Pero si alguien se daba cuenta que lo había hecho olvidar, la expulsarían sin dudarlo—. ¿Qué quieres Malfoy? —preguntó cruzándose de brazo.

—Me puedes llamar Draco—soltó él sonriéndole pero ella rodó los ojos.

— ¿Qué, que quieres Malfoy? —volvió a preguntar un poco más molesta.

— ¿Por qué te caigo tan mal? —preguntó ignorando su pregunta.

—No te lo tomes personal, no tolero a la mayoría de las personas— respondió como si nada encogiéndose de hombros, antes de caminar hacía los muebles y sentarse—. Ahora, ¿Cuál es tu precio para que te calles? —preguntó antes de él sentarse a su lado.

— Sal conmigo— respondió de golpe, haciendo que le diera un ataque de risa, si era una broma había sido una muy buena. Sin embargo él no se inmutó, al contrario estaba serio—. No estás hablando en serio, ¿cierto? —Preguntó callando su risa de inmediato, pero este solo sonrió—. ¿Acaso eres masoquista o qué?, hay montones de chicas huecas en nuestra casa que babean por ti...

—Lo sé— respondió sonriendo de lado.

— Así que también eres egocéntrico— soltó riendo intentando ver como se libraba de esto—. Otra cosa, pide otra, si quieres te ayudo en cualquier materia, incluso te hago la tarea...—comenzó a enumerar intentando pensar, pero en vez de aceptar, se acercó más a ella, poniendo el brazo en su hombro como muchas veces había hecho Nott—. Si no quitas el brazo desapareceré cada hueso que tengas en él—le amenazó sacando la varita y apuntándole con ella.

—No sabes cómo hacer eso— soltó él sin quitar el brazo.

— ¿Quieres averiguarlo? —le preguntó sonriendo con una pizca de maldad.

— Te expulsarían—intentó esta vez.

— Deberías buscar otra forma de conseguir lo que quieres que no sean amenazas vagas—comentó quitándole ella misma el brazo de encima—. Y no, si luego los aparezco, no tendrás pruebas...—dijo encogiéndose de hombros.

— Pero si sobre Demaius, si Pomfrey me examina sabrá que lo hiciste— le recordó tensando de nuevo a la pelinegra.

— No saldré contigo Malfoy— dijo rotundamente—. Piensa algo más, y luego me avisas...—soltó levantándose pero antes de comenzar a caminar, la tomó por el brazo, para luego deslizar su agarre hasta su mano.

Mi igual (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora