Capítulo 30: Los TIMOS

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Los jardines del castillo relucían bajo la luz del sol como si acabaran de pintarlos; el cielo, sin una nube, se sonreía a sí mismo en la lisa y brillante superficie del lago; y una suave brisa rizaba de vez en cuando las satinadas y verdes extensiones de césped. Había llegado el mes de junio, pero para los alumnos de quinto curso eso sólo significaba una cosa: que se les habían echado encima los TIMOS.

Los profesores ya no les ponían deberes y las clases estaban íntegramente dedicadas a repasar los temas que ellos creían que con mayor probabilidad aparecerían en los exámenes. Al contrario del resto de los estudiantes, los cuales estaban sumamente nerviosos, Alessia estaba más que ansiosa porque llegaran al fin estos, y también para que se acabara el año.

Durante la siguiente clase de Pociones, los de Slytherin recibieron los horarios de los exámenes y las normas de funcionamiento de los TIMOS.

—Como veréis —explicó él a la clase mientras los alumnos copiaban de la pizarra las fechas y las horas de sus exámenes—, vuestros TIMOS están repartidos en dos semanas consecutivas. Haréis los exámenes teóricos por la mañana y los prácticos por la tarde. El examen práctico de Astronomía lo haréis por la noche, como es lógico.

»Debo advertiros que hemos aplicado los más estrictos encantamientos antitrampa a las hojas de examen. Las plumas autorrespuesta están prohibidas en la sala de exámenes, igual que las recordadoras, los puños para copiar de quita y pon y la tinta autocorrectora. Lamento tener que decir que cada año hay al menos un alumno que cree que puede burlar las normas impuestas por el Tribunal de Exámenes Mágicos. Espero que este año no sea nadie de Slytherin. Nuestra nueva... directora ha pedido a los jefes de las casas que adviertan a sus alumnos que si hacen trampas serán severamente castigados porque, como es lógico, los resultados de vuestros exámenes dirán mucho de la eficacia del nuevo régimen que la directora ha impuesto en el colegio...

—Por favor, profesor—dijo una de las chicas que Alex ni se fijó en ver quien era, que había levantado la mano—, ¿cuándo sabremos los resultados?

—Os enviarán una lechuza en el mes de julio —contestó.

Aquello era perfecto, tendría que esperar un mes completo para saber sus calificaciones lo cual era un alivio para algunos, pero algo malo para Alex, tenía que esperar demasiado por estas...

Su primer examen, Teoría de Encantamientos, estaba programado para el lunes por la mañana. Por lo que la noche anterior del domingo podían verse a los alumnos más concentrados que nunca, la biblioteca estaba llena, y las salas comunes también, con estudiantes metidos en sus libros o practicando algún encantamiento.

Esa misma noche, llegaron los examinadores los cuales llamaran la atención de todos mientras entraban con Umbridge. Fue una noche incómoda. Todo el mundo intentaba repasar un poco más en el último momento, aunque no parecía que nadie avanzara mucho.

La mañana del lunes, al contrario de las demás mañanas, al Alex llegar al comedor se encontró con muchos estudiantes despiertos, aunque dudaba que algunos por lo menos hubiera conciliado el sueño. Para su sorpresa, el trío de oro estaba también en el comedor, por lo que fue hacía ellos sin dudarlo.

— ¿Cómo es que pareces tan relajada? —comentó Ron quien notaba que la pelinegra estaba como si fuera solo un día normal. Hasta Hermione está nerviosa.

— No tengo miedo de los exámenes Ronald— contestó al comenzar a desayunar con algo de leche y huevos con tocino—. He estado preparada para esto desde que entré a Hogwarts...—soltó con suma arrogancia haciendo que el pelirrojo solo la encontrara menos soportable.

— Debimos haber estudiado con ella —comentó Harry algo preocupado pero ella solo rió.

— No hago milagros Potter— soltó Alessia riendo antes de caminar hacía el vestíbulo.

Mi igual (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora